Skye Hunter ◇ Spiderman

18. Lo hago por ti

Matt Murdock era ciego.

No giró la cabeza para mirarnos cuando Sam lo llamó, porque no podía vernos. Pero él sabía que estábamos allí. No sé como lo sabía, porque habíamos sido muy silenciosos, pero era como si hubiese sabido que estábamos en la iglesia justo cuando entramos.

—Sí —dijo Matt. 

—Te estábamos buscando —empezó a decir Sam—. Tú no me conoces, pero yo a ti sí. Y es mejor que no hagas preguntas sobre cómo te conozco, porque no las responderé —rodé los ojos—. Necesitamos que nos ayudes.

—¿Me pides ayuda, pero no me das información sobre ti? Dices que no contestarás mis preguntas acerca de cómo me conoces, ¿pero responderás siquiera alguna? —Sam me miró y yo volví la vista a Matt—. Es mejor que no empecemos así.

—No creo que estés en posición de...

—Sé que al lado tuya hay una chica. Joven, de unos veinte. No estoy muy seguro. Y que fuera de la iglesia hay otro chico. Eso me hace preguntarme por qué has venido con tanta gente si solo necesitas mi ayuda. ¿Es que si me niego a dártela, me atacarán?

—No... —empezó a decir Sam, pero yo lo corté.

—No es él quien necesita tu ayuda, soy yo —le revelé—. Solo necesitamos saber unas cuantas cosas y pensamos que serías quien podría decírnoslas. Aunque mi compañero no responda a tus preguntas, yo lo haré —le dije y Sam me miró mal.

Negó con la cabeza, diciendo que no debería haberle dicho eso. Pero es que a mí no me gustaba trabajar como a él. Tanto secretismo no hacía más que matarme y si queríamos que aquel hombre nos ayudase, ¿qué menos que decirle por qué?

—¿Responderías cualquier pregunta? —preguntó.

Sus gafas rojas brillaron cuando un pequeño rallo de sol impactó contra ellas y Matt giró un poco la cabeza.

—A cualquiera que sepa la respuesta.

Se quedó callado, analizando la situación. Miré a Sam, quien tenía la mano frotándose los ojos mientras negaba con la cabeza. Sabía que no le parecía bien ésto, pero quería que Sam me ayudase, no que me obligase a trabajar como él.

Yo quería ser distinta, aunque eso me llevase a cometer grandes errores y estupideces.

—Es una oferta muy tentadora —comenzó—, pero no. Solo soy un simple abogado y de la única manera en que os podría ayudar sería en un juicio y ayudándoos con un caso. Fuera de eso soy un simple ciego que lleva una vida normal.

Y tenía razón. Había confiado ciegamente en Sam cuando me dijo que Murdock podría ayudarnos, pero él solo era un abogado. ¿Y si Sam se había equivocado de persona? ¿Y si no era este Matt al que él se refería?

—Sabes que puedes ayudarnos... —le dijo Sam.

—Sí, pero no lo haré —se levantó y puso el bastón que le ayudaba a guiarse delante de él—. Con permiso —dijo mientras pasó en medio de nosotros.