Rise of the Guardians: Pitch's Returns

Capitulo 22: Pesadillas en Halloween

Hola!!

Solo para avisarles que, en vista de que nadie respondió a lo mencionado el capítulo anterior, queda cancelado el tercer fic. Así que, como lo prometí, actualizaré los últimos capítulos de Pitch's Returns más rápido. Los próximos lunes estaré subiendo el resto de los capítulos ;) 

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    Lilly respiraba agitadamente escondida entre las ramas de los pinos. Un hilo de sangre bajaba desde la comisura de sus labios hasta el mentón. Con los dedos helados, buscó a tientas un par más de flechas en el carcaj y preparó una para atacar. Se asomó por un costado del tronco, apenas lo suficiente para que sus ojos alcanzaran a ver el panorama. Al instante se topó con Pitch, caminando altaneramente entre las hojas secas mientras movía de lado a lado la enorme guadaña que cargaba.

    La humana lo observó alejarse hasta perderse entre las sombras del bosque. Estaba por salir a buscarlo cuando escuchó el llanto de un grupo de niños no muy lejos de ahí. Se giró en dirección al sonido. Algunos metros frente a ella, descubrió una segunda calle ubicada en medio de la zona residencial. Las casas, de aspecto antiguo pero cuidado, estaban decoradas de acuerdo a la fecha con calabazas talladas y monstruos de aspecto amigable. En medio de la calle, un pequeño grupo de infantes que habían salido en busca de dulces se había topado con uno de los monstruos-pesadilla y gritaban asustados sin saber cómo alejarse de él.

    El ser tenía cuerpo de felino, de proporciones similares a las de un puma, y del pecho crecían tres cabezas de serpiente con cuellos alargados y escamosos que amenazaban con morder a los pequeños. Lilly recordó a los hijos de Damek, y al ver los rostros horrorizados de los pequeños, sintió una inmensa rabia. No estaba segura si era compasión hacia los niños, o el rencor hacia Pitch, pero algo la impulsó a correr hacia ellos y evitar que salieran lastimados.

    Recorrió la distancia que la separaba de la escena. Disparó la flecha que tenía lista contra una de las cabezas de serpiente, atravesándola por completo. El ser se retorció lanzando siseos de dolor con las otras dos cabezas, y retrocedió mientras luchaba por quitarse el objeto. Ese líquido oscuro que la humana ya había visto chorreó de la cabeza inerte y dejó un rastro sobre el pavimento siguiendo los movimientos de ser.

    Lilly aprovechó para colocarse en medio de los aterrorizados niños y el monstruo. Este la olfateó con las dos cabezas sanas, amenazándola con los colmillos expuestos de ambas. La tercera colgaba inerte entre las patas del animal. El monstruo saltó sobre ella, dispuesto a atraparla entre sus zarpas. La humana golpeó el cuerpo peludo y delgado del ser con el arco, con la fuerza suficiente para regresarlo a su sitio. Cuando este intentó acercarse por segunda vez, le lanzó una flecha entre las cabezas restantes, incrustándola profundamente en su pecho. El cuerpo la golpeó, haciéndola caer de espaldas, y una de las zarpas alcanzó a rasguñarle el brazo antes de quedar inerte sobre la calle, encima de la pierna de la joven. Ella lo pateó a un lado con repugnancia para alejarse y proteger a los niños, intuyendo que aún estaba vivo. Pero el monstruo no volvió a levantarse; dejó escapar una última bocanada de aire antes de morir.

    La adolescente miró a los pequeños por encima del hombro.

    — Corran a casa, pequeños — les dijo en checo. — No salgan en toda la noche si no quieren ver otro de estos.

    Los niños, con sus rostros cubiertos de lágrimas, asintieron y echaron a correr lejos del lugar. Lilly podía escuchar cientos de gritos horrorizados en las cercanías, tantos que ni siquiera sabía cuales estaban más cerca. Seguro había cientos de monstruos en toda Praga, ¿por dónde empezar?