Capítulo 11.

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Grace.-

Cerré la puerta de mi casa y dejé todas mis cosas sobre la mesa del recibidor.

Sentía un extraño e inexistente peso sobre mi mano izquierda, el lugar donde habían estado mis anillos durante casi cinco años.

Nuestro quinto aniversario estaba a la vuelta de la esquina, sin embargo no iba a celebrarse. Ya no había motivos para celebrar algo que se había hundido cual Titanic.

Mi móvil comenzó a sonar, anunciando una nueva llamada.

–Lucas –respondí, esbozando una suave sonrisa.

–No debí decirte mi nombre –rió–. ¿Cómo estás?

Me encaminé hasta la cocina en busca de algún bocadillo.

–Bien, supongo –murmuré–. Sigo un poco preocupada por mi pequeña pero ella está con Harry ahora.

–Tienes que calmarte, Grace –sugirió–. ¿Por qué no vamos a cenar?

Volví mi vista a la nevera sin nada apetitoso para mí y acepté su propuesta.

– ¿Estás segura de que quieres ir a McDonald's y no a algún restaurante? –Preguntó Luke confundido.

–Me gustan las hamburguesas, quiero una hamburguesa e iremos por una hamburguesa –repetí entre risas.

–Bien, iremos por hamburguesas entonces –accedió–. Paso por ti en una hora, me queda solo un paciente.

–De acuerdo, nos vemos –me despedí y finalicé la llamada.

Un ladrido se oyó en el patio trasero y recordé que Miles estaba en casa.

–Entra, amigo –le ordené, abriendo la puerta y dándole paso al animal.

Se sentó sobre sus patas traseras, junto a la puerta, moviendo su cola de un lado a otro.

Cuando comencé a entrenar a Miles, me encontraba en la cabaña de mis padres. Estaba aburrida y realmente no imaginé que conseguiría que esa bola de pelo negro, ahora gigante, obedeciera después de un par de días con sobornos.

–Me extrañaste, ¿no es así? –Comenzó a lamer mi cara y reí–. Ven, cariño. Creo que es hora de nuestra rutina.

Me senté en el suelo de la sala y cepillé a Miles, era una excelente forma de calmarlo y a la vez asegurarme de que su pelaje luciera perfecto siempre.

–Vas a quedarte aquí, Miles.

No me importaba parecer una lunática por hablar con mi perro, porque por lo menos yo, estaba completamente segura de que aquel animal me entendía.

Subí a mi habitación para cambiarme y estar lista para cuando Luke llegara.

Una camisa a cuadros sobre la camiseta blanca básica, jeans negros y mis Converse blancas reemplazaron la incómoda y aburrida falda negra y la blusa blanca que llevaba puesta para el trabajo, sin mencionar que los zapatos habían estado torturando mis pies durante toda mi jornada laboral.

Little darlingthe smiles returning to the faces– canté suavemente, mientras peinaba mi cabello–. Little darlingit seems like years since it's been here.

El timbre de la casa sonó, tomé mi chaqueta, mi celular y bajé para poder abrir la puerta.

–Quieto ahí, Miles– le ordené en voz baja, antes de abrir y encontrarme con un muy sonriente Luke frente a mí.

Do you really wanna be alone? {Harry Styles}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora