12. El Monstruo

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17 de Junio del 2016

Diario de una Chica Solitaria:

Todo estos últimos días ha sido totalmente loco.

Sí hablamos de mis clases de piano, la Srta. Foissard dice que he avanzado tanto que debería asistir a un conservatorio para recibir clases especiales de piano. Aún no le he contado a nadie sobre ello, ni siquiera a la Sra Spong o al grupo.

Quizás lo haga en mi siguiente consulta, pero no prometo nada "Querido Diario".

Si hablamos de mi investigación hacia los "gobernantes del hogar", he leído los papeles que conseguí con detenimiento y lo que me llega a la mente, es que se trata de una adopción.

¿A quién de los cuatro habían adoptado? Aún no tengo idea, pero iré investigando poco a poco hasta saber de que se trata toda esa tortilla revuelta.

En fin, ya que te conte (o mejor dicho, escribí en tí) las últimas noticias, viene lo mejor.

Hoy quisiera compartir algo contigo, algo especial que espero aprecies, una idea que me vino hace poco.

Vengo a compartirte un poco de mi "talento de escritora" como dirían mis amigas.

Una historia que lleva tiempo en mi cabeza pero que en realidad no la veo como historia, sino como sinónimo de mi vida. Y aunque parezca exagerada como dicen muchos, pienso que podría sentirme identificada.

Te repito que solo es una idea, no es algo totalmente completo, pero ahí la iré puliendo.

En fin, esta historia se llama "El Monstruo"

"El laboratorio estaba frío, gris y sucio como siempre cuando los científicos Cynthia Müller y Trébol Dallas estaban haciendo de las suyas para crear, por primera vez en su historia, una criatura sobrenatural, excelsa y hermosa, y así poder hacer un museo de ciencias especialmente para personas con maestría en la creación de materia viviente, para personas que hacían robots-humanos, réplicas de animales mezclados, u otro tipo de materia que pudiera tener un estímulo de vida.

—¿Crees que lo logremos?— preguntó Trébol con algo de nerviosismo en su voz. Cynthia lo miró con repoche.

—¡Claro que lo haremos! Seremos los mejores creando este tipo de materia. Hemos hecho muchas pruebas y todo ha salido bien, ¿porqué dudas?— preguntó con intriga por la desconfianza de su compañero.

—Pienso que algo saldrá mal— dijo él más para sí mismo que para Cynthia.

Cynthia y Trébol eran como ella había dicho anteriormente, los mejores cuando se hablaba de este tipo de experimentos. Aunque nunca habían creado un experimento completo en sí, a ellos les encantaba jugar con la materia de muchas criaturas o crear las suyas propias con referencias de alguna que otra ley sobre materias diferentes. Puede que nunca hubieran creado literalmente la materia viva, ¿pero qué podría salir mal?

Tenían las esperanzas de que todo saldría bien desde un principio, todas sus teorías las habían evaluado otros científicos mayores que ellos, y decían que todo su experimento saldría perfecto. Ahora que casi llegaban al final, era extraño que Trébol tuviera dudas del experimento.

—Nada saldrá mal, ya verás— dijo ella acariciando su hombro para darle algo de apoyo.

Aparte de que eran compañeros, Cynthia y Trébol tenían una amistad casi invaluable, se apoyaban en los mejores y peores momentos. Cuando algo salía mal para uno, el otro estaba allí para levantarlo, cuando alguna teoría era terrible, allí estaba el otro diciéndole lo grande que era su inteligencia y que no debía dudar de sus habilidades.

Sí, eran realmente orgullosos. Esa es una de las razones por las cuales eran sólo ellos dos en su pequeño laboratorio gris.

—Vale, ¿te invito una hamburguesa? Me dio hambre— dijo Trébol sonriente, a lo que Cynthia sólo carcajeo.

—Tú siempre tienes hambre— dijo mientras se quitaba la bata junto con Trébol, y las ponían en las mesas.

Lo que ellos no sabían es que mientras ellos salían a comer, las moléculas de la materia que creaban se alteraron gracias al frío que hacia en el lugar. Cuando regresaron de su almuerzo se sorprendieron al mirar la horrible criatura de 5.40 metros, con una forma extraña de tigre en la cabeza y a la vez de oso en lo demás. Sus ojos eran verdes y sus pupilas en vez de ser negras eran rojas, su pelaje era marrón, sus orejas puntiagudas, y lo más extraño es que tenía una cola con pequeñas púas que si se veía de cerca, podía parecer letal.

Estaban totalmente indignados, asustados y arrepentidos por su terrible error.

Pero ya no había vuelta atrás.

No lograron crear una criatura sobrenatural, sino una especie diferente con sonrisa extraña y ojos macabros. No pudieron crear algo excelso, sino una criatura con forma de oso y cabeza de tigre. No consiguieron crear algo hermoso, crearon algo tenebroso, pero ese algo tenebroso tenía sentimientos y razonamiento. Ese algo tenebroso podría ser horroroso por fuera, pero por dentro tenía un corazón de carne y no un corazón disecado.

Después del tiempo, cuando notaron que no habían creado una especie hermosa como ellos querían sino un "error de laboratorio", y que para colmo no podían hacer nada para que desapareciera, decidieron llamarlo tal cual ellos pensaban que era.

"El monstruo".

Al pasar los años, Cynthia y Trébol si lograron abrir el museo de ciencias donde muchos científicos llegaban para pedir ayuda con sus experimentos y criaturas, ya que veían sus hermosas criaturas, las cuales habían hecho con más experiencia, y estaban orgullosos por todo lo que ellos solos habían logrado.

Todo era gracias a ellos.

Pero ellos no recordaban como habían empezado, como habían logrado crear su museo. Ellos no recordaban que el monstruo les había abierto las puertas para poder crear su vida, aunque hubiera sido un error, porque de los errores se aprende.

La parte más triste es que lo mantenian en cautiverio como castigo.

A diferencia de otros experimentos, el Monstruo sólo podía ser visto por personas sin conocimiento científico sobre la formación de materias, ¿porqué? El simple hecho de que a Cynthia y a Trébol les daba vergüenza, porque nadie sabía del monstruo, y nadie debía saber que así habían comenzado. Lo peor es que ellos nunca llegaron a saber que ese "Monstruo" verdaderamente tenía sentimientos como una persona, y llegaba a ser más sensible que ellos. Tampoco supieron que tenía razonamiento, como una persona, o un verdadero corazón, algo que quizás ni ellos tenían.

El pobre se sentía rechazado por sus creadores, celoso de los otros por su belleza, por su forma de ser, por la forma en que todos los veían a ellos y a él no, por la forma en que sus creadores trataban a los otros y a él no.

Él también merecía felicitaciones.

Una de las cosas que más le molestaba de él mismo es que cada vez que una persona se le acercaba, con su cola puntiaguda y extraña, él lograba herirlos inconscientemente, de manera insignificante, pero los hería. Esto logró que las pocas personas que lo veían interesante y amistoso se alejaran de él y no quisieran volver a visitarlo.

El monstruo estaba solo, quería que alguien lo notara, quería que alguien lo quisiera, al menos sus propios creadores, pero, ¿qué podía esperar?

Él era un monstruo."

Trinity.

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