El amor no tiene finales felices

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Entonces me desperté de mi sueño.
Nada había sido real.
Yo seguía en la misma cama de siempre.
Él nunca vino por mi en realidad.
Y yo tampoco dejé todo por él.
No era amor.
No era real.
Era un sueño.
Y en mundo de alfileres, las personas somos los globos.
No tuvimos un principio ni un final.
Si recuerdo enamorarme de un chico que vivía muy lejos de mi hogar, pero como el resto de personas, nos rendimos.
Yo le rompería el corazón y él rompería el de mis padres al llevarme muy lejos.
Pero tampoco tuve el privilegio de saber que hubiera podido pasar.

La distancia esta únicamente para separarte de personas que quieres y los mismos kilómetros te cambian, lo cambian todo.
Solo había sido un sueño.
Un maldito sueño.
Desde el primer momento supe que solo enamoramos niños con un mismo sueño, un sueño que nunca iba a llegar.
Ahora mi sueño es volver a ser niña y es exactamente lo mismo que soñábamos él y yo, algo que no se puede.
Nos habían separado para no estar juntos.
Para rendirnos.
Para perder las ganas de luchar.
Para convertir el amor en odio.
Para intentar olvidar a esa persona con demasiadas.
Para beber tequila a su salud a lo lejos.
Para lanzar un beso al cielo por si la conexión se ha quedado corta.
Estos kilómetros nos convirtieron en todo.
Y nos quedamos en nada.
No somos nada.
Nunca lo fuimos.
Y nunca lo seremos.
Él nunca vino a por mi y yo mucho menos fui a su país en mi vida, no tenía nada allí.
Yo ya lo había olvidado.
Me había olvidado de él.
Había sido la mejor canción del mundo para mi.
Pero hasta nuestra canción favorita nos cansa.
Y los kilómetros hicieron que me cansara.
Me cansé de todo.
De soñar y no poder dormir a su lado.
De insomnios por sus ojos negros y nunca poder verlos de cerca.
De imaginarme nuestros futuros hijos con su sangre.
De imaginarme en un altar prometiéndole amor eterno.
Amor eterno que siempre prometimos.
Pero, las personas prometen constantemente.
Promesas rotas.
Promesas que nos rompen.
Pero aún así, siempre fuimos eternos.
No para toda la vida, pero sí mientras respirábamos el mismo aire.
Mientras nuestros latidos se escuchan a lo lejos.
Mientras quedábamos en sueños para darnos un beso.
Para dedicarnos canciones y letras para llorar en un papel.
Para dedicarnos cada respiro.
Porque si yo respiraba, era por él.
Y él por mí.
Siempre fue mi ángel.
Un ángel que solo vi y que nunca pude tocar.
Un ángel que iluminó mi oscuridad.
Él estaba enamorado de la oscuridad.
Y yo era la oscuridad.

Recuerdo como era de feliz y estupida en esos momentos.
Pues fue en vano soñar despierta.
Mi sueño nunca tocó a mi puerta.
Y yo mucho menos hice mis maletas.
Fue el mejor sueño de mi adolescencia.

Lástima que ya no pueda volver atrás.
Solo le deseo la mejor felicidad.
Una felicidad que no pudo compartir conmigo.
Una felicidad que ahora debe compartir con su esposa e hijos.
Porque siempre será mi universitario favorito.
Mi pequeño infinito.(te amo)

Cuando tenía casi 17 años.
Para el primer y único amor de mi vida.

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⏰ Última actualización: Sep 11, 2015 ⏰

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