How To Love. ✄ Hoseok

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-¿Es aquí?

-Sí, Hyori. Deja de molestar.- Hoseok dio vuelta al volante, haciendo una ágil y breve maniobra para conseguir aparcar el auto sin problemas.-Seguridad. Constancia.

Asentí sonriente.

-Estoy tan emocionada, Hoseok.

Él rodó los ojos y bufó.

-Sí, sí, sí. No necesitas repetirlo tantas veces.

-Es que... Me siento... Tan...

-Emocionada.

-¡Sí!- toqué mi estómago, buscando calmar las inquietas mariposas dentro de él.

-¿Quién lo diría?

Bajé la cabeza y le miré suplicante.

-No seas así. Por favor.

Hoseok me observó y quizá al igual que yo, estudió mi rostro con gran detenimiento. Así quedó en silencio.
Segundos después, parpadeó varias veces y apartó su mirada hacia el volante. Apoyó la cabeza en el y suspiró.

-Ho...Hoseok... -él tan sólo alzó la mirada y dejó su cuerpo libre del ajustado cinturón de seguridad para bajar.

Relamí mis labios y abrí imitando su acción. Al bajar me encontré con su brazo extendido hacia mí, pero rápidamente lo quitó.

-Esperaba que te quedaras quieta hasta que abriera la puerta por ti.- dijo.

-Oh... Lo siento...- contesté.

-Tengo que tener buen humor con JaeBum. O sospechará.

El chico señaló la casa color blanco frente al auto. Con césped bien cuidado y lindos detalles de madera. Cuando estaba a punto de llamar a la puerta, Hoseok se adelantó con un grito que me dejó sin sentido auditivo por unos segundos.

-¡JaeBum!- gritó a la puerta

-¡Oye!- grité de regreso.

-Nunca toco el timbre cuando llego a su casa.

-¡Pero soy nueva aquí! ¡Pensará que no tengo educación!

-"Pensará que no tengo educación".- arremedó con una voz graciosa.

-¡Basta, yo no hablo de esa manera!

-"Yo no hablo de esa manera".

-¡Cállate!

-"Oh, cállate."

Golpeé su brazo y el paró enseguida. Me miró sorprendido y resaltó el labio inferior con ojos brillantes.

-Tú... Me... Golpeaste...- mencionó con voz débil. -Agresiva.

-¡Oh, vamos!

-Eres una bestia sin control.- agregó dramáticamente.

-Hoseok, no fue tan fuerte...- toqué su brazo donde antes le había golpeado y reí.

-¡No me toques!- retiró el brazo frenéticamente. -Podrías lastimarme.

Pegué una sonora risotada.

-Delicado.

-Bruja.

Abrí la boca sorprendida.

-No dijiste eso.

-Lo dije.

-¡Niñita!- ataqué.

-¡Gritona!

-¡Amargado!