46. Principes y princesas

44 9 0
                                    

Mientras tanto a rafa seguía decidido en plantarle cara a Ángel.

-¿Que haces aquí? -Le preguntó.
-He venido a hablar con...
-¿Julia?- Dijo interrumpiéndole. Cuando Ángel asintió Rafa continuó.- Pues no ha venido, así que ya puedes irte a casa.
-Oye, tío.-Dijo tocándole el hombro.- Tengamos la fiesta en paz, ¿vale?
-No me toques.- Dijo levantando la voz.
-Vale, vale.-Dijo metiendo las manos en los bolsillos.- Puedo ir a buscarla a su habitación.
-¿Para qué quieres ir a su habitación? ¿Para seducirla, que te perdone, y por fin conseguir lo que hasta ahora ibas buscando, meterte en sus bragas?-Dijo irónico.
-¡Serás cabrón! Yo la quiero, y en ningún momento pensé en hacerle daño.
-Pues no lo has conseguido, Víctor, ¿o debería llamarte Ángel?-Gritó.
-Vamos a otro sitio.- Le respondió Ángel, cuando se dio cuenta de que media sala les observaba.

Rafa sabia toda la historia del pasado de Ángel, y todo lo que había sucedido en el ascensor porque Natalia se lo había contado, y no iba a permitirle a ese asesino que le hiciera daño a Julia. Tenía que pararlo de alguna forma. Los dos chicos fueron en dirección a los baños, para continuar allí su discusión, alejados de posibles testigos de lo que probablemente sucedería.

Una vez dentro, Rafa no pudo esperar a que Ángel abriera la boca. Y con la valentía y la fuerza que nunca antes había demostrado tener, alzó su débil mano, y le dio un puñetazo en su bonita cara, dejándole el ojo derecho como una berenjena. Su contrincante quiso defenderse, pegándole un puñetazo en la barriga, provocándole un instantáneo y asqueroso vomito en el suelo. Y así continuaron peleándose, los jóvenes, con todas su fuerzas, hasta que alguien abrió la puerta y contemplo aquella violenta escena.

-¿Que cojones estáis haciendo?- Preguntó una voz femenina.
Rafa giró la cara para descubrir de quien se trataba.
-Natalia, vete. Esto es cosa de hombres.- Le dijo.
-Los hombres sois todos unos gilipollas.- Dijo llorando al recordar a Diego.- Dejad ya de pelearos, joder.
-No te metas.- Añadió Ángel.
-Con que esas tenemos. Ahora os vais a dar cuenta de lo que es una mujer, ¡Machistas!- Dijo gritando, se acercó a ellos, y cogió a cada uno de una oreja, las retorció hasta conseguir lo que quería.
-Au, Au. ¡Para!- Dijo Rafa casi llorando del dolor.
-¿Por qué os estáis peleando?
Al no recibir respuesta, retorció más sus débiles aparatos auditivos.
-¿Por qué os estáis peleando? Y.. ¿Por qué estáis en el baño de chicas?- Dijo curiosa.
-No me había dado cuenta de que esto era el baño de chicas. Además huelen igual, no hay ninguna diferencia.-Le respondió Ángel.
-No digas tonterías, nuestra mierda huele a rosas.- Dijo Natalia. Riéndo.
Entonces otra presencia llegó al baño.

-¿Que esta pasando aquí? He odio gritos desde fuera.- Dijo Giovanni
-Pues aquí estamos, hablando civilizadamente en el baño de chicas.- Dijo Ángel, intentando despistar a su amigo.
-Y ¿Por qué, eso?- Dijo señalándo a Natalia y a sus orejas.
-Porque tu amigo es un invecil.-Le contesto Rafa.
-Oye, no llames así a Ángel.
-Por favor. No os peléis vosotros también, que no tengo mas manos para agarrar tu oreja.- Dijo Natalia.
-¿Has parado la pelea solo cogiendoles de las orejas?
-Si, es un viejo truco familiar, deja inmóvil a cualquiera. -Dijo con chulería.
-Vaya. Qué guay.
Y por un instante se miraron fijamente, como si de repente hubiese una conexión entre ellos.
-Hem, tortolitos, seguimos aquí, y mi oreja esta palpitando, creo que me estoy quedando sordo.-Dijo Ángel.
-¿Que? ¿Tortolitos?¿Nosotros? Para nada,- Dijo Giovanni con un tono bastante agudo y nervioso.
-Os suelto. Pero quiero que me expliquéis que esta pasando.

Cuando el ambiente se relajó un poco, empezaron a hablar.

-En mi defensa quiero decir, que él me pegó primero.- Dijo ángel.
-Yo solo quería dejarle claro, que no puede ir haciendo daño a la gente como si nada. Que el no tenga sentimientos, no quiere decir que los demás no tengamos.
-Yo si que tengo sentimientos.
-Pues no lo demuestras.
-¿A, no? Pues mira como los demuestro.- Dijo Ángel, y sin poder resistirse comenzó una nueva pelea.
Aunque esta vez, más corta. Giovanni se puso en medio de los dos, e inevitablemente recibió todos los golpes.

Va por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora