Unter Tausend Welten.

Colores >L< ~Death Note~.

Desde que eras niña, tus cuentos de buenas noches eran las leyendas que tu madre te contaba, y que tu abuela le había contado a ella en su debido momento.

-Entonces, cuando conocí a tu padre, el mundo se vio diferente –solía contarte tu madre mientras te arropaba, tus ojos brillantes y grandes mirándola con interés-. Se veía más vivo, vibrante... No puedo describírtelo de otra manera, no encuentro las palabras.

Y, ciertamente, no existían las palabras que se necesitaban para hacer entender a alguien que no había pasado por eso.

-¿Por qué cambió, mami? –preguntabas tú. Luego ella te miraba y sonreía ampliamente.

-No lo entenderías ahora... -ella susurraba-. Cuando conoces a la persona que amas, el mundo deja de ser blanco y negro; se convierte en un lugar hermoso, como nunca lo habías visto antes.

-¿Qué es blanco y negro?

Y esta pregunta hacía a tu madre negar con la cabeza y sonreírte, pidiéndote que fueras a dormir, que cuando fueses mayor lo entenderías.

Por varios años te preguntabas qué eran estos "colores" de los que algunas personas hablaban, de la "desaparición de lo monocromático y las tonalidades brillantes" que ellos veían a diferencia de ti y de otros individuos más.

Preguntabas a tus amigas si ellas podían ver los "colores" y todas ellas, a temprana edad, negaban. Ahora muy pocas podían decir que los veían, con ojos brillantes y felicidad que te resultaba incomprensiblemente absoluta en sus rostros.

Incluso llegaste a preguntar a tu abuela sobre los colores. Ella, con sonrisa nostálgica, te había dicho que no los vio hasta que conoció a tu abuelo. Te contaba con gran detalle y melancolía en su suave voz cómo fue que el mundo cambió y todo se vio diferente. Vivo, era la palabra que les gustaba usar a las personas que veían color. Luego el semblante de tu abuela cambiaba y sus ojos se cristalizaban tenuemente al llegar a la segunda parte de su historia de los colores:

-En verdad todo se ve más lindo cuando tiene color. Tu abuelo le daba color a mi mundo y yo se lo daba al de él. Pero un día, después de que él había enfermado, como puedes recordar, yo lo cuidaba. Y mientras le preparaba su vaso con agua para que bebiera su medicina, de pronto todo volvió... a ser blanco y negro. Así de improvisto ya nada tenía color. Fui a ver a tu abuelo por última vez y su corazón ya no latía. Su vida se fue junto todos los colores que vi cuando lo conocí.

Entonces pudiste verificar que los colores aparecían cuando conocías a la persona que amabas, y que éstos se iban cuando él o ella morían. Una cruel manera de cómo funciona la vida, pero así siempre había sido y nadie lo podría cambiar.

-¿L? –preguntaste mientras abrías la puerta de la habitación en la que el mencionado se encontraba, casi por completo drenada en oscuridad.

-Entra. ¿Qué pasa?

Hiciste lo que él dijo, dejando la puerta abierta detrás de ti y mirándole.

-¿Estás ocupado?

L dejó de hacer lo que sea que se encontrara haciendo en ese momento y se giró a verte con esos ojos oscuros tan distintivos, con el cabello cubriéndolos ligeramente.

Sonreíste un poco al ver la tenue y casi inexistente luz azul, como aprendiste que se llamaba ese "color", pasando luego la mirada a tus uñas pintadas de rojo y a tus pulseras doradas.

-No lo estoy, ¿qué necesitas?

-¿Tú... ves los colores?

No era el lugar ni el momento para preguntárselo, pero desde que comenzaron a salir L y tú era la duda que te llegaba a la mente de forma constante. La primera vez que hablaste con él, cuando se conocieron, el mundo cambió.

Y ya habías oído muchas historias sobre ese cambio, así que supiste perfectamente qué ocurría.

Pero no podías ver por él, así que sólo quedaba preguntarle.

L sonrió tenue, levantándose de su silla con los pies descalzos y caminando hacia ti, viendo tu hermoso cabello _______ (C/C) y tus tímidos ojos ______ (C/O).

-Los veo –tomó tu mano y la besó cariñosamente para después posarla en su propia mejilla.

En poco tiempo comenzaste a preocuparte por L en sobremanera. Sabías que su trabajo podría hacer que lo mataran en cualquier momento, por lo que procurabas estar atenta a él todo el tiempo que te fuese posible.

Eso sin interrumpirle, por supuesto. Lo que menos querías era serle un estorbo.

Caminando por la calle y sosteniendo algunas bolsas blancas en tus manos, una pequeña sonrisa se colocó en tus labios cuando pensaste en el lindo pastel que harías para L, ya que su aniversario se acercaba. Las bolsas que cargabas llevaban los ingredientes para prepararlo.

Tus ojos se pasearon por algunas flores blancas y amarillas a la entrada de una tienda por la que pasabas, sus puertas marrones abiertas de par en par para el público, los tejados –mayormente rojos- de todos los locales en la misma calle estaban adornados también con algunas flores o banderines de distintos colores.

Amarillos, verdes, rojos, azules; el sol brillante en el cielo claro con nubes blancas; niños jugando con pelotas púrpuras, anaranjadas, rosas; señoras vistiendo prendas llamativas grises, blancas, negras... Y de pronto todo era de esos colores.

Te detuviste abruptamente con los ojos bien abiertos, repasando todo a tu alrededor de manera histérica pero concentrada: personas de piel grisácea pasaban a tu lado, ropas entre blancas y negras, flores de estos mismos tonos, carteles de estos mismos colores, el cielo ya no era azul, tus uñas se veían negras y los brazaletes de un tono más oscuro que tu piel.

Gris.

Blanco.

Negro.

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NOTAS:

Ha pasado tanto tiempo desde que vi Death Note y no tengo el ánimo para verlo de nuevo, así que me disculpo por las incoherencias con la historia.

Sí, sé que les debo una historia que no acabe en tragedia y se las daré eventualmente, por favor disculpen.

Y sí, también sé que este libro no les interesa tanto como 7MEEP, pero no tengo inspiración para terminarlo aún.

Pido su paciencia, hermosas almas de este mísero y pútrido mundo. Trataré de no abandonarles tan seguido. Creedme que no es mi intención.

Sinceramente:

-Autari Roussette.