-¿Ya lo tenéis todo? – dijo mi madre mientras bajaba las escaleras con dos mochilas enormes de acampada.
-Sí. Mamá, ¿qué llevas ahí, la casa entera? – preguntó Kol ayudándola con las mochilas.
-Lo justo y necesario. Venga, vámonos. – la semana se había pasado volando. Había conseguido que Mimi me dejara libre el fin de semana porque le conté lo de mis padres y me entendió perfectamente. Connor y yo nos habíamos visto varias veces durante la semana, incluso había ido a su casa a "estudiar" y pude conocer a sus padres, que resultaron ser bastante simpáticos a pesar de tener millonadas de dinero por trabajar en una discográfica.
Mi padre no había llamado aún. Supuse que debía esperar un poco más de tiempo a que se calmaran las cosas entre todos. Esperaba que la acampada nos calmara entre nosotros, por lo menos.
Era la primera vez que íbamos de acampada después de unos cuatro años, cuando Nina y yo aún éramos pequeñas adolescentes que adoraban salir en familia. Después crecimos, y bueno, su padre consiguió un trabajo que les privaba de tener vacaciones a menudo porque no tenía tiempo.
El lugar donde acampábamos no estaba muy lejos de casa, estaría a una hora o así. Kol decidió conducir así que yo fui de copiloto y mi madre fue detrás con mi hermana.
Es mi momento. Voy a ser la mejor DJ que mi hermano haya visto.
-¿Qué haces? – preguntó Kol mientras veía como introducía el CD en el reproductor de música del coche.
-Poner la música. He hecho un mix de canciones. No te decepcionaré – levanté las cejas, jugando con ellas.
-Está bien.
Comenzó el paseo al ritmo de una canción de Steve Aoki, era lo que le gustaba a mi hermano. Sin embargo, no me privé de descargar canciones que nos gustaran a las mujeres, estilo Michael Bublé, que era lo que le gustaba a mi madre, o Ed Sheeran, lo que nos gustaba a Kim y a mí.
Era muy temprano para ser fin de semana, las nueve y media para ser exactos. Llegamos al lugar de acampada a eso de las once. Sacamos las mochilas del coche y nos introducimos en el bosque. Kol y yo montamos las tiendas de campaña mientras Kim y mi madre se encargaban de abrir las mesas plegables y poner la comida encima.
-Hay mil bichos, ¡QUÉ ASCO! – gritó Kim a la vez que ponía una cara muy graciosa de desagrado.
-Ten, ponte repelente y olvídate de los bichos.
-Pero siguen estando ahí, lo vaciaré por la comida, qué desagradable.
-¿Puedo ir a ver el lago? – le pregunté a mi madre.
-Vale, pero no tardes, voy a preparar el almuerzo.
-Oooookeeeey – dije mientras me iba corriendo hacia el lago.
***
-Tres, dos, uno... ¡VOY! – gritó Kim desde el árbol donde la habíamos dejado contando. Sí, estábamos jugando al escondite, era mi juego favorito desde los dos años, tanto si contaba como si tenía que esconderme. Me escondí en uno de los arbustos que estaban en la orilla del lago, intentando que mi reflejo no se viera en el agua.
-¡Te encontré! – escuché gritar a mi hermana. También escuché una risa, probablemente de mi madre. Estaba intentando aguantarme la risa.
Sí, me daban ataques muy inoportunos de carcajadas.
Para mi mala suerte, el sonido de mi móvil saliendo de mi bolsillo trasero de los pantalones me delató. Malditas tele operadoras. Escuché hojas romperse cerca de donde estaba y apareció el cabello rizado de Kim por encima del arbusto donde estaba escondida.
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Just my Luck
Teen Fiction¿Qué pasa cuando nada ni nadie puede cambiar tu vida y solo tú tienes la oportunidad de tirar el dado? ¿Lo tirarías? ¿O esperarías a que otra oportunidad llegue volando de algún lugar secreto? Kat no es de las que espera, pero tampoco de las que arr...