Aquel día había llegado. Esa mañana en que su vida comenzaría a transcurrir junto a dos completos desconocidos. Siendo sincero consigo mismo Dylan seguía estando muy resentido con su madre, Valeri, lo suficiente como para llevar ya dos semanas sin dirigirle una palabra más allá de vagos gestos para responder una u otra cosa. Al principio se hizo evidente que dicha mujer puso grandes esfuerzos por remediar tan tensa situación, más no tardó mucho en sentir suficiente tan minúsculas respuestas. Inclusive seguía haciendo alarde del orgullo que sentía por haber criado por si sola a un hijo tan bueno. Dylan encontraba divertido ver a su madre esforzarse por sostener la mentira que ella misma había creado sobre ser una madre luchadora y entregada al cuidado de su único hijo, cuando la realidad distaba tanto, después de todo, Valeri era todo menos una madre afectuosa.
Guardando sus últimas pertenencias, pensó en como termino en tal situación. Dos semanas atrás, mientras disfrutaba una pacífica tarde distanciado del mundo, fue contactado por Valeri quien, si bien no solía involucrarlo en su vida privada, lo invito a cenar a un restaurante que él realmente encontraba agradable. En primera instancia no hubo motivos claros para dicha invitación, más tampoco razones para no acceder.
Quizás le sería presentado un nuevo novio, algo nada inusual, había estado con tantos hombres que contar perdió sentido.
Tal vez le anunciaría que se mudaría a alguna ciudad lejana, lo cual sería un lindo gesto, podría ser libre antes de tiempo.
De entre todas las posibles opciones que su mente pudo imaginar, recibió la noticia menos esperada y grotesca. Conocía a su madre, demasiado para su gusto propio, con toda una vida junto a ella, jamás podría creerle el hecho de haber encontrado alguien con quien quisiera iniciar una relación REAL sin buscar una satisfacción sexual o monetaria en ello. Durante aquella cena, creyendo haber escuchado mal, pidió a Valeri repetirle dos veces lo que le había dicho. Se mudarían a una nueva casa. Incluido el hecho de que su casa actual ya estaba en los últimos trámites de venta. Sin tiempo para digerir tal noticia, con una irritación atorada, se encontró pasando la última semana preparando sus cosas para tan indeseada mudanza.
Cerrando su mochila, dando una mirada a esa que por mucho tiempo fue su habitación, apenas escuchó la voz chillona de su madre llamarlo, supo que dicho lugar ya no le pertenecía. Recorriendo por última vez su hogar, cientos de recuerdos volvían a su mente, algunos más alegres que otros. Esa casa, de pequeño y sencillo aspecto, era algo más que una simple casa. Era el último vestigio existente del hombre a quien más aprecio y admiro—. Dylan, tesoro, tenemos que irnos —ignorando el llamado de su madre, admiro por última vez su hogar y tras dirigirse hacia el auto, ocupando el lado del copiloto, se colocó sus auriculares listó para no dirigir ni una palabra a su madre.
Durante el camino ninguno intercambio palabras, tampoco se hizo intentos por establecer comunicación o cualquier tipo de contacto. Con su música a alto volumen, Dylan se mantuvo distraído entre su teléfono y furtivas miradas al exterior. Por momentos notaba a Valeri mirarlo e intentar dirigirle alguna palabra, pero era casi seguro que desistía de ello debido a los auriculares que se mantenían cubriéndole los oídos.
El camino duro poco más de una hora, desde el momento en que salieron de la avenida principal su camino empezó a transitar por una zona residencial de amplias calles y grandes casas de dos plantas construidas sobre amplios terrenos. Tras unos diez minutos se detuvieron justo en una esquina, frente a una acogedora casa de color gris claro. En la puerta los estaban esperando el que debía ser el prometido de su madre, vestido con un traje grisáceo y al lado de este se encontraba un chico que parecía rondar la misma edad que Dylan, de aspecto sencillo, cabellos castaños y cuya cabeza se mantenía agachada. Apenas el auto se detuvo Valeri abandono el asiento del conductor, dejando incluso las llaves aun puestas. Tomándose su tiempo, Dylan tomo las llaves y alcanzo a su madre que comenzó a llamarlo con fingido afecto en su voz, cuyo tono se asemejaba al que utilizaba cuando buscaba seducir a quien la escuchara.
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¿Enamorado de mi hermanastro? (Yaoi) [FINALIZADA]
RomanceDylan y Kyle, dos chicos cuyas vidas han sido tan opuestas como lo son sus propias personalidades. Dylan posee un carácter tranquilo y que lo hace vivir su vida según sus propios deseos. Kyle de personalidad insegura y tímida, es fácilmente dominabl...