Skye Hunter ◇ Spiderman

1. Preparativos

Desperté sobresaltada cuando algo se estampó contra mi cara produciéndome un fuerte dolor de nariz. Desorientada, pestañeé varias veces y sentí una presión en mi cara. Me di cuenta de que era el brazo de Peter. Lo aparté con cuidado y me senté en la cama. Peter seguía durmiendo a mi lado y fuera ya había amanecido.

Esta madrugada, Spider-man había salido para parar a unos ladrones que intentaban atracar un banco. Él había aparecido por mi ventana mientras yo dormía para coger mi cámara y hacer las fotos por mí y que así no tuviese que despertarme. Intentó ser silencioso, pero se tropezó con mis zapatos y se cayó al suelo llevándose consigo mi manta y una silla que tenía allí. Me desperté con el corazón latiendo a mil por hora creyendo que le había pasado algo a Els o que habían entrado a robar. Sin embargo, cuando vi que era Peter el que estaba allí me extrañé. Al final, me explicó que había ido para coger mi cámara y no despertarme. Resignada y diciendo que de todas maneras ya me había despertado, me puse algo encima y dejé que Peter me llevase a donde todo estaba pasando. Medio dormida, pude hacer varias fotos y tuve suerte de que nadie me viese. Cuando todo acabó, tanto él como yo apenas podíamos mantenernos en pie. Consiguió llevarme otra vez a mi casa sin quedarse dormida y al final cayó rendido en mi cama. Le dejé un pantalón de pijama que apenas le servía como ropa interior y una camiseta ancha que apenas usaba. Antes de que pudiese acabar de ponérsela, se quedó dormido.

Aún sintiéndome soñolienta, recordé que tenía que entregarle las fotos a J. Jonah. Todavía no podía comprender cómo había conseguido que nos devolviese el trabajo, pero dos semanas después de que lo hubiésemos perdido, J. Jonah nos llamó para pedirnos que volviésemos. Bueno, en realidad no fue él quien nos llamó. Peter y yo sabíamos que él nunca haría eso, ni se dignaría a decirnos que nos necesitaba para el periódico. Quien nos llamó fue la recepcionista que siempre me miraba de una manera rara, Amy.

Esta vez, me había prometido que haría bien mi trabajo. Era lo único que me permitía seguir en Nueva York, porque si lo perdía no podría continuar con la vida que llevaba. Por eso, en cuanto me desperté salté de la cama y fui al baño a arreglarme un poco. Cuando salí, intenté despertar a Peter, quien ahora dormía de lado con un brazo colgando fuera de la cama. Sabiendo que no habría otra forma de despertarlo, cogí varios cojines y los puse en el suelo. Mordiéndome el labio para aguantar la risa, tiré de Peter hacia mí y cayó encima de los cojines. Aunque estos evitaron que se diese un fuerte golpe contra el suelo, aun así, se despertó moviendo los brazos y las piernas asustado.

—¿Qué...? —preguntó y yo solo sonreí.

—Ve a tu casa y saluda a tu tía. No creo que le haga mucha gracia levantarse y ver que no has dormido allí —le dije—. Ponte algo que no sea el traje de Spider-man, no creo que quieras ir al Daily Bugle así. Te espero aquí para desayunar. ¡No tardes! —le grité, saliendo de la habitación. Volví a meterme al baño para darme una ducha y cambiarme de ropa. 

Cuando acabé, fui a la cocina y abrí la nevera. No tenía ganas de ponerme a hacer de comer tan temprano así que simplemente saqué un poco de leche y la dejé sobre la mesa. Busqué un vaso y cuando me di la vuelta, me encontré con Els. Llevaba puesta una bata, con todo el pelo desordenado y frotándose los ojos. Me miró con el ceño fruncido y se sentó, apoyando los codos sobre la barra.