Besos

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Estar con él era la mejor sensación del mundo.Nos conocíamos tan bien.Éramos el uno para el otro.

Recuerdo las rosas rojas que me llevó ese día del reencuentro.Nunca me habían regalado tantas rosas y mucho menos me habían regalado unas rosas tan bonitas como las que me trajo él.

Eran preciosas.Juro que eran las rosas más bonitas que había visto.Siempre había sido un chico romántico (desde el primer momento) y no podían faltar las rosas ese día.

Lo primero que hicimos después de conocernos, es volver a mi casa a dejar su maleta.
Mis padres dormían.
No era el momento para presentarles a mi chico.
Ya era mío.
Y yo era suya.

Sabíamos que lo nuestro iba a ser para siempre, incluso aunque un día ya no estuviéramos juntos.

Él ya no era el chico de 16 años que me envió la solicitud de amistad.Ya no era un niño.Tenía 20 años.Había crecido y ya era un universitario.Era un futuro abogado.
Yo tenía casi 18 años.Tampoco era la niña de 14 años a la que le envió la solicitud de amistad.Era una estudiante normal y corriente.Tenía muy pocas cosas claras.
Él era la única cosa clara de mi vida.
Me había convertido en una mujer en todos los aspectos y no voy a mentir, incluso echaba de menos tener 14 años.
Los 13, los 14, los 15, los 16 y pronto los 17.
No quería crecer, pero tampoco podía hacer nada para evitarlo.
Él era un abuelo a mi lado.Esos tres años más me hacían llamarlo "abuelito".No os podéis imaginar las veces que lo molesté con eso, pero sólo era para molestarlo.
Se veía tan joven y guapo.

Yo llevaba las rosas conmigo (nos las quería dejar en casa) y nos fuimos a dar una vuelta por mi pueblo.
No había más qué los borrachos de la plaza y algún qué otro gato.
Incluso ví un gato blanco.
Era el gato más guapo del mundo.
Era Boris.
El gato de mi mejor amiga.
Así qué me acerqué y lo acaricié.Creo qué fue la única vez qué no huyó de mi.
Era cómo mi gato ya qué mi madre era alérgica al pelo de gato o conejo.

Hablábamos de nuestro futuro juntos.
Él no había venido a visitarme.
Mucho menos a conocer a mis padres.
Él había venido a por mi.
Nos íbamos a vivir juntos lejos de mi hogar.
Lejos de mi país.
Lejos de mi continente.
Nos íbamos y no sabía cuando volvería.
Sólo sabía qué me iba.
Me iba con él.
Juntos.

KilómetrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora