Capitulo 23: Armando el Rompecabezas

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Pam se llevó una mano al mentón cuando terminó de escuchar la historia que Lilly y Jack le habían contado apresuradamente sobre Pitch y los monstruos-pesadilla. Todo aquello le parecía un desastre.

- No debimos dejarte ir sola esa noche - la bruja cerró los ojos y se apretó el tabique de la nariz. - Nada de esto hubiese pasado.

- Yo les dije que no era una buena idea, pero ustedes se opusieron - se quejó Jack, regresando de subir la torre en busca de su cayado.

- ¿Qué noche? - inquirió la humana.

- Parecía la mejor opción - objetó la bruja.

- Pues ya ves a dónde nos llevó esa mejor opción - atacó Jack.

- ¿Qué opción? - volvió a preguntar la adolescente.

- ¿Y cómo íbamos a saber que Pitch estaba observando? - espetó Pam. - Se supone que el deber de ustedes, Guardianes, es liquidarlo. Hace más de quinientos años que esa... cosa... anda libre por ahí y aún no acaban con él.

- No es tan sencillo - se defendió el albino. - Pero pueden intentarlo si quieres...

- ¡Ya basta, por los dioses! - intervino Lilly. - No entiendo de qué demonios están hablando, y ni siquiera están prestándome atención.

- Ok, todos cálmense - Annie se abrió paso entre los tres. - Tenemos muchos seres feos allá abajo y no es el mejor momento para discutir cosas que no podemos cambiar. Cuando acabemos con los monstruos podrán pelear todo el tiempo que quieran, pero ahora necesitamos un plan.

- Annie tiene razón - habló una bruja del clan, quienes esperaban una orden mientras montaban en sus escobas. - Si los monstruos se dispersan por el continente serán más difíciles de cazar.

- Tenemos que cerrar ese portal - sentenció la humana.

- Mi hielo no es suficiente - dijo el ojiazul. - El portal lo consume muy rápido.

- Entonces Annie te ayudará a cerrarlo - ordenó Pam. - El resto de mi clan y yo ayudaremos a tus amigos a controlar a los monstruos que están en la ciudad al igual que hice con el que estaba aquí. ¿De acuerdo?

Los tres asintieron en respuesta.

- Bien, entonces a trabajar - la mujer tomó su escoba y flotó junto con sus hermanas, dirigiéndolas hacia el corazón de Praga.

Jack, Annie y Lilly intercambiaron una mirada entre sí en absoluto silencio. Dedicaron unos segundos a ver cómo el grupo de mujeres se alejaba de ellos. La humana observó la figura del monstruo y la guardó en el bolsillo de su pantalón.

- Será mejor que vaya a ver en qué puedo ser útil - sentenció la humana, antes de alejarse de sus compañeros.

- ¿Cómo vas a bajar? La cafetería está cerrada, no hay humanos cuidando la Torre. Y las escaleras están por dentro - dijo Annie.

- Yo te ayudo - se ofreció Jack.

La humana le lanzó una mirada entre divertida y extrañada, pero aceptó.

Annie observó la escena y la forma en cómo se trataban el uno al otro. Se recogió un mechón de cabello detrás de la oreja, consiente de la relación que ambos habían tenido en el pasado. Recordaba en cómo la humana se había asustado aquella noche, después de revivirla, al no reconocer a los Guardianes. Pero ahora parecía que eso nunca hubiese ocurrido, como si ella y el albino no hubiesen estado apartados durante meses, actuando como enemigos ¿Sería que habían logrado llevarse bien de nuevo? ¿Sería que, aún sin recuerdos, ella sabía que Jack era algo? ¿O era solo la imaginación de la bruja?

Rise of the Guardians: Pitch's ReturnsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora