Capitulo 36 [Una advertencia]

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― perfecto ―asiente satisfecha, la mujer desvía su mirada de la mía y comienza a observar sus largas uñas. ― ahora, dime. ¿Qué me vas a dar a cambio para tener mi boca cerrada?

― A que te refieres ―respondo nerviosa ante su sonrisa, ella sonrió con malicia sin dejar de ver sus uñas.

― sabes a la perfección a que me refiero, sabes. Me imagino que me iras a dar tú. Porque déjame decirte que el rey de Xantho... ―vacila con un suspiro.

― No lo harías.

― ¿a no? Sabes, solo con levantar mi mano y llamar a mis hijas diciéndoles que tengo en mi territorio a su enemiga y heredera de Frydah, junto con la antigua hada del este, uno de los seis grandes guerreros de Frydah y dos laidas más... que lindo cuartito tienes Galatea. Me sorprendes, sobre todo por las Lailas ―agrega pasando su lengua negra por los finos dientes de hierro.

― ¿Qué quieres a cambio? ―le pregunto mirándola seria.

― ¿Qué tienes para ofrecerme? ―pregunta tranquila acomodándose en su trono.

― no lo sé, no sé qué querrías. Tienes todo ―agrego desconcertada― eres la líder de tu clan de dientes de hierro, las blackrofst te sirven igual que el clan de oluekt.

― ¿quieres saber qué es lo que tu enemigo me ofreció? ―me pregunta con picardía, asiento lentamente sin dejar de ver sus grandes ojos marrones― el muy idiota me ofreció la mitad de tu territorio.

― eso es ridículo ―niego sin entender el propósito del rey, las brujas no pueden gobernar o tener poder sobre nuestras tierras. Las diosas se lo prohibieron, marcándolas con una maldición de muerte.

― eso pensé, pero... con el poder que tiene ese hombre en este momento podría llegar a gobernar con tranquilidad.

― tenemos que detenerlo ―niego nerviosa― por favor, ayúdame. Te daré lo que tú quieras. Poder, dinero, piedras preciosas.

― Nada de eso me interesa ―niega moviendo sus manos― solo quiero... algo, algo a cambio.

― ¿Qué quieres?

― quiero que me des las islas del oeste ―responde tranquila. Niego enseguida.

― no puedo hacer eso, no puedo regalar territorios.

― claro que puedes, lo que pasa es que no quieres.

― no puedo ―insisto virando los ojos― el territorio del oeste es de Aleson, yo no puedo darte algo así; solo ella puede.

― Ah... Aleson ―asiente está sonriendo ampliamente― el hada que te traiciono. Maravillosa hada; todo un orgullo de tu pueblo ―me muerdo la lengua para no decirle algo horrible― se la ha pasado por estos lares... muy contenta matando a su raza.

― Ya... ―le digo cerrando los ojos con dolor.

― ¿sabes cuantos niños ha matado su espada?

― ¡cállate! ―le grito abriendo lo ojos al máximo.

― ok, tranquila... ―responde levantando las manos en señal de rendición fingida― no hay de que alterarse.

― oye... ―niego mirando a mi alrededor­― ¿Dónde están mis amigos?

― ellos están en un sendero a unos cuantos kilómetros ―responde tranquila― y tú estás allá, solo estoy en tu mente. Hice que te desmayaras para poder penetrar tu mente y hablar con tigo.

― ¿están bien?

― por ahora... no he permitido que mis muchachas ataquen.

― tendrás las islas ―le interrumpo enojada― pero primero tendré que hablar con Aleson.

― cariño... para cuando tu querida amiga vuelva a la normalidad; estará muerta ―me dice con voz macabra mientras todo se comienza a tornar negro.

― mientes.

― Otra cosa antes de que vuelvas a tu cuerpo ―la oscuridad me ha cegado por completo. Pero escucho fuerte y clara su voz― ten cuidado con tu hada del este.



...



― ¡maldita sea! ¡Despierta! ―oigo que grita Rohan con todo lo que da sus pulmones. Trato de moverme pero mi cuerpo esta paralizado― ¡no te puedes ir otra vez!

― No está muerta ―oigo la voz de Elizabeth, yo comienzo a gritar pero mi garganta no genera ningún sonido― solo inconsciente.

― ¿por una hora? ―pregunta alterada Karle.

― Alguien la está canalizando ―le responde Aaron, ¡y claro que tiene razón! Comienzo a gritar en mi interior mientras el corazón se me comprime, abro los ojos de repente y el fuerte grito de mi interior sale al aire con un tenebroso aullido.

― ¡qué demonios! -grita Karle cayendo al suelo asustada.

― ¡Galatea! ― se me lanza a los brazos Rohan― ¿¡por qué demonios te empeñas en jodernos la vida de esa manera!?

― lo siento, no fui yo ―me defiendo entre sus fuertes brazos.

― ¿Quién te estaba canalizando? ―me pregunta Elizabeth mirándome fijamente, Rohan se retira de mí y me mira.

― La bruja Demitra.

― ¿Qué? ―pregunta Karle... ¿nerviosa?

― Ella me llevo por así decir a su castillo, y me dijo un par de cosas... ―me interrumpo mientras veo el miedo en Karle.

― ¿Qué par de cosas? ―me pregunta serio Rohan.

― no creo que sea bueno que una bruja te llave a sus aposentos ―agrega Aaron cruzándose de brazos.

― quería ser parte de la guerra.

― ¿parte? ¿Ellas? ―repite incrédulo Rohan.

― así es, según ella el rey de Xantho las ha buscado para lo mismo, pero ella sintió mi presencia; bueno la de todos. Y por ello me canalizo como ustedes dicen.

― ¿Qué te pido a cambio? ―me cuestiona Aaron levantando una ceja.

― dijo... ―respondo mirándolos fijamente. "ten cuidado con tu hada del este." ― Que me lo haría saber el día en que la corona de Frydah estuviera de nuevo sobre mí.

― no creo que sea buena idea confiar en una bruja ―niega Karle levantándose del suelo y moviendo sus manos.

― Como están las cosas ―niega Rohan con un suspiro― creo que cualquier ayuda que tengamos no se puede rechazar.

― Eso lo resolveremos luego ―niega con un suspiro Aaron― por ahora, concentrémonos en la bruja que buscamos.


Earth of glassDonde viven las historias. Descúbrelo ahora