El mes de septiembre había llegado, y con él la primavera. El largo receso que nos habían dado había terminado. Yo no era de esos chicos que se lamentan tanto por empezar otro mes de escuela. Oía esos típicos comentarios de "Uh, mal. Comienzan las clases, ¡qué aburrido!" o "qué horrible, otra vez hay que volver al cole". Para mí no era así. Supongo que se debía al hecho de que me gustaba la escuela, y a que era mi último año. Solamente esperaba que acabara la secu para poder entrar a la facultad de arquitectura. Amaba la arquitectura, por eso decidí elegir esa carrera para cuando saliera de la secundaria.
Cuando entré a mi antiguo curso me encontré con mis viejos compañeros. Éramos una de las divisiones más numerosas del colegio. Primero estaban los del quinto segunda, luego los del cuarta y, finalmente, los del sexta, osea nosotros. También había que tener en cuenta que el curso mantenía un rígido orden grupal. Me explico mejor: por un lado estaban las chicas "mucho cuerpo, poco cerebro", las que se creían superiores a todos; después estaban los gamers, a los cuales podías recurrir si querías un juego o si querías saber cómo superar un nivel difícil; también estaban los chicos computers, que sabían tanto sobre computadoras como los gamers sobre videojuegos. Después estaban los intelectuales que sabían de más, que se pasaban todo el tiempo estudiando para una prueba que quizás tomaban después de un par de semanas. Finalmente estábamos los chicos comunes, los que obteníamos buenas y malas notas, los que sabíamos sobre computadoras aunque no demasiado, y los que no nos preocupábamos por el color de nuestro cabello ni hacíamos un drama por quién nos dejaba por otro/a.
Al sentarme junto a mi mejor amigo, Valentín, chocamos las manos y seguidamente los puños. Saqué una hoja para usarla de borrador, esperando a que el nuevo profesor de Gramática y literatura se presentara. La profesora anterior ya estaba demasiado vieja, así que se había jubilado. Para mí era bueno, porque con ella no había aprendido casi nada. Esperaba que con este profesor las cosas fueran distintas.
-Bien chicos, yo soy Gustavo Laméz y voy a ser su nuevo profesor-agarró una de las tizas que estaban sobre el escritorio y garabateó en el pizarrón.
GRAMÁTICA Y LITERATURA: DEFINICIÓN.
-Supongo que han visto algo con la profe anterior, así que ¿alguien puede decirme qué significa Gramática o Literatura?, ¿o pueden hacerse una idea sobre de qué se trata?
La clase estaba silenciosa. Típico en todos nosotros cuando volvíamos después de un mes sin hacer nada.
-¿Alguien?-y entonces un chico de los intelectuales levantó la mano.
-La gramática es una ciencia que estudia el lenguaje, su estructura, cómo se usa y eso. Y la literatura es la teoría de las composiciones literarias.
-Excelente definición-y el profesor volvió a escribir en el pizarrón
GRAMÁTICA: CIENCIA QUE ESTUDIA EL LENGUAJE.
+
LITERATURA: TEORÍA DE COMP. LITERARIAS.
-¿Por qué piensan ustedes que estudiamos las dos cosas a la vez?
El intelectual volvió a levantar la mano.
-Porque la gramática nos permite comprender el lenguaje de las obras literarias.
-Excelente.
Sonó el timbre y nos pusimos de pie para salir afuera.
-Chicos, nos vemos la próxima clase. No falten porque vamos a comenzar con análisis de obras literarias. Chau
Estaba con las chicas y los chicos en el patio. El rocío del césped me mojaba los zapatos. Me preguntaba cómo hacían las chicas para no helarse cuando usaban faldas. Y más aún las huecas, que traían la falda más corta de lo permitido. Era raro.
***
Caminaba por el pasillo en dirección a la librería de la escuela. Mis manos estaban cargadas con los dos grandes libros a los que debía sacarles fotocopia. Mi mente estaba tan distraída que choqué con alguien y caí al piso. Me puse rojo de la vergüenza al notar que era una chica, e incluso era una chica de cuarto año. Su pelo era castaño y sus ojos eran de un hermoso color celeste. Dejé los libros en el suelo y le ofrecí mi mano para ayudarla a levantarse. La aceptó sin problema. Se podría decir que no pude descifrar su expresión. No sabía si estaba triste o si me iba a mandar a la mierda.
-¿Estás bien?-pregunté-. Perdón, fue mi culpa.
-Sí, estoy bien.-Se me quedó mirando unos segundos-Disculpa, ¿no te conozco de algún lado?
En una centésima de segundo repasé la lista de la gente que conozco o que acababa de conocer en el mes de receso.
-No, creo que no-. Ella me miró dubitativa.
-Siento que te he visto.-Yo sólo me dediqué a reír-. Bueno, como sea, me tengo que ir. Bye
Estaba a punto de despedirme, cuando una duda hizo clic en mi mente.
-¿Cuál es tu nombre?-Me miró con una expresión de confusión.
-Camila, ¿y el tuyo?
-Martín-respondí-. Un placer conocerte Camila.
-Igualmente, Martín.-Nos quedamos en silencio, pero por unos segundos-. ¿Tenés face, Martín?
Osea, era insólito el hecho de que apenas nos conocíamos-bué, si el hecho de cruzar unas cuantas palabras es conocerse- ya me pedía mi Facebook
-Emm...sí, es Martín Camper-. Oh, oh. De seguro ella se reiría de mi horrible y tonto apellido. Desde la primaria que me venían jodiendo. Camper no es para nada común. Por ese hecho la gente se burla. Esperé a que ella también lo hiciera, pero eso no sucedió. Solamente sacó una birome y anotó algo en su mano.
-Camper, ok. Te mando la solicitud. Ahora sí, bye.
-Nos vemos.
Esa misma tarde abrí mi cuenta de Facebook y noté el inconfundible punto rojo sobre el ícono de las solicitudes. Hice click sobre él y se abrió la página que decía:
Cami Gólvez
Aceptar/ Ignorar
¡Gólvez! Ese apellido no se me hacía común. Era tan raro como el mío.
Click en Aceptar y ya somos amigos virtuales. Click y todo cambió.
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1000 Whatsapps y después te amo
RomanceMartín Camper nunca imaginó que él llegaría a ser parte de las personas que se enamoran a través de internet. Cuando conoce a Camila Gólvez, su vida da un giro total, llevándolo a formar una historia de amor con Camila tan, pero tan fuerte que ni el...