The art of love [Yaoi]

VIII

Era martes por la mañana, Noel se encontraba algo adolorido porque el moreno de anoche no sabía moverse tan bien.

—Me hubiera tirado al rubio— dijo en voz baja el castaño mientras vertía un poco de miel en su té.

—Buenos días…— dijo Antonio mientras entraba a la sala de profesores.

Se dirigió a la mesa para preparar su café mañanero. Noel no lo pensó dos veces y corrió a él para abrazarlo.

—¡Perdón perdón perdón!

—Argh… ¿De qué te disculpas?— Antonio alejó a Noel y continuó con su café.

—De ayer… en no despedirme— Noel abrazó nuevamente al barbón y este ya no batalló para alejarlo.

—Da igual.

—¿Estás enojado?

—No.

Noel le sonrió y le besó la mejilla.

—No volverá a pasar.

Antonio dio un suspiro y desacomodó el cabello del castaño, viéndolo a los ojos sin expresión alguna.

—Como sea, no me afectó tanto— dejó el cabello del castaño en paz y continuó con la preparación de su amargo café.

Noel lo abrazó por detrás, pegando su mejilla en la fuerte espalda del barbudo, mientras le llegaba el olor de su loción. Noel dio un suspiro, era un olor que quería apreciar siempre por las mañanas y tal vez por las noches.

—Antonio es fuerte… podría ganarle a un oso.

—Ajá…

Noel cerró sus ojos, relajándose con el exquisito olor de Antonio, pero el sonido de una cámara hizo que abriera los ojos y mirara la entrada.

—¡Son tan lindos juntos!— gritó Ariel mientras entraba a la sala de profesores.

—Argh…

—Ariel— Noel soltó a Antonio para abrazar y plantar un beso en la mejilla de su nueva compañera de trabajo.

—Es tan lindo que podría comerlo— Ariel cargo al chico, provocando una risa tierna del castaño.

—¡Ariel es muy fuerte!— exclamó Noel.

Antonio los observaba mientras tomaba el café, miró al suelo y se dio cuenta de unas hojas engrapadas tiradas. Las tomó y vio un título tentador. "Arte en la ciencia."

Curioso, Antonio dio vuelta a la página y comenzó a leer.

"El barbudo se perdió en el beso, el cuál, cada vez era más intenso. Noel tenía sus débiles brazos enredados alrededor de su cuello y él tenía sus fuertes brazos alrededor de la esbelta cintura del otro. Antonio se separó del beso para tomar aire, cosa que el castaño aprovechó para dirigirse a una de las mesas de práctica del laboratorio.

—An-to-nio~— seductora voz la que escapaba de la boca del peli-largo.

El castaño oscuro siguió la provocadora voz, encontrándose con Noel sentado, casi acostado, en la mesa, invitándolo a acercarse más.

El barbudo aceptó la invitación y se acercó a él sin pensarlo dos veces, tomándolo de la nuca y acercándolo a él para así besarlo.

—Diablos… ¿cómo es que haces esto, eh? ¿Cómo logras siempre seducirme?— reclamó y, acto seguido, lamió sus labios lascivamente.

Noel sólo sonrió y se desabotonó la camisa lentamente, torturando con cada paulatino movimiento al ya desesperado barbón.

—¡Vamos Noel! ¡Hazlo rápido!— apresuró Antonio.