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Luke

No podía quitarme el aroma de Michael de mi cuerpo y no pensaba hacerlo, la manera en que me abrazaba me hacía sentir completo. Hace tiempo que no abrazaba a alguien, en especial de esa manera. Esa manera en que estiras tus brazos preguntando con ellos "¿Me dejarías ir?" y la persona que esta al frente de ti rodea tu cuerpo apretándolo con fuerza respondiendo un "Nunca lo haría." con ellos, así lo había sentido con Michael. Y antes de Michael, con mi madre.

El miedo invadía mi cuerpo, a la ultima persona que abrace de esa manera era a mi difunta madre quien me abandonó, rompiendo la promesa.

¿Qué tal si sucedía lo mismo con Michael? ¿Él me abandonaría como Calum, mi madre o mi padre?

Unas piedras golpean la ventana de mi habitación interrumpiendo mis pensamientos, decidí ignorarlo pero por más ignoraba, más piedras lanzaban. Abrí la ventana apunto de gritar pero una piedra chocó con mi frente.

—Demonios.—Gemí de dolor tocando la zona golpeada. Una risa alborotada se escuchó, bajé mi vista y era Michael.—Idiota, ¿Tu madre no te enseñó que existen las puertas?

—Solo trataba de ser romántico, Hemmings.—Bromeó. Yo tomé la piedra que me había arrojado hace unos minutos atrás y se lance de vuelta pero él la esquivo.—¿Podrías abrir la puerta?

Negué.

—Traigo películas y comida.—Canturreó y yo sonreí convencido. Bajé rápidamente para abrir la puerta de mi casa y la silueta de Michael entrar por ella.—Hey.—Saludó con su mano y yo las observé, estaban vacías.

—Dijiste que traías películas y comida.—Le recordé apuntando a sus manos vacías y él sonrió con inocencia. Rodé los ojos.—¿Qué se te ofrece?

—Iremos al cine.—Afirmó con una sonrisa alegre, como siempre lo hacía y aveces me causaba molestia que sea tan positivo o más bien envidia de que el parece tener una vida mejor que la mía. Yo suspiré y negué con la cabeza rápidamente, él me miro confundido.

—No quiero ir al cine, hay mucha gente.—Murmuré inventando una excusa, Michael me miró no muy convencido de lo que acababa de decir. Quería estar con él sin hacer nada y conversar como siempre lo hacíamos.—Mejor quédate aquí y hagamos otra cosa.—Añadí cuando vi que él estaba dispuesto a irse.—¿Te quedarías?

—Claro, Lukey.—Sonríe dulcemente besando mi frente pasa sentarse en el sillón y yo puse mis manos en mi mejillas que estaban ardiendo. Mordí mi labio caminando hacía donde Michael sentándome en el sillón del costado de donde estaba él.—Vamos, no actúes así. No es como sí tuviera sida para que te alejes así.—bromea dándome un golpe bajo sin darse cuenta. Comienza a reírse y yo permanezco serio en el sillón.

—Vete.—Ordené tratando de mantener la calma, él se levanto del sillón acercándose a mí dispuesto a abrazarme y yo lo empujé.—Que te vayas.—Apreté mi mandíbula y las lágrimas ya amenazaban por salir. Él me miraba preocupado.

—¿Dije algo malo? Sí es así, lo sie..

—Solo vete, Clifford.—Lo interrumpí levantándome para abrir la puerta de mi casa indicando que saliera de aquí, el me miró de reojo.

—No quería lastimarte, Luke. Nunca lo haría apropósito.—Aclaró para después irse de mi casa. Observé como desaparecía por las calles y suspiré.

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