Capitulo 47

225 22 1
                                    

- No, pero no creo les haga mucha gracia al conductor- dije riendo.

Yayo aparto su mano de mi muslo y se separo un poquito de mí.

- Yayo –le llame.

- ¿Si nena?

- ¿Cuánto falta?- pregunte, me dolían las piernas de tanto autobús, los 15 minutos no habían sido suficiente.

- - Yayo miró por la ventana- No mucho.

- ¿Me da tiempo de pegar una cabezadita?- le mire a los ojos.

- - Me sonrió- Por supuesto. ¿Me das permiso para observarte mientras duermas?

- - me reí- Claro.

Entonces me acomode más en el hombro de Yayo. Habían pasado más de dos meses... No fueron nada fuera de lo normal, Nathan y Yayo intentaban no acercarse mucho, yo mantenía una relación de amistad con Nathan y seguía totalmente enamorada de Yayo. Busque su otra mano y se la agarre. Respire y el aire reboto de mi bufando a mis gafas y se me empañaron los cristales. Que asco de invierno, es broma, amo el invierno, amo el frío aunque no lo parezca. Bostece y me tape la boca corriendo. Tenía miedo de no gustarle a su madre... ¿Cómo me dijo que se llamaba? Empezaba por B...

- Yayo - dije tímida- ¿Cómo se llamaba?

- Barbara- me recordó riéndose.

- Gracias.

Yayo me apretujo más a él.

- No sabes cuanto te quiero- me susurro.

Mis mejillas se tiñeron de un leve rojo, no me acababa de acostumbrar.

- Yo también te quiero- dije sonriendo.

- Ya te dejo dormir.

Me empezó a mecer suavemente, mis parpados me pesaban.

- Ah, una cosa... cuando lleguemos, la semana que vamos a estar allí, te contare todo... te contare mi pasado.

Su voz empezó fuerte pero fue disminuyendo apenas escuche la última palabra, iba a asentirle con la cabeza pero se me cerraron los ojos.

Una habitación negra, pero las botellas de distintas bebidas alcohólicas estaban por el suelo, había una cama enorme en ella había 5 chicas desnudas, gritando, algunas tenían su feminidad sangrado, deduje que eran vírgenes. La habitación olía a tabaco y una bebida desconocida para mi olfato, normal, no suelo beber. También vi jeringas por el suelo y botes de pastillas, me daban ganas de vomitar. Un espejo apareció delante de mi, pegue un grito ahogador cuando me vi reflejada en él. Llevaba un top negro de látex, que parece un sujetador, una mini mini falda negra de látex, unas medias de rejillas negras, rotas. Unos tacones negro de plataforma, no llevaba gafas, mis uñas eran largas y también negras, en una de mis manos tenía un cigarro y en la otra una botella de whisky. Mis labios estaban pintados de un rojo demasiado fuerte y tenía un piercing en mi labio inferior y otro en mi nariz. Mis ojos estaban oscurecidos, no brillaban tanto como antes y tenía la ralla de abajo y de arriba negras, muy marcadas.

Di unos cuantos pasos hacia atrás asustada de mi misma, pero algo me lo evitó. Una mano en mi cintura y una cabeza en mi hombro izquierdo que me besaba el cuello. Me mire asustada al espejo y era la cabeza de Yayo. Él miro al espejo, luego miro toda la sala y luego volvió a mirar al espejo.

- Bienvenida a mi vida- dijo sonriendo.

Su voz no era tan dulce como recordaba, era una voz en la cual se notaba mucho dolor, sus ojos amarillos eran de un castaño oscuro. Me daba miedo este Yayo. Parpadee queriendo despertarme de este amargo sueño, pero nada, cuando abrí los ojos Yayo no estaba detrás de mi, lo busque, estaba en la cama, tocando a esas chicas. Me tape los ojos y aparecí en la cama, con Yayo encima de mi, penetrándome, su forma de hacerme el amor me daba asco, en una mano llevaba una botella de alcohol y con la otra me masajeaba mi seno izquierdo. ¿Esta era su vida? No me la imaginaba así, no, esta no podía ser su vida. Me tape los ojos negando lo que estaba pensando, Yayo me penetro fuertemente y chille.

- ¡___! ¡___!- oí una voz.

Me empezaron a mover y abrí los ojos. Yayo, mi Yayo estaba moviéndome la cara.

- ¿Estas bien cielo?- me susurro.

Asentí con la cabeza todavía asustada. Me estremecí y me acurruque en mi sillón.

- Eh, bebe ¿qué has soñado? – Yayo me acarició la cara.

Moví mi cabeza y la aparte de su mano. Unas cuantas lagrimas salieron de mi cara, me abalancé sobre los brazos de Yayo y empecé a llorar como un bebe, él me acariciaba la cabeza.

- ¿Una pesadilla?- me susurra con su tono de voz más dulce.

- Una pesadilla muy mala- dije recordándola.

Reprimí el llanto y me separe un poco de él. Lo mire a los ojos, tenían ese brillo de siempre, su voz sonaba dulce, melosa y dura, era su voz de siempre. Entonces me mire a mi, seguía teniendo mis jeans, mi abrigo, mis guantes, mi bufanda y mi gorro lo tenía Yayo en sus manos. Lo mire.

--   Yayo se rio- Te moviste mucho y se te callo- me lo dio.

Me avergoncé y lo cogí. Mire por la ventana, ya no era solo un paisaje nevado, se empezaban a ver pequeñas casa cubiertas de nieve, coches cubiertos de nieve y niños chicos corriendo y jugando por la acera.

- Falta poco –la voz de Yayo sonó en mi oído.

Gire mi cara, la sonrisa de Yayo aumentaba por minutos, las calles le empezaban a resultar conocidas.

-Muy poco- dijo emocionado.

Estaba empezando a ponerme nerviosa, Yayo seguía sonriendo, solo en pocos momentos sonreía tanto. Yayo agarro más fuerte su mano a mi cintura y entonces lo supuse, el bus paro y oímos como las puertas se abrían.

- Nuestra parada- me susurro Yayo.


NOTA: No se como rayos se llama su mamá y puse el primer nombre que se me ocurrió xd Solo quedan tres capítulos U.U


Besos donde no les da la luz *u*


Mundos Opuestos (YayoGutierrez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora