7. Mi Sueño.

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Compré un pequeño barco para salir de esta isla, ya que no era muy buena idea quedarse después de haber enfadado a dos de tres almirantes y haber destruido su base.

Rápidamente me alejé gracias a que utilicé el mismo viento para darle más velocidad a la vela, huyendo. Pero a lo largo de unas calles que daban con los demás barcos empezaban a salir un ejército de marines que subían a bordo de sus grandes buques. Querían capturarme, eso lo tenía más que claro.

- ¡Alto ahí, Kaoru! -Gritó el almirante Sakazuki, haciéndose ver en una de las cubiertas del buque del medio.

Éste se encontraba bastante enfadado y expulsando lava por los poros de su piel, como si fuera sudor, demostrando que había sobrepasado su paciencia. Levantó su mano derecha hacia arriba y en un momento las cubiertas de los grandes barcos se llenaron de cañones, teniéndome como su objetivo.

- ¡Oye, dejadme en paz! ¡Sólo quiero ser una pirata! -Exclamé colocando mis manos alrededor de mi boca, queriendo aumentar el sonido como un megáfono.

Akainu bajó su brazo violentamente, comenzando el bombardeo hacia mi pequeña e inofensiva barca, que apenas podía navegar con las grandes olas que formaban aquellos buques. Para protegerme, creé una corriente echa de fuertes vientos, así que, conforme llegaban las balas de cañón iban cayendo en la trampa, siendo arrastradas por el elemento y devolviéndolas a su procedencia, a los cañones de donde habían salido.

Varios barcos quedaron dañados, excepto el de en medio, en el que iba el almirante más pesado del mundo. No me quitaba el ojo de encima haya humo u otra cosa, parecía que me quería echar un mal de ojo.

- Ya he tenido bastante por hoy. -Concluí aumentando la velocidad del viento, perdiéndolos de vista en cuestión de segundos. Lo único que se me quedó grabado en la mente fue la expresión de rabia de Akainu.

***

En otra parte del mundo...

- ¡Capitán, capitán, capitán! -Lo llamó desesperadamente mientras corría como alma que lleva el diablo, cargando en su mano un papel.

- ¿Qué es lo que pasa? -Preguntó Shanks, dando otro trago a su bebida.

- Parece que Kaoru ha encontrado su sueño. -Habló Benn Beckman, quitándole el papel que llevaba su compañero y extendiéndoselo a Shanks, el pelirrojo.

El capitán afinó su vista y puso mala cara, como si no llegase a concentrarse para saber lo que había en el papel, el sake le había sentado mal a sus globos oculares. Le arrebató de un solo manotazo el cartel y lo observó con más detenimiento, dentro de unos minutos saltó de alegría.

- ¡¡Mi niña por fin se ha hecho mayor!! -Gritó eufórico, alzando también la jarra de alcohol, brindando.- ¡¡Esto merece otra fiesta, vamos, vamos!! Jajajaj -Animó sin parar de beber.

- 50.000.000 Berries no está mal para ser su primera recompensa. -Pensó en voz alta Yasopp, uniéndose a la locura de su capitán.

***

Conseguí huir por los pelos, pero no tenía ni rumbo ni un Log Pose para guiarme. Me encontraba en alta mar, sin saber hacia dónde tirar.

Una corriente bastante fuerte que sacudió las aguas, me dirigió hacia una dirección, así que decidí dejarme ir por la suerte. En el viaje caí durmiendo, hacía bastante calor y éste mismo hizo que cayera rendida, haciéndome un capullo en la barca.

Pasaron las horas y me comencé a despertar, pero lo más raro fue que no me encontraba en mi vehículo, sino en una casa de piedra y buen amueblada. Comencé a oír unos pasos bajar por las escaleras que estaban a unos pocos metros de mi posición, procedían de una mujer de unos cincuenta y tanto de años, bien cuidada pero se notaba la edad con sólo verla.

- Oh, ya te has despertado, me alegro. -Sonrió llevando consigo una bandeja con algo caliente.

La mujer iba vestida con una camiseta azul cielo de manga corta, unos pantalones largos vaqueros, y calzaba unos zapatos normalicos de color negro. Era como si intentara imitar a los jóvenes. Su cabello, moreno y largo, caía por su espalda hasta parar en sus caderas, teniendo un poco de flequillo que de vez en cuando se interponía en su vista; su complexión era delgada, y sus facciones de la cara y lo que se podía ver de ella, como las manos, eran huesudas, aunque no se veía rostro de pasar hambre.

- Muchas gracias por tu hospitalidad. -Agradecí mientras me alimentaba de una rica sopa, de marisco parecía ser.

- No es nada, no tengo hijos así que es un honor cuidar de alguien, así me haces algo de compañía. -Explicó mientras barría el suelo, aunque por mi parte yo lo veía bastante limpio.

Sentí lástima por ella, y pronto desvié mi vista hacia un escritorio, donde había otro periódico. Me levanté y me dirigí allí, sorprendiendo a la buena mujer.

- ¿Puedo leerlo? -Pregunté curiosa.

- Claro, claro, adelante. -Sonrió.

Con su permiso comencé a hojear el periódico, hasta que una noticia hablaba de mí como "La misteriosa chica pirata que desafió a los tres almirantes". Me paré unos minutos y leí lo que estaba escrito a continuación del título: "Esta chica peliverde de, por lo menos, un metro sesenta y seis apareció enfrente de la Base de la Marina, diciendo querer ser un pirata. Los tres almirantes, que se encontraban allí en una importante reunión, la intentaron capturar pero ella opuso resistencia y los contratacó a dos de ellos, saliendo ilesa y destruyendo el edificio. Cuando deis con esta chica que se hace llamar Kaoru, lo más probable es que contactéis con la marina rápidamente y, claro está, será recompensado con 50.000.000B."

Al terminar de leerlo miré por el rabillo del ojo a la señora, que estaba sentada bebiendo un té, dándome la espalda. No sabía si estaba fingiendo para luego capturarme o sólo coleccionaba los periódicos sin leerlos.

No vi en ella nada raro que pudiera delatarse, así que seguí hojeando cada página, hasta encontrarme con otra noticia de Monkey. D. Luffy, en ésta decía que él derrotó al Shichibukai Crocodile, el cual tenía a Arabasta en su poder. Sonreí casi inconscientemente.

- ¿Eres Kaoru? -Preguntó dando un sorbo a su taza, llamando mi atención.

- Sí, así es. -Afirmé comenzando a alertarme, no tenía ganas de enfrentarme otra vez con la marina.

Hubo un rotundo silencio, y ambas nos quedamos inmóviles, como si el juego se tratase de que la primera que se moviera moriría. Sentí pánico y nerviosismo, pero logré contenerme y mantener la calma, hasta que la puerta de la humilde casa se abrió de golpe, entrando un joven.

- ¡Ey, voy a... -Se percató de mi presencia.

El chico era unos pocos años mayor que yo, de piel morena, con una cicatriz en la frente y en ambos brazos unos tatuajes en forma de círculo, rojo. Su cabello era rubio, y algo salvaje, como si no se peinara. Su vestimenta consistía en una camiseta ajustada rosa oscurecida, y unos pantalones blancos, y unos simples zapatos negros.

- ¿Qué necesitas, Bellamy? -Preguntó la señora, ignorándome.

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