Capitulo 33 [La primera aparición]

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La luz de un nuevo día me impacta con fuerza en la cara, abro de apoco los ojos y trato de enfocar la mirada. Noto que Karle ya está en la cueva así que me levanto de golpe.

— Y eso es todo... —termina diciendo, me acomodo el cabello y la miro fijamente— buenos días princesa.

— ¿Qué descubriste? —le digo y niego con una sonrisa— buenos días chicos.

— La cuidad está infestada por guardias de Xantho, tenemos que ser muy precavidos; según lo que alcance a escuchar, hacen vigilancias en las noches.

— ¿aun con los predadores? —le pregunta Rohan.

— Aun así —asiente con un suspiro— pero... también descubrí que de día se van para la capital y yo regresan hasta la noche.

— ¡genial!, esa será nuestra oportunidad —agrego feliz-.

— Alto vaquera —me interrumpe Rohan— no será tan fácil...

— Son habitantes de Frydah, no de Xantho. Así que pienso que, no sería mala idea —niega Karle con una sonrisa tímida.

— Tu loca por ir a ver a tus descendientes —niega Rohan riendo.

— Sería arriesgado para ti —interviene Elizabeth— yo creo que es mejor, que ustedes dos vayan —señala a Rohan y Karle— y esta noche, partimos a Telasia...

— ¿Por qué yo no? —le digo seria.

— Porque tú eres la futura reina —responde con cariño Aaron— por ello.

— Alguien no escucho lo otro... —dice Rohan mirándolos— ¿Cómo vamos a llegar a Telasia de una día para otro?

— Los tele transportaré —responde Elizabeth con una sonrisa— anoche, las diosas me dieron el permiso.

— ¿Cómo? —respondo con los ojos grandes.

— En sueños —responde Aaron por ella.

— Y ¿Cómo demonios me voy convertir en hada? —grito feliz saltando y tomándole las manos.

— Si estuvieras tu madre te regañaría —responde Rohan serio— pero como no está, como tu padre fingido. Te regaño yo.

— Tu verdadera forma solo la podrás recuperar, el día en que la corona de tu madre descanse sobre tu cabeza —me responde con una dulce sonrisa, yo frunzo el seño y le suelto las manos ella me mira sorprendida.

— ¿Qué sucede?

— ¡Necesito mis poderes de hada! ¿¡cómo demonios voy a luchar como humana!?

— Calma —le gruñe Rohan— tan poco trates así a tu hermana.

— Uff —niego exasperada— lo lamento —niego y miro fijamente a Elizabeth que me sonríe tímidamente— lamento a verte gritado.... Pero debes ver que...

— Descuida —niega con una pequeña sonrisa— pero, es designio de las diosas.

— Las diosas me...— comienzo a decir pero Rohan me tapa rápidamente la boca serio.

— ¡Qué demonios ibas a decir Ashley Galatea Tisdale de Frydah! —me responde serio. Mientras todos comenzaban a reír fuerte.

Llegar a la aldea es más doloroso de lo que creí, al principio todos se negaron en que fuera. Pero tenía que ir, tenía que ver a mi gente. Miro con tristeza como la pobreza a caído en este lugar, las calles están manchadas de una gruesa capa de cenizas, las únicas personas hadas que hay en la calle están supremamente delgadas y su tez es igual o peor que las calles.

— Largo de aquí niña hada —oigo que alguien grita al extremo de la calle— me volteo y veo a un humano golpear a una pequeña niña hada, la cual tiene una pequeña rodaja de pan.

— Yo... solo... —tartamudea la niña, y lo siguiente que hago sale de mí sin permitirme. Corro y le lanzo el fuego directo a la cara, el hombre grita fuerte y la niña se retrocede rápidamente al ver el fuego mágico.

— ¡Maldito hijo de perra! —el hombre cae al suelo y comienzo a golpearlo con todo lo que me dan mis fuerzas. Oigo los gritos de horror de la poca gente que hay por fuera.

— ¡para! —me grita Karle alejándome del hombre, mis manos están llenas de sangre y suciedad. Miro a Rohan quien me mira con los ojos bien abiertos.

— ¡Ese idiota golpeo a la niña! —me defiendo mirándola y luego mirando a la pequeña hadita— ¿estás bien?

— -¿Cómo hiciste eso? —me pregunta asustada pero al mismo tiempo admirada mis manos.

— ¿Qué?

— La magia está prohibida. Nadie en el reino puede hacer magia.

— ¿Cómo? —pregunto asombrada y miro a Karle quien me mira con cara de culpa— ¿tú lo sabías?

— Así es —asiente culpable, niego y me acerco a la niña— mira, todo va a cambiar. Te lo juro.

— Eres una humano muy rara —me responde con menos miedo— pero se ve que eres buena.

— No siempre fui humana —niego con una sonrisa, meto la mano en mi bolso y saco las frutas de Karle— toma, puedes comer esto.

— Muchas gracias señorita —me responde iluminándose la mirada— con esto por fin podremos comer yo y mis hermanos.

— Ashley... —oigo que me llama Rohan, así que me volteo y observo que todos están mirándonos, en especial a Karle...

— No fue buena idea —niega Karle mirando al pueblo.

— Eres la hada del este —dice una mujer de edad señalando a Karle— no está muerta.

— imposible —oigo el cuchicheo de los demás.

— Es ella, es Karle!

— Tenemos que volver —nos advierte Aaron— aquí hay gente de Xantho.

— No, es importante que los vean —niega Elizabeth mirándome fijamente— tu pueblo te necesita...

— Tengo que pelear —asiento y miro a la gente. Una mujer se sale del grupo mirándome fijamente.

— ¿princesa?

— Así es —respondo acercándome— soy Galatea Princesa de Frydah. Y he venido a recuperar mi reino y sus vidas.

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Earth of glassDonde viven las historias. Descúbrelo ahora