El método experimental

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La experimentación involucra la modificación deliberada de algunos factores, es decir, la

sujeción del objeto de experimentación a estímulos controlados. Pero lo que habitualmente

se llama "método experimental" no envuelve necesariamente experimentos en el sentido

estricto del término, y puede aplicarse fuera del laboratorio. Así, por ejemplo, la astronomía

no experimenta con cuerpos celestes (por el momento) pero es una ciencia empírica porque

aplica el método experimental. En lugar de elaborar una definición del término, veamos cómo

funcionó en un caso famoso tan conocido que casi siempre se lo entiende mal.

Adams y Le Verrier descubrieron el planeta Neptuno procediendo de una manera que es típica

de la ciencia modema. Sin embargo, no ejecutaron un solo experimento; ni siquiera partieron

de "hechos sólidos". En efecto, el problema que se plantearon fue el de explicar ciertas

irregularidades halladas en el movimiento de los planetas exteriores (a la Tierra); pero esas

irregularidades no eran fenómenos observables: consistían en discrepancias entre las órbitas

observadas y las calculadas. El hecho que debía explicarno era un conjunto de datos de los

sentidos, sino un conflicto entre datos empíricos y consecuencias deducidas de los

principios de la mecánica celeste.

La hipótesis que propusieron para explicar la discrepancia fue que un planeta transuraniano

inobservado perturbaba el movimiento de los planetas exteriores entonces conocidos.

También podrían haber imaginado que la ley de Newton de la gravitación falla a grandes

distancias, pero esto era apenas concebible en una época en que la Weltanschauung

prevaleciente entre los científicos incluía una fe dogmática en la física newtoniana. De esta

hipótesis, unida a los principios aceptados de la mecánica celeste y ciertas suposiciones

específicas (referentes, entre otras, al plano de la órbita), Adams y Le Verrier dedujeron

consecuencias observables con la sola ayuda de la lógica y la matemática: predijeron el lugar

en que se encontraba el "nuevo" planeta en tal y cual noche. La observación del cielo y el

descubrimiento no fueron sino el último eslabón de un largo proceso por el cual se probaron

conjuntamente varias hipótesis.

No es fácil decidir si una hipótesis concuerda con los hechos. En primer lugar, la verificación

empírica rara vez puede determinar cuál de los componentes de una teoría dada ha sido

confirmado o disconfirmado; habitualmente se pmeban sistemas de proposiciones antes que

enunciados aislados. Pero la principal dificultad proviene de la generalidad de las hipótesis

científicas. La hipótesis de Adams y Le Verrier era general, aun cuando ello no es aparente

a primera vista: tácitamente habían supuesto que el planeta existía en todo momento dentro

de un largo lapso; y comprobaron la hipótesis tan sólo para unos pocos breves intervalos de tiempo. En cambio, las proposiciones fácticas singulares no son tan difíciles de probar. Así,

La ciencia. Su método y su filosofíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora