Septiembre

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No tenía ganas de escribirte hoy, pero tenía que decirte esto. Bueno, ¿sabes cuándo sientes ese dolor en el pecho, quieres tragártelo pero en realidad no puedes y solo tienes que dejarlo salir? Así me siento en estos momentos, Te lo describiré para que lo entiendas mejor. Me ayudara a desahogarme, creo.

Era ya entrada la noche del domingo, estaba en el cuarto leyendo "In The after light" cuando escucho a mi padre gritando mi nombre molesto.

-Evan, ven acá en este instante-

Salgo de mi cuarto y llego a la cocina donde estaba mi padre con el ceño fruncido.

-¿qué significa esto?- dice el señalando a los platos sucios, en realidad no veía porque se molestaba por unos tontos platos que el mismo pudo haber lavado.

-¿unos platos sucios?- respondo en un susurro

-No te hagas es listillo conmigo, sabes que tienes que ayudar en la casa. Pero no, no haces nada. Solo estar encerrado en tu cuarto haciendo quien sabe que- Me quede todo el momento callado, no sabía a qué se refería.

-Estoy cansado de holgazanería y también estoy cansado de todos esos rumores que rondan el vecindario-

-¿cuáles rumores?- Le respondí dudoso, los platos sucios quedaron olvidados.

-Todos el vecindario dicen que eres un Maricon - dice la palabra con puro veneno.

-Te avergüenzan a ti al decir esas barbaridades –

Claro tenía que ser esto, ya no pude contener mis palabras

-No es lo que piensan de mi lo que te preocupa, si no lo que digan de ti ¿cierto?, siempre eres tú cuidando tu imagen intachable –

-No me hables en ese tono, jovencito-

Ya que comencé no podía parar

-Estoy cansando de que todo el mundo, incluso ustedes siempre está hablando detrás de mis espaldas como si fuera su telenovela favorita-

-Callate- dice mi padre enojado

- Pero, ¿sabes qué?, eso me da más razón para decirles que me importa una mierda lo que piensen-

-Te dije que te callaras- dice y luego me doy cuenta que estoy en el piso, mi labio empieza a sangrar. Me había abofeteado para callarme, no era la primeras que me golpeaba pero igual me sorprendió mucho.

-Lárgate de mí vista-

Me levante como pude, reprimiendo las ganas de llorar. No iba a llorar frente de él. No le iba a dar ese placer.

Llego a mi cuarto, cerré la puerta con seguro.

Me senté en suelo con la espalda apoyada a la puerta, saque mi teléfono y envié un mensaje a la única persona que necesitaba en estos momentos, Will.

"Te necesito"

Después que 5 minutos escucho mi ventana abrirse y lo veo entrar a mi cuarto. Me paro y salgo corriendo a sus brazos. Ya no puedo contener más mi llanto y lo dejo salir.

-Evan, ¿Qué ocurre?, Cuéntame-

No puedo decir nada, mi llanto es tan fuerte que no me deja hablar. Solo entierro mi cara en su pecho y lo abrazo más fuerte. El entiende lo que quiero y aprieta su agarre pero si hacerme daño, me besa el cabello me dice "todo estará bien".

Cuando me calmo un poco, saco mi cara de su pecho. Me toma la barbilla para verme. Sus ojos se llenan de ira al ver mi labio roto.

-¿Quién demonios te hizo eso?-

No le respondo solo volteo la mirada

-Fue el ¿cierto?-

Asiento

-Maldición, Evan. Sé que es tu padre pero no tienes que dejar que te haga eso.

-Tampoco es que viva golpeándome-

-Nunca debería golpearte, ¿Por qué lo hizo?- Su voz suena calmada pero está muy molesto

-No quiero hablar de eso Will, por favor-

-Evan...-

Lo corto diciendo

-¿Te quedarías conmigo?-

Su ceño fruncido desaparece y me sonríe

-Por supuesto-

Se quita los zapatos, se acuesta en un lado de mi cama y palmea el otro lado invitando a acostarme con él. Y lo hago gustoso

Me acuesto y apoyo mi cabeza en su pecho. Will empieza a acariciar mi cabello y hablamos cosas triviales hasta que nos quedamos dormidos.

Will se fue antes de que despertara. Aun no sé qué haría sin el


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