Abrir los ojos, mirar las luces que con intensidad alumbran tu rostro, escuchar una sirena que retumba y volver a cerrar los ojos.
Abrirlos y ver un sin número de personas rodeándote y sentir que eres desplazado, sin poder moverte. Cerrar los ojos.
Abrirlos una vez más; no poder reconocer donde te encuentras, no sentir nada puesto, sentir un leve dolor en tu muñeca, no tener fuerzas para moverte. Cerrar los ojos y descansar.
Perder todo contacto con el exterior.
Así se había sentido Roy en las cuatros horas próximas al accidente que había sufrido.
Descanso cuatro días sin despertar, siendo este nutrido a través de inyecciones.
Manteniendo la fe de su vida en algunos latidos que todavía se sentían.
Escuchar voces, poder abrirlos ojos, observar un techo blanco que carece de impureza, sobre ti, observar la ventana y ver como un rayo de luz te golpea tu rostro, desviar la mirada y encontrarse con una puerta a el otro extremo.
Roy había despertado.
Luego de esos días sin poder sentir nada, ya estaba consciente, pero desconocía la causa, de cómo había llegado allí.
Entra una chica con bata blanca a la habitación, le sonríe y se marcha.
Pasan unos minutos, vuelve acompañada de la madre de Roy.
-¿Hijo cómo te sientes?, gracias a dios que estas devuelta con nosotros.- dijo la madre, con el rostro inundado de lágrimas.
Se le acerca y le da un abrazo. Roy la abraza con toda su fuerza y le da un beso en la mejilla, y le sonríe.
-Me hiciste pasar un gran susto, mi amor. Has estado 4 días si dar señal de vida, apenas tu gran corazón se mantenía latiendo con intensidad.-dijo la madre con alegría.
Roy, no recuerda haber pasado 4 días allí y todavía no conoce la causa del porque estar allí.
-Mami, ¿Qué me ha pasado?- pregunta Roy entre dientes, sin fuerzas y con curiosidad.
-Chico has sufrido un gran accidente, tienes suerte de poder despertar de aquel sueño, que hubiera podido ser eterno.- dijo la enfermera.
Esta abandona la sala y deja a Roy con su madre.
-¿Cómo sufrí ese accidente?- dijo Roy con curiosidad y sorprendido.
-Según lo contado, salías del Instituto y no tuviste preocupación al cruzar la calle.- dijo la madre, con duda.
Roy siente un dolor en la cabeza y siente ráfagas que dan vueltas en su cerebro, donde en milésimas de segundo recuerda lo pasado aquella tarde. Recuerda haber sido llamado por alguien, pero no reconocía a esa persona en sus recuerdos.
-Ahora recuerdo.- dijo Roy con algunas dudas.
Roy no estaba en condiciones de abandonar el hospital, por lo que tenía que permanecer allí en reposo por unos días.
Entra un doctor, que comienza a examinar a Roy.
Poseía moretones en la espalda, provocados por el contacto con el coche, pero su problema principal, era los daños que había sufrido en su corteza cerebral y por ello había perdido su consciencia.
El doctor sale, después de dar el chequeo.
Roy se queda mirando hacia la ventana, un pajarito arrancaba ramitos y se los llevaba a otro lugar, haciendo esto simultáneamente.
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Me atrevo a Conocerte
RomanceA veces es necesario arriesgarse y ver que pasa! Una historia de amor sin problemas, no tiene sentido. Y si hay mucho amor, habrán mucho problemas.