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Aprovechando la confianza que le dí, sonríe ampliamente y se sienta a mi lado,  me sonrojo... ¡¿Qué estoy haciendo?!
—No eres muy fanática del fútbol por lo  que  veo. Lo miro con asombro,  él permanece observando al  campo.
—¿Tan obvio es? Río animadamente y el ríe también. —Creo que una fan adoraría estar en la conferencia oficial de su padre.

Tiene razón,  estoy  muy feliz por papá,  pero es demasiado aburrido estar oyendo esas cosas, no quiero dar explicaciones así que me encojo en hombros y digo—:Tengo otros intereses, es todo.
Y antes de que seguramente preguntara cuales son mis intereses,  mi teléfono vibra y segundos después la voz de Philipp suena a todo volumen con «Das Land der Vollidioten»

Das ist das Land der Volidioten
die denken, Heimatliebe ist gleich Staatsverrat.
Wir sind keine Neonazis und keine Anarchisten,
wir sind einfach gleich wie Ihr, von hier.

Marco se sobresalta y no puedo evitar carcajear. —Disculpa.  Tomo la llamada y Philipp saluda desde el otro lado del teléfono. —Linda,¿irás al concierto en Frankfurt mañana? Me rio por la expresión de susto aún presente en el rostro de Marco y contesto—: Claro que si, va a estar muy bueno el toque,  ahí estaré lindo.  Sonríe,  me lanza un beso y se despide.

Tras guardar mi teléfono en el bolsillo de mi pantalón,  veo a Marco,  está con una sonrisota que creo que ya se le encarnó.
--- Creo adivinar por qué no te gusta el fútbol.  Ríe —Lo dices por el tipo de música ¿cierto? — respondo sabiendo por donde va la cosa, y antes de que diga nada  más,  añado—: todos creen lo mismo,  me han dicho que rock y deportes no van.
Él me mira sorprendido y yo le resto importancia al asunto.  Me parece patética esa idea de 'rock y deporte no va'  es tan superficial que creo que le sacaría los ojos al que me lo dijera otra vez, por eso no le dejé continuar. ¡Menudo lio al que se iva a meter!

—Pues temo decirte,  gruñona, que no pensaba eso,  pero ahora que lo dices... —se rasca la barbilla pensativo y le doy un leve codazo con toda la chulería que la española me heredó, sin ninguna pena. Cuando me lo propongo soy mas loca que un gallina. — No conozco a ningún roquero fanático del fútbol.
Pongo mis ojos en blanco,  y controlo el impulso de sacarle los suyos, cruzó mis brazos, levanto mis cejas y con orgullo digo—: Para tu información,  fui guardameta del equipo de chicas de Mainz hace unos años. Lanza una sonora carcajada y yo lo miro con reproche,  ¡Confianzudo, el burlón este! 
—Mira tú,  la roquera guardameta del equipo de chicas. Se mofa.
—Y no dudes chato, que aún tengo mi técnica.
—¿Ah si?. —Si
—Pruébalo.

Joderrr éste.
Lo veo e ignoro su última frase,  pero segundos después insiste:—¡Vámos! Te reto a que detengas todos mis tiros,  si gano,  vendrás al primer partido del Borussia con mi camiseta puesta. Ríe poniendo la cara de un verdadero pajarillo.  Lo miro sorprendida,
—¿Te  crees mucho verdad?. Lo veo y él asiente orgulloso. —Si,  nadie me detiene los tiros. Río, y dispuesta a dejarme llevar por su galantería, me pongo en pie e indico—: Bien,  veremos. Pero dime, presumido,  ¿que ganó yo?.
Vuelve a rascar su barbilla y dice—: Lo que tú quieras. —Bien.  Asiento confiada de mi habilidad para  detener el balón.
Cuando tocamos el césped del campo,  Marco aparece tras de mi con un balón en las manos. Mientras yo busco mi posición en la portería,  casi resbálo puesto que llevo botas militares y obviamente no son para jugar fútbol.
—Estoy seguro que me ganarás mientras uses esas botas. Me volteo y lo veo sonreír. Tengo ganas de mostrarle mi precioso dedo medio,  pero me despejo esa idea. Él, consciente de mis propósitos, me lanza un par de botines deportivos de mi talla precisamente,  ¡Buen ojo!
Cuando llego a la portería, recojo las mangas de mi blusa, me deshago de las botas militares y me pongo los que me ha dado Marco. En segundos, estoy más que preparada para mostrarle a ese pollito presumido lo que sabemos hacer las de Mainz.

Invierno (Marco Reus Fanfiction)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora