—Capítulo 12.
Mi vestido era largo y blanco, era precioso, con todas las piedras de cristal alrededor de mi cintura. El rabo de rosas rosa pálido entre mis manos parecía que caería en cualquier momento, me sudaba la nuca y corrían ligeras gotas a lo largo de mi espalda.
A mi lado mi padre caminaba dándome una sonrisa tranquilizadora, movía sus labios diciendo: Todo está bien, cariño.
La iglesia adornada con flores en las bancas, el pasillo largo, los ojos puestos en mí. Pero los únicos que me importaban, le pertenecían al hombre que esperaba por mí en el altar. Mi futuro esposo, Zayn.
Levanto el velo de mi rostro para besarme. Sus labios suaves, cálidos, enérgicos y sensuales se movían entre los míos.
Pero cuando abrí los ojos no estaban los ojos color miel que esperaba, había unos verdes y grandes. Los ojos de Harry. Tenía una sonrisa torcida.
Desperté sudando frío. Dusty sentado frente a mí mirándome raro.
Lo sé amigo, estoy loca.
— ¿Jane? —La voz de Harry llegó desde el otro lado de la puerta.
—Pasa. —Me senté en la cama quitándome el suéter que llevaba puesto. Sentía demasiado calor.
—El desayuno está listo. —Su sonrisa grande y sus ojos brillosos. Igual que en mi sueño. — ¿Por qué estas sonrojada?
Camino hasta sentarse a un lado. Dusty subió a sus muslos ronroneando. —Solo tuve un mal sueño, tengo mucho calor.
—Creo que eso se llama menopausia. —Hizo una mueca burlona contagiándome de su buen humor.
—Solo soy un par de meses más grande que tú, podrías dejar de ser tan infantil. —Rodee los ojos.
—Y tu podrías tratar de ser menos gruñona, la edad enserio te está afectando. —Dio un salto lejos antes de que pudiera poner mi puño en su brazo. —Te espero abajo, abuela.
Cerró la puerta dejándome con la palabra en la boca.
Salí de la antigua habitación de Gemma para lavarme la cara antes de bajar a desayunar.
Des bebía de su café leyendo el periódico, Harry puso un plato frente a él.
—Gracias, hijo. —Dijo sin dejar de leer.
—Buenos días. —Des levanto un poco la mirada para sonreírme abiertamente.
—Buenos días cariño ¿dormiste bien?
—Excelente, gracias. —Harry dejo un plato con pan francès frente a mí. Mi favorito.
Empezamos a comer en silencio, Des doblo el periódico para seguir leyendo la nota. Yo tenía la vista en mi comida, sentía la mirada burlona de Harry, me ponía nerviosa.
— ¿Y a donde piensan salir hoy? Hace un día precioso. —Pregunto Des rompiendo el silencio que se había formado.
—Quiero que Jane pruebe los panques de Barbara.
—Son los mejores del pueblo. —Dijo dando un sorbo a su café.
Des salió después del desayuno al trabajo para media jornada. Ayude a Harry a limpiar un poco la casa, no estaba muy sucia para tener dos hombres viviendo en ella.
A medio día fui a darme un baño rápido antes de salir. Como dijo Des, hacia un día precioso, había un sol fuerte y despejado. Saque un vestido floreado y una cazadora de mezclilla.
— ¿Estas lista? —Pregunto Hazza al otro lado.
—Sí. —Puse un poco de brillo labial antes de tomar mi cartera y salir al pasillo.
—Eres la chica más hermosa que he visto en mi vida. —Él dice, volteando la cabeza como si no hubiese tenido la intención de decirlo en voz alta.
Me sonrojo un poco, pero sonrío ampliamente. —Tú eres la chica más hermosa que he visto en mi vida. —Digo y el suelta una carcajada fuerte caminando escaleras abajo.
—Eso trato. —Dice aun sonriendo.
—Es decir, rayos, mira esas pestañas.
—Gracias, es Maybelline. —Aletea las pestañas.
—Debo conseguir uno de esos.
Estar con él es realmente fácil, al menos cuando lo conoces bien. Es divertido, tierno, inteligente, atento y un tonto. Esa simple razón lo hace único.
Por otro lado esta Zayn, él es callado, reservado, es divertido, pero a medida. Suele tener mal temperamento, las veces que peleamos fue lo más horrible que hemos pasado.
Barbara, la dueña de la pastelería, era una mujer mayor, muy dulce. Los panques de nuez estaban deliciosos.
Harry me llevo al lago donde habíamos estado anoche, hoy no hacía frío. El sol se reflejaba en el agua, les pasto y las hojas de los arboles bailaban con el aire fresco del campo.
—Des tenía razón, los mejores del pueblo. —Dije dando un gran bocado.
Compramos media docena de panques del tamaño de la mano de Harry y no podía dejar de comerlos. —Quizá trabaje con Barbara. —Gire para verlo, sus ojos atentos al agua.
— ¿Por qué? —Cruce las piernas sentándome de lado para tenerlo de frente.
—Me gusta cocinar, —se encogió de hombros— quiero dedicarme a esto.
Levanto un panque a medio comer. —Pero no te quedaras por mucho aquí, ¿o sí?
Él no podía quedarse aquí, lo necesitaba en Londres junto a mí. —Eso depende de ti. —Sus ojos estaban brillantes. Se veía tan guapo, su largo cabello rizado amarrado en un moño flojo, el ceño fruncido por el sol, los ojos verdes, los labios levemente fruncido y los hombros algo tensos.
—Tienes los ojos más bonitos. —Admití mirando de sus ojos a los labios.
—Gracias. —Se sonrojo un poco. —Jane... —lo mire atenta. Nada.
—Harry, ¿Qué pasa? —Toque su hombro para que regresara su vista a mí.
Me miro a los ojos un momento antes de acercar su rostro al mío. Su nariz acaricio la mía, su mano toco ligeramente mi mejilla paseando sus dedos hasta mi nuca, sus labios rozando los míos, su respiración agitada mezclada con la mía y su aroma, la mejor sensación del mundo.
Paso la lengua por sus labios, sentí la punta de su lengua en mis labios entre abiertos, me miraba a los ojos como pidiéndome permiso. Cerré los ojos por completo y pegue los labios con los de él.
Pase mis brazos alrededor de su cuello y me senté a horcadas sobre él. Tenía una mano en mi nuca y la otra en mi cintura apretando fuerte, justo como ayer.
Era la mejor sensación del mundo. Sus labios besando ferozmente. Y solo una cosa en mi mente.
¿Cómo no había hecho esto antes?
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Mine.
Hayran KurguJane Sparks. Una chica bonita de 21 años, con sueños de grandeza. Se dará cuenta de que en su vida había ignorado por completo al que podría ser el amor de su vida, él, Harry Styles, el chico lindo que cualquiera quisiera tener, enamorado desde hace...