-Con que un viaje sorpresa, ¿eh?
-Sí... - suspiré. – O por lo menos lo era, hasta que Nina abrió la boca para invitarte.
-O sea que es mi culpa.
-No he dicho eso, idiota.
-¿Cuándo es?
-¿Cuándo es mi cumpleaños?
-En... ¿Diciembre?
-Sabes perfectamente cuándo es. – Finn se subió al maletero del coche para sentarse a mi lado.
-No sé si podré, ya sabes, estaré muy ocupado haciendo... cosas.
-¿Cosas? ¿Qué es más importante que estar en un viaje a no sé dónde con la chica más genial con la que te has tropezado jamás?
-Estar con la chica más vanidosa que he conocido jamás. – Hice un puchero en un intento de dar pena y funcionó, porque al segundo Finn estaba plantando sus labios en los míos.
-O sea que nos vamos de viaje, a un lugar desconocido.
-Así es. – Di un salto para bajar del maletero. – Y si quieres saber a dónde, solo tienes que preguntarle a Nina.
-Creo que prefiero mantener el misterio.
***
-Es una broma, ¿verdad?
-No Kat, acaba de llamarme su madre, Callie está tan mal que no puede ni ponerse al teléfono.
-Deberíamos ir a verla.
-Su madre dice que es mejor que no, ya sabes cómo se pone.
-Nins, somos sus mejores amigas, no podemos dejarla tirada en un momento así. Y si se pone a gritarnos, pues tendremos que aguantarla. Nos necesita. Ahora. – Colgué y corrí a la puerta de mi casa con las llaves del coche en la mano. - ¡Mamá! ¡Me voy!
-¿A dónde vas que tienes tanta prisa? – Mi madre salió de la cocina con un trapo en la mano.
-El abuelo de Cal... - Mi madre asintió con una mirada de tristeza y se llevó una mano al pecho. Salí disparada de mi casa mientras me ponía el abrigo y le mandaba un mensaje a Nina: "Te recojo en diez".
Conduje sin si quiera pensar en lo que estaba haciendo. Creo que hasta me salté un semáforo en rojo. Sabía lo mucho que Callie quería a su abuelo, y también que él era la razón por la que ella seguía apareciendo de vez en cuando por su casa. Él era su mundo, y ahora ya no estaba. Tenía un mal presentimiento.
Llegué tan rápido como pude a la casa de Nina, y sin apagar el motor fuimos directamente a la casa de los padres de Callie.
-Llama tú.
-No, llama tú.
-Está bien, llamo yo. – Los padres de Callie no eran exactamente adorables, por así decirlo. Llamé al timbre y esperamos un minuto hasta que su padre, un hombre alto y barbudo, que olía a alcohol, abrió la puerta.
-Qué queréis. No es un buen momento.
-Somos las amigas de Callie, yo soy Katherine y ella es Nina.
-Cierto, pasad.
-Lo sentimos muchos señor Parks.
-Tarde o temprano tenía que pasar – dijo mientras volvía a beber de una botella. La casa apestaba a alcohol y a tabaco, tanto que no me extrañó por qué Callie no vivía más ahí. Sus padres nunca la entendieron, y ella tampoco a ellos. – Está arriba, en su habitación, llorando como una mocosa. – Nina me miró, asustada por las palabras del hombre.
-Vamos – susurré.
Supimos en seguida cuál era su habitación porque la puerta estaba pintada de naranja, el color favorito de Callie. Llamamos a la puerta y su madre, con un batín puesto y una tarrina de helado en la mano, la abrió.
-Hola chicas, pasad.
-Callie... - Nina y yo nos acercamos lentamente a su cama, donde se encontraba nuestra amiga, tumbada poca abajo, con la cara hundida en la almohada.
-Os dejaré solas. – La madre de Callie salió de la habitación y cerró la puerta naranja.
-¿Para qué habéis venido? – Dijo Cal entre las almohadas.
-Para estar contigo. Lo sentimos mucho, Callie. – Se quedó un rato callada hasta que se incorporó y se apoyó en la pared, abrazándose a sus rodillas.
-¿Por qué tenía que pasar esto? ¿Por qué la persona que más me importaba de este mundo tenía que desaparecer sin más?
-Supongo que las mejores personas siempre tienen que irse a otro lugar.
-Él no era solamente una mejor persona, él era vida, alegría, colores. Lo era todo.
-Y lo es. No quiere decir que porque ya no esté aquí contigo haya dejado de serlo.
Hubo un silencio incómodo.
-Hemos conocido a tu padre – dijo Nina intentando cambiar de tema.
-Por favor, no me digáis que os ha insultado porque os juro que bajo ahora mismo a...
-No. Solamente te ha llamado "mocosa" y olía mucho a alcohol. – Miré mal a Nina.
-¿Qué? Es verdad.
-Sí. Es triste, pero es cierto. Ahora ya sabéis la razón por la cual vivo sola. Es insoportable aquí.
-¿Y qué hay de tu madre?
-Ella es en cierto modo parecida a él. Bebe mucho, y llora mucho. Él es bueno, por lo menos eso es lo que dice ella. A mí me desprecia.
-¿Por qué? – Callie se encogió de hombros. – Supongo que porque quiero cosas que él no. O porque soy una "rebelde". En fin, os agradezco el haber venido, pero de verdad que necesito estar sola.
-¿No quieres que te llevemos a tu casa?
-No, gracias. Iré a dar un paseo.
-Está bien. – Me acerqué a ella y le di un beso en la frente como despedida.
Bajando las escaleras escuchamos la conversación que estaban teniendo los padres de Cal, de cómo habían decidido desconectar antes de tiempo la máquina a la que estaba conectado su abuelo, la que lo mantenía "vivo". Nina y yo nos miramos y con la mirada decidimos guardárnoslo para nosotras.
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Just my Luck
ספרות נוער¿Qué pasa cuando nada ni nadie puede cambiar tu vida y solo tú tienes la oportunidad de tirar el dado? ¿Lo tirarías? ¿O esperarías a que otra oportunidad llegue volando de algún lugar secreto? Kat no es de las que espera, pero tampoco de las que arr...