Días grises

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Recuerdo mi infancia cómo la mejor época de mi vida.Sin duda, para la mayoría de las personas lo ha sido y lo peor es que ya no podemos volver.La época en la que duelen más las heridas de las rodillas que las del corazón.En la que el amor más importante es el de nuestros padres y lo único difícil es pintar bien un dibujo sin pasarnos de la línea.
Todo empezó cuando tenía 14 años.Siempre había sido una chica diferente y ser así también tenía sus problemas.Yo tenía problemas y muchos.Tenía problemas en casa, en el colegio e incluso conmigo misma.Y lo peor no eran esos problemas, el problema es que yo hacía cómo si no los tuviera y necesitaba a alguien.
Mi vida era un completa rutina, me había acostumbrado a hacer las mismas cosas cada semana y sentía que me faltaba algo ( o alguien).Tenía que ir al colegio y bueno, no me gustaba.No me gustaba porque no me sentía a gusto y me sentía igual que en mi casa, sola.Me acostumbré a la soledad y al final me gustó estar así.Me acostumbré a hacer todo sin nadie y mis padres fueron los primeros en darse cuenta.Pero ellos en vez de ayudarme, me regañaban constantemente y yo empecé a distanciarme más de ellos.
Me distancié de todo y eso me llevó más a perder que a ganar.Perdí muchas cosas, pero lo peor fue perderme a mi misma.Mi vida era un precipicio y yo me tiré de cabeza sin pensar.
Yo no era una persona de finales felices, yo era una persona de vacíos.Era un completo huracán que se llevaba por delante todo aquello que tenía cerca y lo destruía.
Una persona cómo yo era mejor tenerla a kilómetros, pero bueno siempre habrá alguien en alguna parte del mundo qué por muy lejos que esté, te querrá a centímetros.Y allí es dónde se encuentra el amor de tu vida.

KilómetrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora