Capitulo 32

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Al despertarme noté mi aliento caliente y mis huesos muy débiles entonces pensé en el frío de ayer, tal vez era el inicio de un resfriado. Miré a mis alrededores y no encontré a Abdel, me vestí y recordé que Anas también podría estar.

-Salamuwalaykum.- dije sacando la cabeza por la puerta.

-Wa'alaykum Salam, te estábamos esperando. -dijo Lamia.

-Qué haces? Deja ya lo hago yo. -la encontré preparando el desayuno.-Dónde están?

-Se fueron a entrenar y dijeron que regresarían tarde.

-Entonces quién nos llevará al hospital?

-Yo jaja

-Conduces Lamia??

-Qué va jaja era broma, vendrá Nadir.

-No tiene nada de malo conducir.

-Lo sé pero no tenía tiempo ni dinero para sacarme el carné.

-Es muy caro?

-Bueno, algo. Depende de tu salario.

-Con las horas que le dedicas al trabajo me imagino que tienes un buen salario Lamia. Puede que en los últimos meses hayas cobrado menos pero llevas años trabajando como doctora. Dónde va a parar todo el dinero que ganas?

-Bueno, no es todo para mí el dinero. Lo comparto con mi familia.

-A quién tienes Lamia?

-A mi tío. -nunca supe de él hasta ahora. -Mi madre murió hace poco por cáncer. -la abracé.

-Allah yar7amha. (Que Allah tenga misericordia de ella)

-Amin. -me sonrió. Esta gente es admirable, son todos huérfanos de padre o madre incluso algunos son de los dos sin embargo siguen viviendo con sonrisas, eso es lo que les hace especiales y siempre lo diré. La paciencia que tienen es enorme, siguen adelante derrotando todas las puertas que les han sido cerradas, aunque aún queden unas por eliminar tengo esperanza en que algún día serán lo que siempre soñaron ser...Nos dirigimos al comedor para desayunar, y unos toques a la puerta me hicieron cambiar de dirección.

-Salamuwalaykum. -dijo Nadir.-Soy el nuevo taxista jaja.

-Wa'alaykum Salam, oh un honor.

-Está Abdel dentro?

-No, salió temprano esta mañana.

-Bueno, pues os espero fuera. No seáis muy mujeres hoy y salid rápido eh. -nos reímos y volví al comedor.

-Nur, estás bien? Desde que te has levantado te noto como perdida.

-Perdida? jaja no te entiendo.

-Estás mareada o algo? Tus ojos no los veo como siempre.

-Ah, creo que estoy resfriada pero no pasa nada.

-Estás segura que puedes ir al hospital hoy?

-Claro, qué voy a hacer aquí sola? Estoy bien no te preocupes. Apañémonos que Nadir está esperando. -desayunamos rápido y nos preparamos para salir. Era un día nublado, tarde o temprano iba a llover de nuevo.

-Bueno, aquí están las señoritas. -dijo Nadir, nos sentamos en los asientos traseros. Me sentía incómoda estar en un mismo coche con alguien que no fuera Abdel, estaba mal también hacerlo así que de ahora en adelante me iba a asegurar que no volviera a pasar. Mantuve el silencio durante toda la trayectoria, sólo quería dormir. -Ya llegamos. -dijo Nadir y abrí los ojos, los sentía pesados pero logré abrirlos. Entramos al hospital y nos pusimos manos a la obra. Tratamos a varios pacientes pero al llegar la tarde mi cabeza daba vueltas y como no me diera prisa iba a vomitar sobre alguien, y no exagero. Subí hasta la terraza para tomar algo el aire pero mi aliento cada vez se hacía más caliente, empecé a sentir como mis huesos temblaban de la misma manera que si me hubieses tirado un cubo de agua helada. El aire no me ayudaba mucho y opté por sentarme en las escaleras que daban a la terraza, no podía estar de pie. Era uno de aquellos resfriados buenos que te cogen cuando el clima cambia de repente, bueno pues me tocó a mí. Cerré los ojos por un momento y dejé que la brisa me acariciara. Al cabo de un rato los llamamientos de Lamia me despertaron y al querer levantarme hacia ella caí en el acto.

En el más AlláDonde viven las historias. Descúbrelo ahora