Capítulo 2

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Dios mio que vergüenza, ¿Qué hace Max mirándome?, madre mía como Criss se entere pobre de mi, pero no entiendo que hace aquí en vez de estar con su novia.... ¿y si le gusto?, por favor Ali déjate de tonterías, creo que es la primera persona con la que establezco contacto visual fuera de clase, dios mio, me muero de la vergüenza ¿por qué no se va ya?, sabe que sé que me está mirando y sigue, dios creo que me estoy poniendo demasiado roja, seguro que parezco un tomate, venga Ali que tu puedes, saluda lo. Y dale con los actos reflejos, como una boba le hago caso a mi yo interno y levanto sutilmente la mano- Ahora si, ahora si que me muero como no me devuelva el saludo voy a quedar como una mema aii, pero que he hecho - me recrimino

Y como si me hubiera leído la mente, levanta la mano muy seguro y me devuelve el saludo, junto a una sonrisa que transmite - umm, ¿pena, lástima?, lo sabía este chico no se fijará en mi en la vida, solo hay que mirarme, soy una zanahoria regordeta, no pegamos ni con cola, solo me ve como a la chica que con la que todos se meten y saca buenas notas.

Paso de seguir haciendo el tonto aquí, así que recojo mis cosas y me dirijo al aula.

Las horas se me hacen eternas y siento la mirada de Max clavada en mi durante las siguientes clases, menos mal que parece que el único que se fija en mi es Max , ya que las chicas hoy no me han regalado ninguno de sus bien recibidos insultos - nótese la ironia-.

Cuando salimos del instituto, espero y espero a mi padre, ya he le dejado como 15 llamadas perdidas a mi madre y a el, al final paso de seguir esperando y regreso andando hacia mi casa - así al final podré adelgazar- digo intentando ver el lado bueno de las cosas.

De camino a casa, me cruzo con la persona a la que menos esperaba, paso por su lado y de repente me agarra del brazo, su tacto estremece mi cuerpo, y rezo por que no se note.

¿No me piensas saludar?- Me recrimina Max.

¿Perdona?-No se a que viene esto, dios mio siento que se me va a salir el corazón.

Somos compañeros de clase, es lo mínimo que podrías hacer - Me dijo tan tranquilo.

Sin saber que hacer decirlo ignorarlo y sigo mi camino hacia mi casa, ese comentario me ha dolido ya que él nunca ha movido un dedo cuando todos se han burlado de mi.

Adiós Max- Le digo, lo único que quiero es llegar a casa y escribir en mi diario, lo necesito.

Espera, no te vayas, Alicia quiero hablar contigo- Añade volviendome a coger el brazo- por favor.

Vale, esto me pilla por sorpresa, como es que Max quiere hablar conmigo.

-¿De que quieres hablar?.

-Ven, te invito a tomar algo.

-Esta bien, vamos.

Haciendo un acto inesperado, me quita la mochila y se la cuelga sobre un hombro, vale, ya se lo que quiere, este chaval me quiere matar, dios mio, el corazón me va a mil.

Caminamos en silencio, hasta que llegamos a un Starbucks, pido un batido de vainilla y el se decide por uno de chocolate.

-¿Bueno y qué me quieres decir?- Digo armando me de valor.

-Alicia.... No se que me pasa, últimamente no dejo de darle vueltas a un asunto en mi cabeza.

-Cuéntame.

-Es sobre tu y yo.

-¿Como que sobre nosotros?- Le espeto cada vez más desconcertada.

-Lo que pasa es que creo que me gustas y sé que yo te gustó a ti, no me lo niegues- me soltó, clavando me sus ojos en los mios

Dios me he quedado bloqueada no sé qué contestar, solo me concentró en sostenerle la mirada.

-No estoy para bromas - Dije saliendo del embrujo que supone para mi sostenerle la mirada, acto seguido me levanté, dispuesta para irme hacia mi casa.

-Joder, Alicia, no entiendes lo que esto supone para mi.... - Me dijo elevando la voz.

No supe que contestar, simplemente me quedé quieta, y no sé como pero terminé llorando en su hombro, incapaz de moverme, y con un terrible miedo a que este momento termine.


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