Yo alzé la cabeza y lágrimas de felicidad empezaron a caer de mis ojos. Kevin estaba despierto. Me miraba débilmente con su brillantes ojos azules.
-¿Te encuentras bien?- le pregunté apretando le la mano.
-Si....
-¿Has...escuchado algo... de lo que he dicho?-pregunté nerviosa.
-Nada.
-Bien....-dije yo secandome las lágrimas con una sonrisa.
Me incorporice y sonreí mientras Kevin me miraba.
-¿Porque lloras?
-No lo sé....-mentí.
-¿Que pasó?-preguntó algo asustado.
-¿Cuando?
-En el accidente.
-¿No te acuerdas?-le pregunté acercabdome de nuevo.
-Solo recuerdo verte gritando y un gran dolor. Solo eso.
-Yo tampoco recuerdo mucho.-volví a mentir.
¿Porque le estaba mintiendo? ¿No acababa de asimilar que le amaba? Soy una estúpida.
El doctor entró en la habitación con su sonrisa tranquilizante. Kevin lo miraba asustado apretandome la mano.
-Vaya .Al final as despertado. Creíamos que no lo harías.¿Como te encuentras?
-Algo mareado. Con dolor de cabeza.
-Eso es normal. Tranquilo.
-Doctor¿Usted sabe los que nos pasó?
-Un conductor iba dormido al volante cuando su coche salió volando y OS arrolló contra la pared.
Yo me llevé las manos a la boca asustada.
Salí corriendo de la habitación intentando no estallar a llorar. Pero no pude evitarlo. Me heché en la pared del aparcamiento. Llorando tanto que pensaba que el corazón se me iba a salir del pecho. Sólo de imaginarme a Kevin y a mi en esa situación me sentía basura.
Mi pelo me tapaba la cara que estaba húmeda de todas las lágrimas que habían pasado por ella. Soy una mala persona. Estoy mintiendo a tres personas. Estoy haciendo mal a tres. Casi hago morir a una muy especial para mí.
-No llores Katy.-dijo una voz.
Levanté la cabeza y ví enfrente de mí a Kevin en una silla de ruedas.
Se acercó a mí y me agarró la barbilla. Yo no podía dejar de mirarlo. El sol hacía que sus ojos brillaran como si solos existieran ellos. Su sonrisa me hacía pensar que era más guapo de lo que en realidad se pensaba.
Él me deslizó suavemente los dedos por las mellijas para quitarme las lágrimas .
-Odio verte triste...
Yo seguía mirándole y él a mí. Parecían siglos. Siglos en los que no podía revelarle mi amor.
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Cartas a Katie
RandomKatie Oswald es una chica normal que vive en Londres y que va al instituto con su mejor amigo Kevin. Un día le llega una carta de un admirador secreto. Y a partir de ahí. Su vida consiste en averiguar quien es.