23. Nuevo Hogar

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Últimos Capítulos.

Jugar con mis dedos era lo único que podía hacer desde que había llegado al aeropuerto. Uldrim y Raiven me habían dicho que el vuelo saldría a la 1:30pm, y en este instante eran las 12:00pm, ¿porque debía venirme casi dos horas antes del vuelo? ¡Era algo totalmente estresante!

Hacia ya más de media hora que me encontraba allí, sin nada que hacer, solo jugando a guerra de pulgares conmigo misma mientras miraba a algunos aviones despegar.

Me daba terror montarme en ellos.

Desde que tenía uso de razón, las alturas jamás habían sido lo mío. Es decir, amaba sentir el viento contra mi cara, pero desde lo alto de algún árbol me producía vértigos. 

"Señores pasajeros del Vuelo N°143 con destino a Dallas, por favor dirigirse a la zona de embarque"

Y esa maldita voz me tenía loca también desde que había llegado, tan amable y tan cordial. Me provocaba tirar mi zapato hacia la bocina para que dejara de sonar.

—Es estúpida esa voz, ¿cierto? A veces pienso que esas personas son un tanto empalagosas.

Volteó a ver quien me hablaba y me sorprendo al ver a un chico de tez blanca, cabello negro, ojos marrón claro y una sonrisa que podría derretir una barra de chocolate.

—Ehhh... ¿Te conozco?— pregunté tratando de que la voz no me fallará. Pero obviamente fui un total fracaso, ya que el chico solo carcajeó por mi actitud.

—Tranquila, no como gente— dijo con cierta gracia. Yo sólo pude reír nerviosamente por su respuesta —De conocernos de toda una vida no, pero si nos hemos visto, ¿no me recuerdas, Trinity?— me pregunta arqueando una ceja en forma divertida. Yo niego rápidamente.

—No te recuerdo para nada— digo con los nervios a flor de piel. Él vuelve a reír haciendo que mi piel se termine de erizar.

—Te daré una pista: Sra. Spong— dijo mirándome fijamente. Yo trato de detallarlo en mejor manera, niego nuevamente.

—Realmente no te recuerdo del consultorio— digo ahora con algo de curiosidad. ¿Quién era este?

—Mmm, veamos, segunda pista: Te sonreí una vez, estabas sentada viendo por la ventanilla del consultorio no se qué— dijo ahora intensificando su mirada. Algo me venía a la mente, pero estaba tan alborotada y desordenada que me era difícil recordar algo.

—Necesito otra pista— digo decidida en saber quien era el chico. Él me brinda una sonrisa mientras se quita su chaqueta, mostrarme algunas cicatrices. Mis ojos se ampliaron en gran manera.

—Tercera y última pista.

¡Era el chico del consultorio! ¡El que en cierta manera había marcado el comienzo de mi nueva vida! ¿Cómo carajos lo había dejado pasar?

—Dios, de verdad lamento haberte olvidado— dije avergonzada, a lo que él respondió con unas cuántas carcajadas.

—Tranquila, ni siquiera me presente esa vez, solo nos habíamos mirado. Además, he cambiado un poco desde aquella vez— dijo encogiéndose de hombros.

Y tenía razón, ya empezaba a recordar el atuendo que llevaba ese día, el cual era muy oscuro. Pero ahora se veía diferente porque en vez de toda una vestimenta negra, llevaba una camisa a cuadros roja con negro junto a una chaqueta marrón y un pantalón de jean gris. Y en vez del corte que le tapaba toda la cara, llevaba un corte que hacía que sus ojos café resaltaran un poco más. 

Diario de una Chica Solitaria. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora