El método científico: ¿un dogma más?

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¿Es dogmático favorecer la extensión del método científico a todos los campos del

pensamiento y de la acción consciente? Planteamos la cuestión en términos de conducta. El

dogmático vuelve sempiternamente a sus escrituras, sagradas o profanas, en búsqueda de

la verdad; la realidad le quemaría los papeles en los que imagina que está enterrada la verdad:

por esto elude el contacto con los hechos. En cambio, para el partidario de la filosofía

científica todo es problemático: todo conocimiento fáctico es falible (pero perfectible), y aun

las estructuras formales pueden reagruparse de maneras más económicas y racionales; más

aún, el propio método de la ciencia será considerado por él como perfectible, como lo muestra

la reciente incorporación de conceptos y técnicas estadísticas. Por consiguiente, el partidario

del método científico no se apegará obstinadamente al saber, ni siquiera a los medios

consagrados para adquirir conocimiento, sino que adoptará una actitud investigadora; se esforzará por aumentar y renovar sus contactos con los hechos y el almacén de las ideas

mediante las cuales los hechos pueden entenderse, controlarse y a veces reproducirse.

No se conoce otro remedio eficaz contra la fosilización del dogma —religioso, político,

filosófico o científico— que el método científico, porque es el único procedimiento que no

pretende dar resultados definitivos. El creyente busca la paz en la aquiescencia; el

investigador, en cambio, no encuentra paz fuera de la investigación y la disensión: está en

continuo conflicto consigo mismo, puesto que la exigencia de buscar conocimiento verificable

implica un continuo inventar, probar y criticar hipótesis. Afirmar y asentir es más fácil que

probar y disentir; por esto hay más creyentes que sabios, y por esto, aunque el método

científico es opuesto al dogma, ningún científico y ningún filósofo científico debieran tener

la plena seguridad de que han evitado todo dogma.

De acuerdo con la filosofía científica, el peso de los enunciados —^y por consiguiente su

credibilidad y su eventual eficacia práctica— depende de su grado de sustentación y de

confirmación. Si, como estimaba Demócrito, una sola demostración vale más que el reino de

los persas, puede calcularse el valor del método científico en los tiempos modernos. Quienes

lo ignoran íntegramente no pueden llamarse modernos; y quienes lo desdeñan se exponen

a no ser veraces ni eficaces.

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⏰ Última actualización: Aug 25, 2015 ⏰

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La ciencia. Su método y su filosofíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora