Llueve amaneciendo tarde.
Diciéndole a los nubarrones llorosos que son feos,
dejas que las lágrimas inunden tus ojos, formando así parte del drama.
Cero carcajadas salidas de tu boca,
consumida por la cocaína,
intentando abandonar tu cuerpo,
dejando que el alma se te escape de las manos.
Rezando un poco para entrar en el cielo.
Sus ojos azules yacían sin vida en su rostro, ella caminaba de un lado a otro, sin rumbo fijo,
intentando averiguar quién era.
Queriendo ser sombra, aunque ya lo era desde hace mucho.
Volvió a llorar, lloró como sonrisas de bebé, su mente parecía liberada, había roto las cadenas.
Se volvió mariposa, pero quemó sus alas a cambio de un cuarto de cocaína, murió de sobredosis, creo.