Porvenir

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No creerán mi cara de horror cuando comprendí lo que había hecho. Yo había ayudado a la mafia a distribuir su asquerosa sustancia ilegal, penada por la ley. ¿Quién comprendería mi inocencia? ¿De qué forma explico que yo simplemente quería ayudar?.
Busqué formas de comunicarme con la policía, improvisé diálogos para probar mi inocencia, la culpa me carcome la cabeza y no puedo dejar de pensar en lo que hice. Por minutos el miedo es el motor principal de mi cuerpo, el cual mantiene mis ojos abiertos y me ayuda a continuar. Pero de los recuerdos convertidos en sombras que muchas personas atesoramos en cajas fuertes dentro de nuestra cabeza, emergió un rayo de esperanza, una idea

-El papel. Dije, cómo si estas palabras hubieran surgido solas de mi boca.

Comencé a dar vuelta la casa en busca de ese papel. "¿Por qué no aparecía? ¿Dónde lo había guardado?", entre otras preguntas que me hacía mientras lo buscaba. Treinta y quién sabe cuántos segundos después recordé que jamás lo había guardado, tan solo memoricé 5 lugares de los 20 que había anotados en él (aún los recuerdo).

- Vamos Dael, eres una persona inteligente. Comencé a alentarme a mí mismo para poder atravesar ésta dura noticia.

Me dirigí hacia el aparentemente cómodo sillón negro que tengo frente a mi cama, el cual está casi impecable (no estoy acostumbrado a sentarme en el) y me quedé pensando, imaginando un plan para poder revertir todo lo que había provocado mi gigantesco descuido.
Una hora y media estuve en la misma posición, si tuviera que describir mi cabeza en ese tiempo sería una síntesis de la brasa que va surgiendo a medida que se consume la leña de una fogata que pretende brindar calor a una familia promedio. No logré diseñar un plan perfecto, la suerte no estaba de mi lado, así que tuve que optar por el plan menos "peor". Por lo que realicé un listado de lugares, en los cuáles por el papel de aquel hombre, yo recordaba que la mafia solía reunirse.

- Darshul Town es el primero de la lista, tengo que recolectar información sobre él de alguna manera.

Comencé a buscar en internet, libros, enciclopedias, pero no figuraba otra cosa que "Área peligrosa". Su ubicación la sé perfectamente, pero hay que ser muy idiota para entrar en una zona así sin siquiera tener un plan de respaldo, y yo no soy ningún idiota. O por lo menos no tanto como para hacer una estupidez así.

- Ya está. Dije mientras repasaba el plan que hace minutos se me había ocurrido.

Rondaban las 2 A.M para cuando me dirigí hacia mi cama. Aunque mi cabeza estaba en llamas tardé menos de 20 minutos en dormirme, el estrés había acabado con todo rastro de energía en mi cuerpo. Me desveló el sol al otro día, quién firmemente insertaba sus rayos sobre mis claros ojos, lo que afirmaba la hora de levantarse (ésta vez no escuché la alarma).
Me levanté sin producir sonido alguno y fui hacia el baño, quién se encuentra a menos de 25 pasos de mi cama. Encendí la ducha y mientras el vapor se afirmaba en mi cuerpo, repasé una y otra vez el "detallista" plan que había elaborado. No podía dejar de pensar en las pobres personas que serían brutalmente asesinadas por los mafiosos que distribuyen su... su droga, es por eso que un cigarrillo fue todo mi desayuno.
Eran las 4:30 P.M cuando ya no tenía nada para hacer, esperé a que el reloj marcara las 4:35 para medir el tiempo que tardaría en llegar el bus a la parada. Siento frío y no sé si es por el clima o simplemente por mi sangre, pero yo tiemblo del frío. Tal y como dije, salí de mi casa y caminé en dirección a la parada de bus, el cual, si mis medidas no me fallan, llegaría en exactamente dos minutos.

- Estoy volviendo a fumar demasiado. Fue en la única cosa que pude pensar que no implique la palabra "mafia" en ella.

Me percaté de que el frío provenía del clima, lo que hasta cierto punto me calmó mientras subía por las metalizadas escaleras del viejo y oxidado bus. Está completamente vacío y el conductor ni siquiera volteó su mirada para asegurarse de que pague el pasaje (aunque así lo hice), pero yo tranquilamente me senté en la parte trasera del mismo.
Mientras el viejo transporte me acercaba a mi objetivo yo me dedico a mirar por la ventanilla a mi derecha, y todo lo que veo es simplemente personas que repiten su rutina una y otra vez. Es por eso que yo admiro tanto a las personas que padecen alguna locura (o así la llamamos los idiotas rutinarios), porque ellos rompen con todo esquema lineal, no les interesa la opinión del resto si ni siquiera se preocupan por la de ellos mismos.
Una mujer discutiendo con lo que parece ser su marido, el tránsito nuevamente está estancado en otra esquina, cientos y cientos de personas entran y salen de tiendas de ropa en éste instante. Me animaría a decir que puedo adivinar las actividades que una persona completamente desconocida realiza a lo largo de la semana, y solo me equivocaría en su color de cabello. Pero sin embargo yo acepto que también pertenezco a lo que denomino masa social rutinaria, soy parte de todo lo que odio. Pero esto se debe a que el gobierno corrupto y la sociedad no me permiten crecer fuera de una rutina constante y aburrida. ¿No se aburren de sus vidas?

AnacronismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora