Estrellas fugaces

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Él no era de este mundo.Literalmente tampoco era del mío.
Yo estaba en una punta del mundo.
Él estaba en otra.
Pero nos gustaba hablar y contarnos nuestras vidas a lo lejos.
Tampoco estábamos tan lejos, los dos veíamos el mismo cielo y eso me daba esperanzas.Tal vez un día, tal vez, nuestros destinos se unirían y tendríamos la oportunidad de conocernos ( o no).
Lo único que tenía claro es que yo en un futuro sabía que iba a irme lejos de mi hogar y que tendría una vida totalmente diferente a la que tenía en ese momento.
Me gustaba lo que me contaba, me hablaba de donde él vivía, un lugar que ni sabia que existía, igual que él tampoco sabía del lugar que yo vivía.
Éramos dos completos desconocidos, pero aún así nos preocupábamos el uno por el otro.
No faltó mucho para decirnos nuestro primer "te quiero", lo dije yo primera.
Hay palabras que las sientes en un momento exacto y cómo sea tienes que decirlas.Eso provocó un terremoto en él, yo le parecía hermosa y él me parecía especial.
Yo era un huracán y él era el mío.
Entre diferentes países había diferente horario y eso era un problema porque siempre nos quedábamos con ganas de hablar un poco más.
Recuerdo más de una vez quedarme dormida hablando con él por teléfono.
Me hubiera encantado verle sonreír en persona en muchos momentos, pero no era el momento ( o no se podía).
Era la única persona que me importaba sin ni siquiera haberla visto en mi vida, nunca nos habíamos visto y parecía como si nos conociéramos de toda la vida.
Nunca fue una rutina para mí hablar con él, fue un placer haberle conocido.
Supongo que no sabía con la loca que estaba hablando ( o sí).
Yo no sabía cien por cien quien era él, pero no me importaba, hacía meses que tampoco sabía quien era yo y no pasaba nada.

KilómetrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora