Pero para ese entonces yo creí que era demasiado tarde, por lo que entré en un estado de nerviosismo, siempre conservando mi cordura, pero nervioso. Todo esto mientras bajaba por la pequeña escalera que continuaba a la trampilla que había forzado segundos atrás.
¡HEY! ¿QUIÉN ANDA AHÍ? Escuché una voz demasiado lejana, aproveché esa alerta para concentrarme en lo que estaba haciendo.
Cómo se espera de un excelente estudiante, conozco cada parte del faro, tal como si fuese mi propio hogar, por eso no tardé más que treinta segundos (tal vez fueron cuarenta) en llegar hacia la palanca que daría motor al inmenso foco. El ruido de la maquinaria es aturdidor y la pegajosa grasa no deja de caer sobre el tablero que contiene el controlador del faro.
Ejerciendo presión sobre la palanca más grande (fue la primera que pude notar), logré encender las luces dentro de éste mismo. Y en milésimas de segundos ya estaba presionando el botón rojo que muy borrosamente tenía escrito "ON" sobre él. Más ruido de vieja maquinaria mientras comienza a girar la gigantesca vela e ilumina a su paso todo el océano, o al menos lo suficiente como para notar quién está a tu lado. Pasé un minuto sentado sobre la tibia grasa con uno de mis pantalones favoritos, mientras tapaba con ayuda de mis manos ambos orificios de mis oídos. Cuando supe que había logrado mi objetivo, con una señal de satisfacción en mi rostro me digné a subir por la escalera.¡HABLA LA POLICÍA! ¿QUIÉN ESTÁ AHÍ? Nuevamente la voz, pero ésta vez se escuchaba aún más cercana. Deduje que el supuesto "policía" estaba subiendo por las escaleras, por lo que no me precipité a bajar.
-Mejor lo espero aquí arriba.
Doce segundos después, contados por mi propia cabeza, ya pude notar el azuloso gorro del policía. Por lo que le cedí el paso ante tal descuidada primera impresión. Lo que menos necesitaba en éste momento, era que el creyera que soy una especie de ladrón o algo por el estilo.
+ ¿Qué haces aquí? ¿No sabes que está prohibido? Insinuó exactamente lo que yo estaba temiendo.
- Para nada señor oficial, si quiere que le cuente lo que sucedió es preferible que bajemos. Muy respetuosamente ofrecí contarle el suceso ocurrido hace algunos segundos. Tal fue mi respeto, que el mismo accedió.
Una eternidad bajando las oxidadas e interminables escaleras después, estábamos llegando justo a la húmeda arena. Todo el viaje fui mirando hacia abajo, no me interesaba ver hacia arriba para encontrarme con algo que no buscaba... ¿Si me entienden?
+ ¿Y? ¿Qué puedes decir en tu defensa? No se notaba para nada agresión en su tono de voz, era una especie de aurora boreal coloreando palabras sin sentido.
- Verá oficial, lo que sucede es que yo estaba caminando por el puerto, cuando logré visualizar dos barcos que iban a colisionar y pues...
Continué hablando unos largos veinte minutos, describiendo cada minúsculo detalle de lo sucedido hace unos pocos minutos. No se me escapaba ni el aroma del aire, el cuál por cierto, tenía una fragancia salada.
+ Está bien, te creeré, simplemente porque describiste todo tal y como yo lo vi. Al igual que la medicina, esas palabras curaron por completo mi nerviosismo.
Preguntó acerca de mi apartamento, el lugar donde se ubicaba y seguido de eso, ofreció llevarme pero rechazó tal oferta. Si existe algún miedo en mi persona, es nada más y nada menos que encontrarme en el asiento trasero de una patrulla. Entre un "Cuídese" y muchos "Adiós", se despidió mientras sonaba fuertemente el motor de su vehículo, y en un pestañeo desapareció de mi vista. Yo por mi parte comencé a caminar en dirección a mi casa, la brisa del viento decía que estaba en lo correcto.
Llevo unos largos veinte minutos caminando por la acera, cuando al voltear mi mirada hacia una tienda, logro observar a Janelli dentro de la misma. Y sin darme cuenta, como un idiota me quedo observando sus perfectas piernas, las cuales movía con suma delicadeza de un lado hacia otro.
Cuando me quise percatar, ella ya estaba mirándome fijamente a los ojos mientras movía su boca en inútil intento de comunicarse conmigo a través del cristal de la vidriera, pero obviamente yo no entendía nada. Lo único que pude rescatar de sus labios, fueron las palabras "Tan tarde". Y levantar ambos hombros fue todo lo necesario para que ella salga a la vereda para continuar nuestra, ahora, iniciada conversación.
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Anacronismo
Acción"Tardé milesimas de segundos en darme cuenta lo que realmente había sucedido, y para entonces, la sangre ya era hiel". - Dije riendo atípicamente, mientras una lagrima recorria cada sector de mis labios. No busque explicación alguna, sabía que era i...