Capitulo 10

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Lo observe por un momento, el reflejo del sol ilumina la mitad de su rostro. Me resulta tierno que este aquí sentado, frente a mí, solamente porque me vio mal. Sonreí nuevamente como una tonta. ¿Qué se supone que debo hacer? Sus ojos miel me hacen sentir algo incomoda. Últimamente se quedan mucho tiempo sobre mí.


-¿Te sientes mejor?-Me pregunto con una media sonrisa.

-Si-Mentí. No quería volver con la cantinela de siempre, quizás, sea un buen comienzo, el principio del fin, tal vez Austin pueda ayudarme a despejar mi mente, simplemente para olvidar. Me regalo una última sonrisa y se acomodo en el acogedor sillón. Apoyo su espalda en el respaldar del mismo y suspiro.

-Adoro estar acá-Admitio con una pizca de relajación. Se ve muy a gusto en donde esta, y el sol refleja su rostro dándole un tono más natural y hermoso.

-Es relajante-Comente.

-Más que eso-Dijo dedicándome una fugaz mirada. –Siempre que vengo aquí, me siento alejado de todo-Respiro profundo. –Es... como un recreo de tu propia vida- Le dedique una sonrisa y fije mi mirada al horizonte.


Quizás por fin logre relajarme en este lugar. La tenue luz del sol en el atardecer, invade mis ojos haciendo que los mantenga medio cerrados. Es extremadamente relajante, es como... si no tuvieras preocupaciones, como si por un momento... te desconectaras completamente del mundo que te rodea, es casi ilógico.

Luego de la cena no quise dar muchas vueltas, di un "Buenas Noches" en general y me encerré en mi habitación. Amo esta habitación, sea el sol o la luna, siempre hay una acogedora iluminación. Haciendo mi último esfuerzo para ponerme el piyama, me acosté sobre la frazada y casi de inmediato caí en un sueño profundo.


Abrí mis ojos con pereza y me estire lo más que pude en la cama. Una suave briza entra por la venta junto con un rallo de sol que impacta justo en mis ojos. Decidí que debo levantarme. Me puse un vestido color celeste claro y decidir bajar para desayunar. Ni en el pasillo y la sala me encontré con alguien. Me pareció raro, por un momento creí que era demasiado temprano para estar despierta. Entre a la cocina y una enorme sonrisa ilumino mi mañana confusa.


-Buen día-Dije con una sonrisa mientras veía como cruzaba la puerta de la cocina.

-Buen día Austin-Dije de la misma forma. -¿Es muy temprano?-Pregunte al notar que solo estaba él en la cocina.

-Son las 10 ¿Quieres un poco de jugo?-Me pregunto.

-Si gracias-Asentí mientras me sentaba en la barra. Volví a sentir curiosidad, ¿Qué está sucediendo? Pero creí que serían muchas preguntas para ser tan temprano. Por otro lado, ¿Para qué quiero que estén todos? Así está mucho más tranquilo.

-Aun duermen-Dijo como si leyera mi mente. –Anoche se acostaron muy tarde.

-Hoo-Conteste mientras le daba un sorbo al jugo. Un silencio invadió la cocina, no quiero sentirme incomoda, además, creo que es muy temprano como para comenzar a forzar conversaciones.

-Mi padre me dio una lista de cosas que debo comprar ¿Te gustaría acompañarme al centro?-Pregunto con algo de timidez.

-Claro-Dije inmediatamente con entusiasmo, al fin y al cabo, me había perdido la pequeña excursión que había tenido la familia ayer.

-Genial, salimos cuando terminemos acá ¿quieres?-Pregunto con una sonrisa y entusiasmo.

-Esta bien.


-Hola-Saludo una voz femenina a mi espalda. Voltee solo un poco para ver de quien se trataba, y me encontré con unos ojos verdes, ya, muy conocidos para mí.

-Hola mama-Dije con una sonrisa.

-Hola hija-Se acerco y me dio un beso en la mejilla. –Buen día Austin-Dijo con el mismo entusiasmo.

-Buen día Alicia-Contesto con una sonrisa.

-¿Qué sucedió anoche que fuiste a acostarte temprano?-Me pregunto de repente. –Estas de vacaciones hija, se supone que debes dormirte tarde-Dijo entre risas.

-Estaba algo agotada, por el viaje y todo eso-Mentí. Austin levanto la mirada, me observo por un momento, él sabía la verdadera razón por la que me había retirado rápido de la cena, pero no dijo nada, solo se dedico a alimentarse. No lo tome como algo malo, como si él fuera a decir algo, sino, como un cómplice, es como un secreto entre nosotros. Sonreí para mis adentros e intente contestar todas las balbuceadas que mi mama preguntaba. Hasta que finalmente Austin interrumpió.

-Zo... te espero afuera ¿si?-Dijo interrumpiendo cordialmente.

-Si, ahora voy-Conteste sonriendo. Él desapareció detrás de la puerta y fue la señal para que mi mama comience a hablar más de prisa.

-Mmm ¿Te espero afuera Zo?-Repitio con tono picaron. Comencé a reír, no quería ruborizarme ante su balbuceo.

-Mama-Reproche.

-¿Qué?-Dijo victoriosa. -¿Te llevas bien con él?-La pregunta sonó seria.

-Sí, eso creo ¿Por qué?-Pregunte algo extraña.

-Solo quiero decirte que no quiero que hagas algo que no quieres, no es necesario hija-Dijo mi mama con una sonrisa mientras tomaba mi mano. Me recordó a mi padre, él siempre hace eso.

-No te preocupes mama, todo está bien-Dije regalándole una sonrisa para tratar de convencerla.

-Gracias-Contesto con sus enternecidos ojos.

-No tienes nada que agradecer-Dije, luego me marche, no quiero comenzar a gimotear como bebe.


Austin me estaba esperando afuera junto con un auto blanco de cuatro puertas, pase por delante de él y vi que la marca del auto son cuatro argollas plateadas que se superponen entre sí, creo que es un Audi, aunque mucho de autos no sé. Austin abrió la puerta del acompañante, le dedique una sonrisa y me senté. Luego entro se sentó frente al volante y saco el auto marcha atrás.

Luego de varias cuadras de puro campo, los edificios comenzaron a verse, y la ciudad comenzaba a rodearnos. Es muy lindo, todo tiene un toque rustico por acá, y el acento de los cordobeses es realmente llamativo, una que otra sonrisa aparecía en mi rostro, y Austin terminaba en convertirla en una carcajada. Entramos a un supermercado realmente grande y comenzamos a buscar los objetos de la lista que le habían dado a Austin. Dimos vueltas durante toda la mañana, hasta que finalmente metimos todas las bolsas en el baúl del auto y decidimos dar una vuelta a pie por todo el centro.


-¿Te gustan los helados?-Pregunto de repente.

-¿Y a quien no?-Pregunte irónica entre una pequeña carcajada.

-Buen punto-Dijo con su perfecta sonrisa. –Ven... vamos por uno.


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Mi Príncipe Azul [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora