Do you really wanna be alone? {Harry Styles}

Capítulo 6.

Harry.-

Se fue. Ella se enteró y me dejó. Esto no puede estar pasando de verdad.

«Harry tú eres el culpable, sabías que esto sucedería. » Me recordó mi consciencia.

Me dirigí a la cocina en busca de un poco de Whiskey para comenzar a formar una neblina en mi mente.

Ella se marchó, me golpeó y me pidió el divorcio. Va a llevarse a Darcy.

–Hola, Rosie– murmuré cuando la recepcionista del hospital atendió mi llamada.

– ¿En qué puedo ayudarte, cariño? – Su voz o la amabilidad con la que hablaba me recordaban tanto a mi mamá.

–Necesito que canceles todas mis citas de mañana por la mañana– tomé un trago del líquido ambarino y quemó su camino a través de mi garganta–. Me surgió un problema y no puedo ir hasta la tarde.

–Está bien, Harry– respondió Rosie–. ¿Darcy se encuentra bien?

–Sí, no te preocupes ella está bien– le aseguré–. Son problemas personales. Los solucionaré.

–Entiendo, voy a hablar con Julie para que te cubra por la mañana– bebí otro poco de whiskey y sonreí sin razón–. Adiós, Harry.

–Adiós, Rosie– me despedí en un murmuro–. Muchas gracias.

Corté la llamada y lancé el estúpido móvil contra la pared.

Al diablo con esto. Se acabó.

–Acepto– mi voz sonó ronca y vibró dentro de mi pecho.

– ¿Aceptas a Harry Edward Styles cómo tu legitimo esposo? –el juez esta vez se dirigió a ella y sus ojos se iluminaron con ansiedad

–Acepto– su voz sonó tan dulce, tan tímida que me pareció lo más adorable del mundo. Una lágrima cayó de su ojo y me apresuré a quitarla con mi pulgar.

–Los declaro marido y mujer, puede besar a la novia– las personas dentro del lugar donde se llevaba a cabo la ceremonia comenzaron a aplaudir y a dar pequeños gritos de alegría. Pero para mí solo existía ella con una hermosa sonrisa que me deslumbraba.

–Por siempre– susurré antes de unir mis labios a los suyos. Tan dulces y suaves como siempre.

Alejé el recuerdo tan rápido como llegó y mis ojos se humedecieron.

Dios, ¿cómo fui tan imbécil?

Jay tenía razón, jamás le agradó la idea de tenerme en la familia al ser el marido de su hija porque sabía que le rompería el corazón y fue exactamente lo que hice.

«Harry se acabó. Ya déjalo. » Insistió mi consciencia.

Bien, se acabó. Puedo seguir adelante.

Me levanté del sillón en el que minuto antes había caído rendido con el vaso en la mano y el teléfono al otro lado de la sala hecho añicos.

Entré al estudio y la esencia de Grace estaba por todo el lugar. Ella pasaba bastante tiempo acá estudiando casos y viendo el modo de salir triunfadora en cada juicio.

Me senté en el escritorio para poder llamar desde el teléfono que había ahí.

–Hola, soy Harry– saludé un vez que cogió el teléfono.

– ¿Harry? – Preguntó consternada–. ¿Qué ocurre? ¿Por qué me llamas?

–Ella lo sabe, Cassia –susurré.