Capítulo 4.

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Harry.-

–Acá no, querida– susurré sobre sus labios–. Alguien puede entrar y me meteré en problemas.

–Harry, por favor– suplicó con su boca a milímetros de la mía–. Sería la tercera vez que me haces lo mismo.

–Lo lamento, bonita. Venga ya levántate– repetí con nerviosismo.

–Mañana podrías ir a mi casa– habló, poniéndose de pie lentamente–. Ya sabes, para terminar lo que nunca acabas.

–Está bien, mañana nos veremos en tu casa– accedí finalmente–. Adiós, Cassia.

Se acercó a mí nuevamente, rodeando mi cuello con sus brazos para luego cubrir mi boca con la suya. Nuestras bocas librando una batalla sin fin, donde el tiempo y espacio de esfumaban y lo único que podíamos sentir era nuestras agitadas respiraciones.

–Papá– solté con rapidez a Cassia y me giré a la puerta para ver a mi pequeña con un folder entre sus manitos.

–Princesa, ¿qué haces aquí? –Me arrodillé para quedar a su altura–. ¿Dónde está tu mamá?

–Me ha dejado venir sola hasta tu oficina para que te entregara esto– me tendió el folder, sus finas cejas estaban fruncidas–. ¿Quién es ella?

Cassia comenzó a toser con asombro. Sabía que Darcy tenía dos años pero no que era bastante inteligente para su edad.

–No importa, querida– besé su frente y sonreí–. Dile a tu mamá que la amo y que muchas gracias, ¿podrías hacer eso por mí?

–Pero tú estabas besándola– apuntó su boca y mi corazón comenzó a latir más rápido.

–Darcy, tienes que prometerme que no le dirás a tu mamá sobre esto, ¿vale? –Quité unos cuantos rizos de sus ojos y le sonreí–. Por favor, princesa.

Asintió con desconfianza y se quitó nuevamente el cabello de los ojos.

–Ella estaría muy decepcionada de ti, Styles– abrí mi boca para regañarla pero se había dado media vuelta y largado en dirección a la recepción.

Me levanté del suelo, anonado por la actitud de mi hija.

–Se parece mucho a ti, Hazza– susurró con asombro–. Es una niña muy lista.

–Tan lista como Grace, Cassia– dije entre dientes–. Vete.

–Pero, Hazza– replicó confundida.

–Deja de llamarme Hazza y vete– gruñí–. Ahora, joder.

Me miró con confusión y se apresuró a salir de mi oficina.

« Bien hecho, Styles. Acabas de arruinar todo. » La voz de mi consciencia se burló con crueldad.

Miré la fotografía de Grace sobre mi escritorio y pareció que hubiesen reemplazado mi sangre por algo más pesado como el plomo, provocando que cada latido de mi corazón se sintiera doloroso.

–Harry– la voz de Liam me despertó de mi pequeño martirio personal–. Necesito que me ayudes a asistir un parto.

– ¿Sucede algo? –Pregunté confundido.

–La paciente tiene problemas y una vez que saquemos al bebé tendré que ocuparme de lleno a ella– explicó en voz baja–. Tendrías que encargarte del bebé.

–Vamos a prepararnos, entonces– respondí, sacudiendo mi cabello.

Una vez dentro de la sala de parto comprendí la razón por la cual no me dejaron asistir el parto de Grace. El nerviosismo y la ansiedad hubiesen nublado mi juicio por completo y la vida de mi esposa hubiese corrido más riesgo.

Do you really wanna be alone? {Harry Styles}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora