-Capitulo 4.

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Capitulo 4.



¿Cómo que te vas a Holmes chapel? Abrí los ojos lo más que pude poniendo sobre la mesa mis manos echas puños.

Me voy a vivir con mi padre.

Los papás de Harry estaban divorciados, Des vivía en Holmes chapel y Anne vivía aquí en Londres con Gemma y Harry. Pero no puedes irte. Le dije desesperada.

¿Por qué? Su mirada se hizo oscura, estaba molesto. Pero no sabía porque. ¿Por qué no puedo irme? Estoy cansado de estar aquí, quiero algo nuevo.

¿Y qué hay de esa chica que dijiste el otro día?

Ella tiene novio, y dudo mucho que lo deje por mí. —Tome su mano sobre la mesa, el no dudo en dar un apretón a esta.

¿Cómo puedes estar tan seguro? Eres increíble, un caballero, eres guapísimo, cualquier chica sería afortunada de tenerte. Soltó una risa irónica.

Cualquiera, menos ella. No le dije nada más. Porque, prácticamente no sabía que decirle. Él nunca había tenido una novia, no que yo supiera, y lo sabía todo de él. Vamos. Se levantó de su silla.

Pero acabamos de llegar. Le dije sin ponerme de pie y viendo como dejaba unos billetes en la mesa.

Estoy muy cansado Jane, no he dormido nada. Asentí moviéndome para ponerme de pie, Harry me ofreció su mano.

Todo el trayecto de camino hacia mi casa fue en silencio, solo el sonido de nuestras respiraciones, yo miraba a Harry, pero en ningún momento me miro. Lo vi abrir y cerrar la boca varias veces, como si quisiera decir algo pero no se atrevía. El ceño fruncido más profundo de lo que había visto alguna vez en su rostro.

Sabes que cuando seas un anciano tendrás unas arrugas horribles si no dejas de fruncir el ceño de esa manera. Le dije cuando estuvimos fuera de mi casa.

Por fin me miro suavizando su rostro y dándome una sonrisa de medio lado. Lo siento. Miro sus manos que ahora estaban en su regazo.

¿Entonces es definitivo que te vas? Asintió.

Por un tiempo. Siguió sin mirarme.

¿Cuándo te vas? Empecé a sentir un nudo enorme en mi garganta.

El lunes.

¿Tan pronto? Mis ojos se aguaron y la voz me salió entrecortada. Mi mejor amigo se iba.

Jane, no llores por favor. Soltó su cinturón de seguridad y me dio un abrazo fuerte. Hundí mi rostro en su cuello mojando su camisa por culpa de mis lágrimas. ¿De verdad quieres saber la razón por la que me voy?

Me separo de él sosteniendo mi cara con sus grandes manos, yo solo pude asentir. Ve el domingo en la tarde a mi casa. Lo mire confundida, corto el camino de mis lágrimas con sus pulgares. Hasta el domingo. Beso mi frente.

Estaba por bajarme de su auto. Harry, si es por esa chica, creo que deberías decirle a esa chica que te gusta, quizá ella sienta lo mismo.

Él me miro, en sus ojos podía ver que se moría por decirme algo, en vez de eso solo respondió. El domingo le diré. Asintió levemente soltando un suspiro.

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