Capitulo 16

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Y ahí está, apoyado en una moto negra Yamaha estilo custom. Tiene una chaqueta de cuero negra, unos nike con el estampado de cebra, unos jeans negros y una camiseta blanca... Su estilo permanece igual, es un chico duro... Me apoyo en el tronco del árbol, está ahí, no era una broma, cojo aire y salgo de detrás del árbol. Avanzó un poco y capto la atención de Yayo, yo esperaría algo tipo a que me sonriera, pero no, no ocurre nada de eso, él sigue con su actitud seria. Alrededor nuestras hay parejas de adolescentes encontrándose después de un tiempo o familias. Llego donde estaba Yayo, que se había separado de la moto. Saca las manos de los bolsillos, se sube encima de la moto y la arranca. Estoy quieta, no sabía que tenía que hacer.

- ¿A qué esperas?- me pregunta.

- ¿Y los cascos?- le pregunto.

- No hacen falta, se conducir. Venga vamos.

No me muevo.

- ¿No te fías de mí?- me pregunta.

- No- digo seria.

Yayose ríe, me enfado. Ya que veo que no me lo da, me acerco a la moto. Dios por favor, que no nos pase nada. Me paro justo delante de la moto ¿Cómo se sube?

- ¿Y ahora qué?- me pregunta.

- ¿Cómo se sube?- digo avergonzada.

Yayose ríe... ag ¿solo sabe reírse?

- No hace gracia, nunca me he subido en una moto.

- Apoya una mano en mi hombro y poner un pie aquí- me señala un sitio- luego te impulsas y pasas la otra pierna al otro lado y ya está.

Hago lo que me dice y me siento encima de la moto, detrás de él.

- ¿Lista?- me pregunta.

- No- le digo.

Y el arranca. Salimos del recinto de la escuela, tengo miedo, me agarro fuertemente a él.

- ¿Tienes miedo?- oigo que me dice Yayo.

- No...-miento- ¿Por?

- Ah, es que me agarras tan fuerte...

Instintivamente quito los brazos de alrededor suyo.

- ¿Te he dicho que los quitaras?- me dice.

- No. Pero a lo mejor te molestaba.

- No me molesta. Agárrate, no quiero que te caigas.

Mis mejillas se ruborizan, lo vuelvo a agarrar, pero esta vez menos fuerte. Veo que Yayoquita una de las manos del manillar... ¿qué hace? ¿Quiere que nos matemos? Siento como coge una mano mía y tira de ella, luego la suelta en su cuerpo y hace lo mismo con la otra, ahora estoy más cerca de él y lo estoy agarrando fuertemente... Así lo quería él. El viento mueve mi pelo, siento como el aire da en mi cara, se está muy bien, apoyo la cabeza en la espalda de Yayo.

Veo que nos alejamos de la escuela, de la ciudad... ¿Dónde vamos? Pero en el fondo no me importa, me siento segura con Yayo. El sol empieza a esconderse y seguimos en la moto.

- ¿Dónde vamos?- pregunto.

- A un sitio- me responde.

- Hasta ahí llegaba... ¿Falta mucho?

- Creo que no.

Miro el cielo, estaba empezando a oscurecer, estaba limpio solo había unas cuantas nubes negras. Una ráfaga de viento frio me llega y guardo mis manos en los bolsillos de la chupa de Yayo. Yo, muy lista, no me había traído nada de abrigo, perfecto.

- ¿Tienes frio?- oigo a Yayo.

- No.

- Ya falta poco.

Sonrío ¿estaré haciendo bien? ¿Elegí lo mejor? Deje a Nathan solo y estoy con Yayo, le mentí, pensé en mi misma... Además ¿de qué voy a hablar con Yayo? No sé qué decirle, siempre me va a contestar borde. Mierda, me arrepiento, debería estar en la escuela, con Nathan y Wen. Pero ya no hay marcha atrás, estaré esta tarde con Yayoy cuando que demos una vuelta, le diré que quiero volver y listo. Después de unos minutos, Yayoaparco enfrente de una cafetería.

- Venga, bájate.

Me baje como pude, me había acostumbrado a estar en la moto y me tambalee un poco cuando toque el suelo. Yayose bajó de la moto y le puso el candado. Empezó a andar hacia la puerta de la cafetería. Yo no sabía qué hacer, así que me quede quieta, Yayose giró y me miro.

- ¿Te vas a quedar ahí quieta congelándote?- me pregunto.

Estaba pensando en coger la moto y volver a la escuela, me arrepentía mucho. Pero, no tenía las llaves y no sabía conducir. Así que al final empecé a andar, pase de Yayo, abrí la puerta de la cafetería y fui hacia una de las mesas más alejadas. Yayose tomó su tiempo, entro y vino hacia donde yo estaba, se sentó enfrente mía. Mire la cafetería, era muy acogedora, las paredes eran de maderas, había parejas, amigos y alguna familia, pero sobretodo parejas... Era un sitio ni muy chico ni muy grande, me gusto, no me esperaba que Yayome trajera aun sitio así, no cuadraba con él. Estábamos sentados en unos asientos que en vez de ser sillas, eran unos sofás rojos que rodeaba la mitad de la mesa, que estaba pegada a la pared.

Me abrace a mí misma por el frio y mire a Yayo, él me estaba mirando, tenía las manos sobre la mesa entrelazadas. Volví a mirar a sus ojos, me miraban atentamente, fríamente, me dio otro escalofrió. La boca de Yayo era una línea recta... Nadie habló hasta que llego una camarera.

- Hola parejita ¿Qué queréis?- nos preguntó una mujer de 40 y muchos.

- No somos...-empecé a decir pero Yayome corto.

- Hola, yo quería un café y ella...- me miro.

- Un chocolate caliente, bien caliente- dije sonriendo.

- Perfecto- la mujer lo apunto y se fue.

Me frote mis brazos, tenía menos frio, pero seguía tendiendo. Yayo me miro y cuando se dio cuenta de que lo miraba empezó a hablar.

- ¿Y qué haces en esa escuela?- me pregunta, aunque en verdad no le importaba.

- Mis padres me han metido.

- ¿Por qué?

- Mira, sé que no te importa, así que deja de hacerte el interesado. No tendría que haber venido- lo último lo digo susurrando, pero Yayome oyó.

- No me hago el interesado, me interesa de verdad...- se calló unos segundos- Y si no quieres estar aquí, me lo hubieras dicho, ahora si nos vamos- dijo mirándome a los ojos.

¿Yo le interesaba? ¿Eh?

- No quería decir eso...- digo, me sentí culpable.

- Si lo querías decir, no mientas.

Me abrazo aún más a mí misma, ahora sí que desearía estar en mi cuarto. Bajo la mirada hasta la mesa, me subo las gafas que se me estaban cayendo y suspiro. Oigo como si Yayose moviera, perfecto, ahora se iría y me dejaría aquí sola, tendré que hacer autostop para que un camionero gordo y calvo pare y me lleve a la escuela, eso sí es bueno, si no, me violaría sin piedad, me secuestraria, me violaría cada noche y.... Deje de pensar eso cuando sentí un cuerpo a mi lado y un brazo sobre mis hombros. Dejo de abrazarme a mí misma y levanto la mirada, Yayoestaba a mi lado y tenía un brazo sobre mis hombros. Todo el frio se me fue de golpe, hasta sentí que mis mejillas se ponían rojas, aunque sabía que eso no era del calor, si no de la vergüenza que sentía. Mire a Yayo, me sonrió y entonces me arrepentí de lo que había dicho antes, no me arrepentía de estar aquí.


Besos donde no les da la luz *u*

Mundos Opuestos (YayoGutierrez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora