24. ¡Nos veremos otro día, Chica Solitaria!

143 15 4
                                    

Maratón 1/3

Últimos Capítulos.

El vuelo a Seattle fue la mejor y peor pequeña gran tortura de mi vida, ¿porque razón? 

Primero, ocurrieron varias turbulencias que me volvieron loca.

Segundo, me daban vértigos horribles cada 3 minutos cuando miraba a la ventana (y eso que no estaba en lado de la ventana).

Y tercero, habíamos llegado mucho más tarde de lo calculado, haciendo que me pusiera algo ansiosa por el paso del tiempo innecesario.

Lo único bueno que había sacado del vuelo era que Alex me había tomado de la mano y tranquilizado en todo el transcurso del mismo (ya que casualmente nos tocó en la misma fila, "casualmente") y habíamos intercambiado nuestros números para poder estar en contacto y salir a dar "una vuelta amistosa" como había dicho Alex.

Estaba feliz de haberlo conocido, hacía mucho tiempo que no sentía una sonrisa tan sincera en mi vida, y si era totalmente sincera sabía que algo había empezado cuando nos dimos esa sonrisa en el consultorio de la Sra. Spong, algo que no noté porque todos mis problemas me tenían cegada, pero que él nunca me olvido.

Estaba bajando de unas escaleras eléctricas para llegar al área de los equipajes, cuando siento mi teléfono vibrar en mi bolsillo. Contesto al ver quien me llama.

—Trinity, ¿que tal? ¿Ya localizaste a los Amsburg?— preguntó Raiven con un tono animado. Miro las puertas de salida, y al no ver a nadie suspiro.

—Aún no los veo— escucho que bufa sin ánimo —Pero tranquila, apenas voy a recoger mi equipaje. Te mandaré un mensaje si aún no los consigo— digo ya entrando al área de equipajes.

—Esta bien, de todas formas los llamaré para preguntar si ya llegaron— dice para luego cortar.

A los 10 minutos que termino con el equipaje, me dirijo con mi celular en mano a el área de salida, mirando detenidamente varios carteles de bienvenida que le daban a los recién llegados.

Después de un rato pude visualizar un cartel en particular, de color rosa pastel, con letras cursivas que decía:

"Bienvenida a tu nuevo hogar, Trinity"

Me dirigí a paso normal viendo a quienes contenían el cartel. No me sorprendo al ver a una señora de unos 40 años de altura media, ojos café, cabello rubio y un conjunto bastante divertido para su edad junto a un señor de mayor estatura, ojos grises, cabello castaño y un conjunto más serio que el de la señora.

Cuando llego a ellos me miran con cierta intriga. Al parecer ellos tampoco sabían como era yo.

—Disculpen ¿ustedes son los Amsburg?— pregunté con algo de timidez. La señora me brindó una sonrisa muy tierna.

—Pues sí, somos nosotros, ¿tú eres Trinity?— me pregunta sosteniendo el cartel sonriente. Asiento y le respondo la sonrisa.

—Sí, eso dice en mi partida de nacimiento— digo a lo que ellos responden con una carcajada.

Cuando el Sr. Amsburg toma mis dos maletas, la Sra. Amsburg toma mi mano para dirigirnos a la salida del aeropuerto.

Diario de una Chica Solitaria. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora