Amy Steel

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La noche fue tensa para todos en la habitación, Roy no durmió en cama junto Krys, prefirió quedarse en un rincón del balcón.

Apenas salía el sol, todos se levantaban.

El día prometía ser maravilloso.

-¿Qué pasa chicos?, que nunca se olvide el porqué de estar aquí.- dijo Mark.

-Cierto.- dijo Jane.

Pero estas palabras no rompían la tensión que existía en la habitación.

Todos se cambiaban de ropa. Debían estar listos para la gran fiesta en la playa.

Roy evitaba la mirada a Krys.

Bajan hasta la playa, donde el ambiente era cómodo y relajante.

En unas horas la playa reventaría de música, chicos y alcohol.

Así que se recostaron bajo la sombra a descansar un poco.

Jane le pide Mark a que le aplique protector solar.

Se voltea y suelta el sujetador.

Mark disfruta acariciar toda su espalda y piernas.

Roy recostado observa el cielo azul.

Intentaba recordar la chica. Pero cuando estaba cerca de recordarla, todo se derrumbaba.

Mark nota lo pensativo que estaba Roy y le pide que el acompañe a caminar.

Se levantan y caminan hacia la orilla de la playa.

Mientras rodeaban la costa, Mark intentaba despejar la mente de Roy, con viejos recuerdos.

Mark nota unas motos acuáticas alquilables.

-¿Te animas a dar una vuelta?- preguntó Mark.

-Seria genial.- dijo Roy.

Hablan con la joven del alquiler, le dan el número de habitación e identificación.

-¿Has montado alguna de estas motos antes?- preguntó Roy.

-Si, mis padres tenían una, es fácil, imagina que vas en una moto.- dijo Mark.

Mark la enciende y acelera a fondo.

-El problema es que tampoco me he montado en una moto.- dijo Roy para sí mismo.

Observa el tablero y toma en cuenta algunas observaciones.

Logra encenderla y acelerar poco a poco.

-Te quedaras atrás.- grito Mark, alardeando.

Roy no tolera la competencia.

Acelera a fondo y logra alcanzarlo.

Dan vueltas por toda la costa. Un hermoso arrecife se encontraba justo a sus pies.

Toman rumbo mar adentro.

El agua clara permitía ver los peces que pasaban por debajo de ellos.

Luego de casi un kilómetro a mar abierto llegan a un islote.

Lo rodean y Mark reta a Roy.

-Apuesto, a que no llegas primero que yo a la orilla.- dijo Mark.

Ambos aceleran.

Al cabo de unos segundos el cerebro de Roy comenzó a recibir choques de recuerdos.

Recuerda la paliza que le dio a Jacob.

Sacude su cabeza y continua, pues pensaba que solo era una ilusión más.

Me atrevo a ConocerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora