22. Dulce Despedida

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Últimos Capitulos.

Miré mi habitación prácticamente vacía y sonreí por lo hermoso que todo se veía, ¡mi ida al paraíso empezaba!

Quizás no fuera literalmente un paraíso, pero era un lugar lejos de los Lukassiak, y a eso podía dársele la deducción de paraíso.

Cuando empiezo a recoger la última parte de la ropa que había en la cómoda junto a mis auriculares, pude sentir algo que no tenía aspecto de ser alguna prenda. Cuando saco toda la ropa de golpe veo la caja que había hecho para ocultar el diario de Fanny y Michael.

¡Mierda, el diario!— Pienso al instante cuando veo la caja del mismo.

Había escrito muy poco la última vez que lo había tocado y lo que había escrito no era lo que normalmente escribía, era como si hubiera escrito en él para salir del paso, como si ya no tuviera alguna razón para utilizarlo, pero quería creer que sólo había sido la nostalgia de alejarme de La Sra. Spong.

Sí, quizás solamente era eso.

Me decidí a buscarlo para poder escribir algunas páginas en mi cama, pero cuando voy a poner la fecha, dos golpes suaves en la puerta me interrumpen.

—Soy Payton, Trinity— escuché la dulce, pero hipócrita voz de mi pequeña hermana detrás. Suspiro con pesadez —¿Podemos pasar?

Pensé por un momento el hecho de que esta seria la última vez que viera a esos piojos y me daba algo de lástima. Aunque no fueran mis hermanos de sangre, igual los consideraba mis hermanos. Los había querido a pesar de todos los problemas que me provocaban, igual había llegado a pensar que eran mi familia. Suspiré y miré la puerta.

—Pueden pasar— dije con voz audible.

Al abrirse la puerta primero apareció la pequeña Payton con su cabello rubio, sus ojos azul claro y su pequeña sonrisa de inocencia que daba a entender otra cosa (todo esto provenía de Fanny), después aparece Susan, con cabellos oscuros, sus ojos miel y su cara de pocos amigos (todo esto provenía de Michael) y por último entró Charlie con sus cabellos esponjados, sus ojos de un negro marmoleado que siempre me habían parecido envidiables, y su sonrisa que a veces podía ser algo hipócrita (él era la mezcla perfecta de los antes nombrados)

—¿En qué puede servirles por última vez?— dije mirándolos fijamente y esperando que empezaran a decir cosas tajantes. Pero me sorprendí cuando a Payton se le cristalizan los ojos.

—¿A dónde irás? ¿Podremos visitarte alguna vez?— preguntó con la voz algo quebrada. Suspiré con lástima.

Podría haber sido una idiota conmigo, pero aún así Payton era una niña. Una pequeña que en algún momento había sido familia.

—Te dijimos que no, no la podremos visitar. Ni siquiera creo que lo quiera— respondió Susan justamente cuando iba a responder algo contrario. Vuelvo a abrir mi boca y Charlie me interrumpe.

—¿Qué no lo crees? Esta claro que Trinity no nos quiere en su vida, es decir, ¿para que se iría sino fuera por eso?— dijo con cierto dolor en sus palabras. Sin querer éstas habían sido un puñal también para mí.

—Enanos, ¿podrían prestarme atención un segundo?— pregunto tratando de evitar la tercera guerra mundial. Ellos me miran y al parecer recuerdan que estoy en la misma habitación que ellos —Respondiendo a tu pregunta Payton, no, no podré visitarles. No porque no quiera, es algo que tiene que ver con la ley— suspiro con pesadez y los miro —Y quiero que tengan claro ustedes dos— señalo a Susan y a Charlie —Que a pesar de todo problema, toda disputa y todo lo que hicieron en mi contra, sigo creyendo que son mis hermanos, por el simple hecho de que no soy rencorosa. Además, hemos tenido nuestros momentos tiernos que hacen vomitar arco iris— los tres rieron y yo sonreí —No habrán sido muchos o seguidos, pero los hemos tenido. Y sin importar que, eso es lo que recordaré de ustedes.

Diario de una Chica Solitaria. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora