CAPÍTULO 14 ~ Rompecabezas

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Sentados en la arena, los tres chicos miraron el atardecer.
Habían estado toda la tarde conversando sobre sus vidas y sobre las vivencias que los habían llevado hasta ese punto de quiebre; habían estado más unidos y conectados de lo que ellos se hubieran podido imaginar jamás.
La cabeza de HyukJae era un total y absoluto caos. Seguía pensando cómo era posible que él no se hubiera dado cuenta o no hubiera sabido antes que HeeChul estaba más cerca de DongHae de lo que él creía.
Aun así, sabía que se habían vuelto a encontrar cuando tenían que hacerlo. Sabía que, de haberse visto antes y en cualquier otro lugar, tal vez, su bebé hubiera escapado y él no hubiera sido lo suficientemente fuerte como para escuchar todo lo que tenía para cantarle a la cara.
Al notar el debate interior de Hyuk, DongHae abrazó tiernamente a su amor y le dio un dulce beso en la mejilla.
- ¿En qué piensas? - lo interrogó, observándolo con mucha atención.
HyukJae sonrió ante su gesto y su tremenda preocupación y le devolvió el beso para intentar que no se mortificara, cosa difícil, ya que DongHae lo necesitaba y quería verlo bien y notar que estaba así lo hacía preocupar a niveles extremos.
- No pienso en nada puntual, Bebé - le aseguró y no mentía en absoluto. – Me cuesta un poco asimilar que siempre estuvimos así de cerca y que nunca ninguno de los dos hicimos nada.
- DongHae y yo no nos conocíamos - aseguró HeeChul. - Siempre supe que KyuHyun tenía un muy buen amigo de secundaria y universidad, pero nunca sentí el mínimo interés en conocerlo, ya que yo era muy celoso de mis amigos.
- ¿Y a dónde fue a parar eso? - le preguntó Hyuk. - Eres de las personas más sencillas y solidarias y abiertas y dadas que conozco, también eres super sociable ahora y, por todo lo que he escuchado en este rato, antes eras super sombrío.
- Eso se fue con JungSoo - suspiró. - Dejé de ser un maldito enfermo celoso y posesivo cuando él desapareció de mi vida, aunque admito que cuando volvió del Servicio Militar Obligatorio yo ya había cambiado muchísimo mi forma de ser, ya que yo también era mucho mayor y mi perspectiva de la vida era otra.
- ¿Qué perspectiva tenías? - le preguntó DongHae.
HeeChul se quedó pensativo y recordó esos días, aquellos en los que su vida se había volteado y él había hecho un cambio radical en su carácter debido al amor.
- Él me cambió, lo que sentía por él me hizo ser alguien mejor y querer superarme a mí mismo para que pudiera llegar a sentir por mí ese mismo amor - miró al sol, que comenzaba a ocultarse en el horizonte. - Me hizo un mejor hombre, sí, me hizo una mejor versión de mí mismo, pero también acabó con mis ganas de tener a mi Príncipe Encantado y de ser el de alguien, ya que me prometí no volver a amar a no ser que fuera a él y también se lo prometí la última vez que hicimos el amor.
Le dolió recordar como y de que manera todo ese amor lo había convertido en ese hombre maravilloso que era, en esa persona de bien que había terminado su carrera con honores y que había decidido hacer su vida desde abajo. JungSoo había hecho en HeeChul estragos, había dejado una marca enorme e imborrable en su cuerpo, en su alma y en el fondo de su corazón, de donde no sería capaz de sacarlo nunca más.

Caminaba de un lado a otro de la habitación, sin cesar, sin decirle una sola palabra a Tae y sin emitir el más mínimo sonido. Los nervios eran más fuertes que él, pero intentaba no expresarlos de manera evidente. Aunque, con ese simple gesto y con su aura, todo su ser irradiaba una energía que denotaba que se encontraba al borde de un ataque de pánico.
TaeYeon no miraba a KyuHyun, ya que eso la ponía un poco de los nervios. En su lugar, intentaba encontrar una solución al tema, ya que no era ni parecido a un problema, al menos no en su opinión. Ella creía que, si de verdad DongHae se había reunido con el hombre que amaba y no era todo un producto de la muy creativa, exageradamente pesimista y obsesiva imaginación de su esposo, tal vez ambos muchachos estarían destinados a permanecer uno al lado del otro para toda la vida y ni Kyu ni nadie podría impedirlo.
Cansada del vaivén que generaba en su cuerpo la mente de KyuHyun, le habló.
- Cariño, tenemos que conversar - le ordenó de una manera muy delicada y dulcificando su tono de voz.
Un desconcertado KyuHyun la observó con detenimiento, como si analizara algo. En realidad, estaba tan perdido en sus cavilaciones que había olvidado que tenía que cenar con su familia y jugar con su pequeña AhRa.
- Dime.
- Kyu, mi vida, creo que Hae ya es un niño lo suficientemente grande como para que nos estemos involucrando en sus asuntos de una manera poco positiva - le indicó ella, hablándole como si KyuHyun fuera un niño enfurruñado con un peluche que era de otro y que no podía tener; bien sabía TaeYeon que, si quería conseguir algo de su marido, tendría que jugar con las palabras de una manera muy sutil y sin que él mismo notara su jugada.
KyuHyun se sentó a su lado, en la cama, y dejó caer su cansada cabeza sobre la almohada.
- ¿Sabes lo grave que sería que se hubieran vuelto a encontrar? ¿Tienes idea de lo devastador que sería eso para el pobre corazón de mi mejor amigo? - preguntó, en voz muy baja.
- ¿Y qué si eso hubiera sucedido?
- Hae sufriría - se quejó él, totalmente enfrascado en su propio mundo, reviviendo, seguramente, la tristeza que le habían significado esos momentos que su mejor amigo había pasado sumido en la más tortuosa depresión; no quería volver a pasar por eso, ni él ni nadie que conociera a DongHae y lo quisiera de corazón querría algo así.
- ¿Estás tan seguro? - le preguntó TaeYeon.
Kyu levantó la cabeza y la observó atentamente.
- ¿Recuerdás cómo estaba cuando ellos se separaron? ¿Recuerdas lo mal que la pasó? - le recriminó, pero su mujer no hizo más que regalarle una hermosa sonrisa.
- A ver... - comenzó ella. - ¿Qué sucedería si ellos se encontraran esta vez y se dieran cuenta de todo el tiempo perdido y tuvieran ganas de reconstruir ese vínculo tan fuerte que los une y fueran, de esa manera, felices para siempre?
La pregunta de TaeYeon quedó flotando en el aire, mientras KyuHyun no hacía más que pensar y pensar y cavilar una respuesta coherente. En ese momento se sentía un maldito egoísta. Iba a contestarle, cuando una pequeñita y bella niña entró a la habitación con lágrimas en los ojos, buscando los de su papi.
- ¿Qué sucede, mi angelito? - su mamá se acercó a ella, secó una de sus lágrimas y sonó su nariz.
- Es que él prometió que jugaría conmigo y hace mucho que mis muñecos y yo nos estamos aburriendo solos - le recriminó, señalando a su padre, quien se puso de pie y, regalándole una sonrisa arrebatadora y tomando a la pequeña AhRa en brazos, alejó toda señal de tristeza del rostro de la pequeña.
- Muy bien, Mini-Cho - remarcó, era increíble lo mucho que él y su hija se parecían, tanto en carácter como en mañas, hasta tenían el mismo signo del zodiaco. - Vayamos a dirigir esa batalla épica mientras mamá pide algo para cenar, ¿sí? Rápido, que más tarde tenemos que hablar con el tío Hae.
AhRa asintió de manera enérgica y celebró los planes. Ambos salieron de la habitación, seguidos por una muy feliz TaeYeon. Al parecer, padre e hija habían olvidado sus problemas de momento. A Tae le encantaba el efecto que provocaban uno en el otro los dos amores de su vida.
- Piensa en lo que hablamos - le pidió a KyuHyun, mientras se alejaban, en direcciones opuestas, por largo pasillo que conectaba todas las habitaciones de la casa.

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⏰ Última actualización: Sep 12, 2020 ⏰

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