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-¿Disculpa? - trato de fingir confusión, resistiendo mis impulsos de dejar salir un par de cositas para él, no quiero que me despidan por lesionar a un jugador. Pero vaya, ¿Como se le ocurre que iba a llamarlo?

-Un placer saludarte, Sofía. - dice con una voz tan masculina y educada que cualquier caballero envidiaría. Llevaba puesta una camisa negra de mangas largas, un pantalón negro y un reloj de plata en la muñeca izquierda. Tan sencillo como puede sonar, pero tan atractivo que me llegué a sentir idiota por estarlo viendo de aquella manera.

-Un... Placer Marco. - ¡Y que placer! Si aquello no era un hombre cualquiera, era un galán en toda la extensión de la palabra... Ufff ya hace calor.

Camina hacia mi, lentamente, casi imperceptible. Ninguno de los dos habla, él solo se limita a caminar hacia mi, y yo a dar pasos hacia atrás. La distancia se va acortando entre nosotros, hasta que yo reacciono.
-Muy bien, debo irme. - suelto aquella estupidez y me doy media vuelta, dispuesta a meter la llave en la ranura del automóvil. Pongo la maleta con las cosas del equipo que llevo en las manos, sobre el carro para poder abrir la puerta. Meto las llaves, pero su mano detiene la mía de pronto.
Su piel casi brilla en la oscuridad, se mueve suavemente sobre la mía, y baja hasta mis dedos. Saca las llaves de la ranura.

Me estremezco.

Pronto, su cuerpo se pega un poco a mi espalda. Tengo los ojos cerrados, respiro dificultosamente, trago pesado y el lo nota.
-Tranquila, Sofie. - respira en mi oído. Aspira mi cabello, mi cuello y mi mejilla desde atrás.
¿Por qué me estoy dejando hacer todo esto?

-Marco... - lo que quise que sonara como un quejido, sonó como un gemido, más bien. ¡Joder!
Aquello le incentiva más a bajar por mi cuello y seguir aspirando mi esencia.
Es entonces, cuando me decido a reaccionar, que sus expertas manos hacen una maniobra y me dejan ahora viéndolo fijamente a los ojos... Aquellos ojos...

Acerca su rostro al mio, se desvía y aspira la línea de mi clavícula.

-¿Cómo está tu labio? - pregunta, moviéndose hacia arriba. ¡Vaya espectáculo que nos estamos llevando en el estacionamiento! Si estuvieran las luces encendidas estaríamos en serios problemas, aunque a la que despedirían sería a mi, no a la estrella del fútbol en Dortmund.
No estoy dispuesta a correr tal riesgo, pero vaya que es difícil resistirse.

-Marco, para...
-Shhh, Sofía. Me he pasado el fin de semana entero pensando en ti, y ahora vienes y trabajas en el mismo sitio que yo. - deja de aspirar mi piel y pasa sus finos labios rápidamente por mis mejillas. Con movimientos rápidos que me llenan el pecho de mil emociones, mil sensaciones que nunca había experimentado. Suelto un gemido cuando sus labios capturan el lóbulo de mi oreja. Lo siento sonreír, así como siento también su aliento sobre mi piel.
Esto es demasiado.

Me empuja hacia el auto y quedo aplastada contra su cuerpo. Mis manos buscan como separarse de mis costados, casi involuntariamente se dirigen a su pecho. Pero no me muevo más. Ni un poco. Soy como una muñeca de trapo en sus brazos, me dejo hacer.

Sus labios siguen su tarea de provocarme escalofríos y calor, miedo y placer. Hasta que se desvían a mis labios, y cuando siento que mís pulmones van a estallar de tanto retener la respiración, un estruendo hace que nos sobresaltemos, pero en vez de separarnos, nos unimos más. Nos miramos, nos miramos y nada más.

Das ist das Land der Volidioten
die denken, Heimatliebe ist gleich Staatsverrat.
Wir sind keine Neonazis und keine Anarchisten,
wir sind einfach gleich wie Ihr, von hier.

Aquella música seguía, y yo como una estatua me mantuve observando a Marco a esos sus indescriptibles ojos. Sonreía.

Es tu teléfono Sofía AlessandraTuchel. ¡Tu maldito teléfono está sonando!

Invierno (Marco Reus Fanfiction)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora