HeeChul caminó a través del pasillo una vez que HyukJae se había quedado dormido. Cuando llegó a la habitación de DongHae, golpeó la puerta varias veces y lo llamó, sin lograr obtener respuesta alguna. Al darse cuenta que nadie lo atendería, tomó de su bolsillo su copia de la llave maestra del hotel (que había conseguido gracias a su affaire con el último conserje) y logró así ingresar a la suite.
Todo estaba peligrosamente silencioso, era un silencio tenso, que no auguraba nada bueno, o al menos eso fue lo que sintió HeeChul ni bien llegó hasta el living y no logró registrar sonido alguno.
Cuando escuchó el ruido del viento correr, en la planta alta, subió los escalones de a dos hasta llegar al balcón, que se encontraba abierto, mientras sus cortinas danzaban al sol de la brisa del verano. Vio la silueta de DongHae con sus brazos extendidos y, cuando visualizó sus manos, una luz muy blanca lo cegó por completo.
Tras recuperar su capacidad visual, Hee se dio cuenta que lo que tenía en su mano era un trozo de vidrio... Y DongHae lo estaba acercando a su garganta.
El corazón del botones comenzó a latir más rápido que nunca y se le apagó la voz, su cuerpo no respondía. Quería correr y sacarle el vidrio a su amigo, regañarlo y abrazarlo para que ya no sintiera más dolor.
De repente, el movimiento de la mano se detuvo y DongHae dejó caer el vidrio, arrojándose él también y haciéndose una bolita, junto a la ventana. Comenzó a sollozar y el cuerpo de Hee volvió a reaccionar, saliendo a su encuentro y acercándose a él.
Hae se abrazó a su nuevo amigo, utilizándolo una vez más como su nuevo refugio.
HyukJae se levantó de la cama totalmente aturdido y salió al pasillo. Poseído, golpeó la puerta que estaba junto a su habitación y espero... Nadie lo atendió, por lo visto, él no se encontraba allí.
¿Cómo saldría de su pozo si SungMin no lo ayudaba un poco?
Necesitaba el cuerpo de su amante para descargar las tensiones en las que lo había envuelto su último encuentro con DongHae.
SungMin era como su vía de escape, cada vez que DongHae invadía su mente, HyukJae (o, mejor dicho, EunHyuk) hundía su polla en Sungmin, hasta olvidar lo que fuera que hubiera recordado. Claro que después se sentía una mierda, sentía, como de costumbre, que estaba engañando al amor de su vida, pero en ese momento y al saber que su Hae no lo quería, Hyuk simplemente necesitaba dejarse llevar.
Amigo con derechos de EunHyuk (ya que sólo lo conocía dentro de su duro y frío personaje), SungMin había ido a vacacionar a Jeju ese mismo año, a ese mismo hotel, ocultándose de su familia y con la excusa de haber asistido a una reunión en el exterior. Sus padres no tenían ni la menor idea de dónde se encontraba el gran Lee SungMin y había conseguido evadir a la prensa a la perfección, como habitualmente hacía. Sí, salía poco a disfrutar de las bellezas naturales del lugar y generalmente lo hacía de noche, para que nadie pudiera encontrarlo, pero SungMin tenía todo lo que quería: un hermoso paisaje y un hombre que lo follara noche tras noche.
El chico sentía un platónico amor hacia EunHyuk, era su estilo de hombre, el tipo de chico que le gustaba: agresivo en la cama, despreocupado con los sentimientos del otro, sexy, sensual, con una forma de moverse que seguramente le había robado al mismo Lucifer y muy atento con el placer que debía sentir su compañero sexual... Definitivamente, EunHyuk era su compañero ideal y el hombre que lo haría mucho más que feliz, ya que en el fondo estaba perdidamente enamorado y lo quería locamente para él, pero también sabía que EunHyuk no era de nadie, que no pertenecía, que el único hombre con derecho a tener un título en su vida era su mejor amigo, Kim HeeChul, alguien de quien SungmMin estaba violentamente celoso y a quien quería bien lejos de ambos.
La cosa era simple: ni a SungMin le gustaba Hee, ni a Hee le gustaba SungMin.
Varias veces, hablando sobre sus antiguas y presentes relaciones, cada vez que Hyuk mencionaba al arrogante y joven empresario, HeeChul parecía palidecer y sus ojos parecían encenderse, como si SungMin fuera lo peor que podría pasarle a su mejor amigo.
– Ese chico va a joderte la vida – le había advertido, tras uno de sus primeros encuentros.
– Un único hombre me jodió la vida y volvería a él y lo dejaría hacer conmigo lo que quisiera, así que, ¿a quién le importan las intenciones de SungMin? – y eso único había sido la respuesta de Hyuk, un chico más que perturbado en ese entonces.
– ¡Pero este va a jodértela en grande, HyukJae!
Ahora ese HyukJae ya no existía, o al menos no había re-aparecido hasta el momento en el que DongHae se había enfrentado a él, una vez más.
Era plenamente consciente de que estaba cometiendo un error sobrehumano, que no debía haber pasado esa noche con él y no debía haber experimentado una vez más el roce de sus pieles, de sus sexos, no deseaba pensar en lo que hubiera sido de él si hubieran vuelto a hacer el amor, seguramente Hyuk no podría sacar de su sistema nunca más a Hae...
Pero, ¿a quién quería engañar? Jamás podría sacarlo de su sistema, nunca sería lo suficientemente valiente como para dejarlo ir ya que lo necesitaba para vivir, necesitaba ese recuerdo que lo aferraba a la vida.
¿Sería que podría conseguir que DongHae se aferrara una vez más, como en aquel entonces?
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MASQUERADE
FanfictionGénero: Romance - Drama - Yaoi Clasificación: +18 Protagonistas: DongHae y EunHyuk Pairing: EunHae y mención de TeukChul