6. Una noche movidita

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Lucy se despertó algo sobresaltada, le había parecido oír la puerta de casa. Pero no podía ser. Estaba solo en su casa, su padre se había ido de cena de empresa y, seguramente, cogería la cogorza del siglo y terminaría llenado se a la casa de alguna secretaria que, de lo tan ebrio que estaba, se terminaría enrollando y, con suerte para él acostándose con ella. Hacia lo mismo siempre.

Así que Lucy estaría sola en su casa hasta, por lo menos, mañana a las 12:00 del medio día. Pero había oído la puerta, estaba segura.

Miro la hora en el móvil, las 00:00.

Se levantó de la cama y se dirigió hacia a fuera de la habitación, tenía que comprobar si lo que había oído era obra de su imaginación.

Comenzó a bajar las escaleras. Y cuando ya iba por la mitad, de repente, se chocó con algo. Llevaba viviendo allí desde que tenía 10 años, y no recordaba que hubiera ningún mueble allí situado. Empezó a palpar y se dio cuenta de que lo que estaba tocando era humano. Comenzaba a ponerse nerviosa

-¿Papá?- susurro muy bajito. No hubo respuesta. De Repente, unas manos, posiblemente venían de ese cuerpo, le agarraron por los brazos. Ya se disponía a gritar cuando una voz proveniente de ese cuerpo dijo:

- ¡eh! Tranquila, tranquila, soy yo - esa voz le resultaba extrañamente familiar-, Paul.

Era Paul, que había venido a verla por la noche. "¡Qué mono!" Pensó "viene a verme, ¡de noche!" Luego lo pensó más detenidamente y se dio cuenta de una pequeña cosa: ¿cómo había abierto la puerta? Pues esta estaba cerrada y tampoco recordaba haberle dado llaves.

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