9. Él y yo.

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- Tienes una habilidad un tanto rara. -Le dije mientras estaba sujeta a su cuello con suavidad, pero al ver que no estaba del todo a gusto, me cambié.

Llevé mis manos a su cabeza, y empecé a escalar como si fuera una montaña. Él no dijo nada en contra, así que me coloqué en sus hombros, sentada y recibiendo el aire en mi cara, revoloteándome los cabellos.

- ¿Qué te ha hecho convertirte en pirata? -Preguntó interesado.

- Las chicas no somos muy valoradas entre los hombres, así que decidí ser la mujer pirata con la mayor recompensa jamás vista. -Respondí orgullosa.

Cuando íbamos viajando divisamos a lo lejos una isla de grandes dimensiones, y le pedí que hiciéramos una parada, cosa que él aceptó. En la isla había una ciudad y, en ella, otra base de la Marina que me llamaba a gritos.

Doflamingo y yo estábamos en la costa, ya me había bajado de sus hombros.

- Doflamingo. -Le llamé.- ¿Me esperarías aquí? Regreso en 10 minutos.

- Claro, aquí estaré. -Se sentó sobre una roca esperando a que haga mis quehaceres en esa ciudad.

Corrí hacia la ciudad e intenté pasar desapercibida, pero un hombre comenzó a gritar señalándome, exclamando y llamando la atención con "¡ES KAORU! ¡LA CHICA QUE ENFRENTÓ A LOS TRES ALMIRANTES!" Se despejó la zona por la que iba andando y enseguida me vi rodeada de marines y un vicealmirante. Éste era un hombre alto y bien construido, con un cabello extravagante y bigote, ambos de color rojo vino. Vestía el uniforme estándar de la Marina, con una camisa azul y corbata celeste por debajo de este.

- Vicealmirante Momonga, he venido aquí por el barullo que has formado, Kaoru, y para capturarte. -Se presentó mientras me señalaba, con seriedad.

- ¿Qué tal Smoker y Tashigi? -Pregunté feliz, era el segundo vicealmirante que conocía.

- ¡No es de tu incumbencia! -Desenvainó su espada y comenzó a hacer una carrera hacia mí.

- Qué aburrido eres, Momonga. -Reí esquivando su estocada como si nada.

Di un salto y me colé entre todos los marines, utilizando mi Haki del Rey. Como consecuencia todos iban desplomándose uno por uno, menos el Vicealmirante, demostrando que era un hueso duro de roer.

- ¿P-Puedes... usar el Haki del Rey... ? -Se quedó boquiabierto, observando a sus subordinados tirados en el suelo.

- Sí. -Afirmé.- Como tienes un buen manejo con la espada, qué menos que corresponderte.

Tras decir esto llevé mi mano derecha a mi cintura por el lado izquierdo, cogiendo con fuerza la empuñadura de mi espada y desenvainándola. Al hacerlo salió una fuerte corriente de viento, como si con tan solo sacarla de su vaina fuera un poder nunca visto.

- ¿Quién eres, Kaoru? -Preguntó estupefacto, corriéndole por la frente gotas de sudor, dudando de él mismo.

- No es de tu incumbencia. -Le devolví la respuesta, sonriendo.

Ahora era yo quien hice carrerilla hacia él, queriendo hacerle un corte de manera horizontal, como si fuera a partirle en dos. Momonga se colocó en posición, pero sin saber qué hacer, estaba con la mente en blanco. Sonreí victoriosa, pero otro arma se interpuso entre nosotros dos, chocando contra mi espada.

- ¿¡Qué actitud es esa Momonga!? ¡Si no estás en condiciones de luchar sólo eres un estorbo! -Gritó el recién llegado, mirándome con rabia, mucha rabia.

- Justo pregunté por ti, Smoker. -Le sonreí retrocediendo para observarle mejor. Seguía como antes.

Noté como una katana venía por mi lado derecho, así que me aparté rápidamente, observando a mi amiga Tashigi, aún más enfadada que el propio Smoker.

- ¡No pensaba que ibas a terminar así, Kaoru! -Me gritó enfurecida, y haciéndose daño al sujetar su katana.

- Nunca me preguntaste cuál era mi objetivo. -Dije suspirando.

Tashigi, invadiéndola su rabia y el odio hacia mí, comenzó a blandir su arma, fuera de sí, aunque eso aumentó el poder de su katana. No me gustaba herir a una amiga, pero me obligó. Paré una de sus estocadas con mi espada y le golpeé la barriga con un puñetazo, estrellándola contra la pared de una casa. Al disiparse el humo formado, se veía que su choque había sido retenido por su capitán Smoker.

- Yo no confiaba en ti desde el principio, e hice bien. -Habló con un porro en la boca, señalándome con su extraña arma.

No tenía mucho tiempo, en unos minutos iba a llegar a los 10 min de espera de Doflamingo, así que me apresuré para derrotarlos. Me dirigí corriendo hacia Smoker y le di un puñetazo que detuvo con su extraña arma. Sin saber por qué comencé a sentirme débil y que las fuerzas me abandonaban. Me separé y respiré profundo.

- ¿Kairoseki? -Me di una palmada en mis mejillas para despertar.

- Exacto.

Después de tres minutos iba hacia mi encuentro con el Shichibukai, que lo llegaba a ver desde mi posición, aunque parecía estar hablando con alguien. Fui en sigilo acercándome, llegando a oír algo.

- ¿Todavía no lo habéis encontrado? -Preguntó Doflamingo a la otra voz del Den Den Mushi.- Ya veo... No hay que preocuparse, tarde o temprano vendrá a mí. Luego hablamos, tengo a alguien esperándome. -Colgó.

- He terminado mis cosas. -Concluí poniéndome a su lado, pareciendo una enana.

- Parece que la has liado un poco en la ciudad, ¿no? -Rió echando una mirada hacia atrás, observando cómo salía humo.

- Sí, aunque nada importante jajaja. -Tomé una pausa.- Retomemos nuestro camino.

Me coloqué en mi sitio a partir de adelante, en sus hombros, y él comenzó a usar su extraña habilidad de hilos para volar y desplazarse.

***

En la ciudad...

- ¿¡Qué os ha pasado!? -Preguntó una marine de mayor rango, observando la catastrófica situación en la que se había encontrado a sus compañeros.

- Q... Quíteme... E-Esto... -Pidió Smoker en el suelo, teniendo su arma de Kairoseki clavado en el hombro, pero la herida no era profunda, era la propia arma que le robaba todas sus fuerzas.

Por otra parte, Momonga se encontraba todavía inconsciente, con su espada alejada de él. Este Vicealmirante tenía un corte que llegaba desde su hombro hasta la cintura, pero no lo llegó a matar. Tashigi aún seguía en el boquete donde la había mandado, con su katana a un lado de su brazo. Los demás marines seguían en el suelo, afectados por el Haki del Rey. La base de la marina que decoraba la gran ciudad quedó dañada, pero no destruida.

- Ha sido Kaoru... -Despertó Momonga, aún temblando al recordar el terrorífico poder que lo había dejado así.- Posee el Haki del Rey...

Al oír esto los marines que estaban conscientes se quedaron de piedra, preguntándose de dónde había salido.

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