Do you really wanna be alone? {Harry Styles}

Epílogo.

Harry.-

Abrí la puerta de la casa, ansiando estar dentro para poder sacarme la sudadera y desocupar mis manos. Estaba muriendo de calor y a pesar de que el verano estaba casi acabando, las temperaturas no querían descender.

Una vez que estuve dentro de la casa, dejé el bolso con mis cosas junto a la puerta y me quité la sudadera. El cachorro se removía en el suelo para que soltara su correa, pero si lo hacía iba a arruinar la sorpresa para los niños.

Las risas provenientes del patio trasero guiaron mi camino hasta el lugar, para encontrar a Grace sentada bajo una sombrilla junto a Danielle, mientras veían a los niños correr por el patio, persiguiendo a Miles que cada día parecía preferir tomar una siesta cerca de Grace que jugar con los niños.

Volví a la cocina para sacar una botella de agua de la nevera y un recipiente para que el cachorro pudiera tomar agua.

Esta vez había optado por una raza pequeña, un Corgi, porque Grace no había estado muy contenta cuando traje a Miles hace un tiempo atrás.

Cuando salí al patio, los niños no se percataron de mi presencia por lo que me acerqué a Grace y besé su mejilla.

–Hola, guapa –murmuré cerca de su oído. La sentí saltar levemente en su lugar debido a la sorpresa antes de que se volteara a verme.

–Pensé que ibas a llegar más tarde, cariño –dijo, atrapando mi rostro entre sus manos y depositando un suave beso en mis labios.

–Cambié turnos –le expliqué.

Me acerqué a Danielle y desordené su cabello como de costumbre.

–Aléjate, Harry –protestó entre risas, intentando arreglar su pelo.

–Liam dijo que no tardaba en llegar –avisé, sentándome junto a ellas.

El perrito saltó de mis manos en cuanto lo apoyé en mis piernas y Grace me quedó mirando.

– ¿En serio, Harry?

–Querían un perrito –respondí con una sonrisa–. Además, Miles podrá descansar ahora.

– ¡Papá! –Gritó Darcy, corriendo en nuestra dirección con los gemelos y Lizzy siguiéndole.

– ¡Ky, mira! –Lizzy apuntó al cachorro que ahora se había escondido debido al ruido.

Me agaché a recoger al perrito y para que los niños pudieran verlo.

–Es muy pequeño –comentó Demian, extendiendo su mano para acariciar su cabeza.

– ¿Podemos nombrarlo nosotros, papi? –Preguntó Ky.

Darcy, al contrario de los niños, no estaba tan interesada en el cachorro, ya que se había ido a sentar en las piernas de Grace con Miles a su lado.

–Por supuesto, chicos.

Grace se inclinó en mi dirección y susurró en mi oído–: Van a llamarlo Nanook, sea hembra o macho.

– ¡Ya sé! –Exclamó Ky con una sonrisa–. Se llamará Nanook.

Grace me dirigió una sonrisa casi arrogante. Por supuesto que lo sabía, les ha estado leyendo ese cuento durante todo el mes y los niños parecen no aburrirse de él. 

–Entonces la nueva amiga de Miles se llama Nanook –mencioné, dejándola en el suelo–. Espero que sean tan responsables como su hermana para cuidarla, ¿entendido?

–Sí, papi –respondieron los gemelos al unísono. Pueden ser mis hijos, pero eso no quita que cada vez que hablan al mismo tiempo me den escalofríos. Da miedo.

Grace apoyó su cabeza en mi hombro en cuanto me acerqué a ella y besé su coronilla.

Llegar a ese momento en que podía sentirme completo y satisfecho con cada cosa que había hecho para llegar hasta ahí, era la señal para plantearme nuevas metas. Y mi meta principal siempre sería hacer feliz a Grace y a mis hijos.

Ni Grace ni yo estábamos solos en esto, éramos un equipo. Y estábamos más fuertes que nunca.